ACERCAMIENTO AL CUENTO LITERARIO O NARRATIVA BREVE EN ESPAÑA, por Nicolás del Hierro, escritor y poeta

Acercamiento al cuento literario o narrativa breve en España

Nicolás del Hierro

francisco garcia pavon

Hace aproximadamente cincuenta y cinco años, concretamente en el 1959, uno de los más destacados escritores de narrativa breve que diera nuestro tiempo, y principalmente nuestra tierra manchega, Francisco García Pavón, publicaba un artículo donde afirmaba  que “pocas veces a lo largo de nuestra historia literaria ha existido un género tan primoroso y pluralmente cultivado, a la vez que tan brutalmente despreciado como el cuento español de esta hora”.

pavonGarcía Pavón aseveraba tal alegato mientras se ejercía el quehacer de la mejor generación o grupo que haya cultivado nunca su trabajo dentro de la narrativa breve en España. Podíamos hablar de que estaban en plena efervescencia los Aldecoa, el propio García Pavón, los Sueiro, los Prieto, Perailes, Medardo Fraile, los Ferrer Vidal, Martínez Mena o Rodrigo Rubio, por citar algunos. Y si entonces, con estos y otros que omitimos, en aquella hora de centelleo, era el cuento “brutalmente despreciado”, ¿qué podemos pensar en momentos actuales cuando sigue recibiendo hostilidades casi idénticas?

Hemos leído en algún tratado que el origen del cuento surge aun antes que el de la propia novela. Si ello es así, y teóricamente estoy en tal razonamiento, quizá fuera por la necesidad expresiva que el humano tenía de hacerse entender, incluso de difundir el ya culto o social entretenimiento. De ahí la brevedad y el esparcimiento que alcanzaría en su modo oral. Pero, incluso cuando tales estudiosos y otros similares investigadores de la narrativa breve hayan afirmado que desciende de la novela, lo que sin duda resulta cierto es que está mucho más cerca de la expresión y la síntesis poética que de ningún otro género literario. Si analizamos su vocabulario, el ejercicio gramatical, la captación del tema y la formación sintáctica que promueven los esquemas, poco o nada desmentirían nuestro punto de vista. Cierto que la palabra surge cada cual por un sendero diferente, pero el conjunto ambiental de uno y otra no distan demasiado.

l.adios-cordera-y-otros-cuentos- el-decameron-giovanni-boccaccioPartiendo de que el estilo –si lo hay personificado- se origina en cada escritor, es natural que aquí, como cualquier ejemplo que busquemos en un colectivo, podamos encontrar diversos modos de abordarlo a lo largo de su historia.

Ateniéndonos principalmente a nuestro idioma castellano, podríamos citar como niveles superiores y de origen, al Infante don Juan Manuel (Escalona, 1282-1347). Aunque soldado y dominador de las armas de guerra, su cuna, educación y afinidad, le posibilitaron ser docto en letras clásicas, principalmente en las obras de escritores orientales y sarracenos. Su ejemplo principal es el “Libro de Patronio o El conde Lucanor” (1328-1334), conocido también como “El libro de los exemplos”. Son unos cincuenta cuentos o apólogos que ofrece Patronio al conde Lucanor para responder a sus preguntas como preceptor del mismo. Parten de una inspiración árabe, desde la popularidad de aquel tiempo, y son el más firme ejemplo de nuestra primera narrativa breve, adelantándose incluso fuera de nuestras fronteras (13 años) al “Decamerón” de Boccaccio, y fue en Castilla lo que las “Mil y una noches” en el mundo oriental.

Quizá tendríamos que diferenciar entre uno y otros la diversidad de intenciones y planteamientos temáticos, incluso cómo los dos primeros volúmenes parten de la concepción personal, aun cuando se apoyen en situaciones y ambientes colectivos, en tanto que las “Mil y una noches” lo integra una compilación de orientalismo popular que emerge de tradiciones persas, indias y, sobre todo, árabes.

4cunetos de marineda 2-elconde lucanorEl siglo XIX, ya dando entrada al XX en algunos de sus casos, le daría también a España una dignísima representación de escritores en la narrativa breve; tanto que, aun siendo todos ellos grandes novelistas, harían del cuento numerosos ejemplos que ya son imperecederos. Bastaría citar, entre otros nombres y títulos, a Leopoldo Alas “Clarín” (1833-1891), con “Adiós, Cordera”; Pedro Antonio de Alarcón (1852-1921), en su narración “El clavo”; a Juan Valera (1824-1815), acercándose a Voltaire con sus cuentos filosóficos, tales como “Parsonde” o “La buena fama”, y a doña Emilia Pardo Bazán, con su libro “Cuentos de Marineda”.

Tanto en la relación de principio, aquella que desde mediados el siglo XX llegaría en algunos ejemplos a la actualidad, como ésta de final, larga resultaría la nómina y cuantiosos los títulos a poder reseñar; pero estamos considerando solo un acercamiento al cuento literario español para un posible estudio posterior más amplio o lanzando una idea que alguien, con más tiempo y posibilidades, pudiera aprovechar en investigación y estudio. Tres son mis espacios inscritos, tres lapsos concretos, pero varios más palpitan y encontrarse pueden. Nóminas de jóvenes hay ahora mismo ejerciendo, que a otros mimetizados García Pavón pudieran hacer escribir la referencia de abandono en que se encuentra el cuento o relato breve en España. Como en otras manifestaciones de la literatura y del arte, no estaría de más investigar un poco el porqué de sus desamparos.

 

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