MOLINOS DE LA MANCHA, ORACIÓN DE PIEDRA EN EL PAISAJE, por Natividad Cepeda

La Mancha es tierra de soledad. Soledad sin excusas ni pretextos. Es la tercera comunidad mayor de España  y   también una tierra despoblada.  No deshabitada; pues la plenitud  de la que se nutre la hace sencillamente única.

Los castellanos de esta tierra manchega, solemos conocer el horizonte como la palma de nuestra mano. Somos todos, sin excepción,  huéspedes del crepúsculo. El crepúsculo es el camino de la muerte del día, y ante su vacío mágico y osado nos rendimos, cuando desde las montañas lejanas y azules el color escarlata del cielo nos envuelve en su luz.

Los manchegos amamos esta tierra con terquedad, creo que hasta con aspereza, pues a todos nosotros nos cuesta acariciar con ternura su costra y su raíz. 

Nosotros, todos, recontamos las lindes de los pueblos, a ciencia cierta y certera, pregonamos, que nuestro lugar es el mejor, el único, el impoluto, el más antiguo, donde la sangre es más veraz, más vieja, más manchega…  Si se nos brinda la ocasión discutimos por los orígenes mitológicos del lugar, olvidando que desde siglos atrás, esta tierra de Dios, es de todos.  De todo el que ha llegado aquí y se ha quedado amarrado a su luz, a su sed y a su  piel. 


Esa piel de tierra en la que nos fundimos, llamándonos con nombres diferentes  de pueblos y parajes, pero al cabo y al fin, tierra manchega, hermosa y dura, alta y distante con memoria de milenios en sus entrañas por donde todos vamos y venimos desde antaño.

La Mancha es hermética, la han desmantelado tantas veces que no confía ni en sus propios hijos. Hemos renacido demasiadas veces debajo de nuestros escombros sin ayuda de nadie. Somos legítimos habitantes de la soledad, del desamparo y del reducto último del horizonte, quizás por esa causa somos desconfiados. Pero todos conformamos este paisaje y a él pertenecemos.

Pertenecemos desde lo más elemental, desde lo más diverso…molinos, ríos, valles, motas, grutas, caminos, heredad, castillos, monte, laguna, municipios, semántica, folclore, tradición… Son tantas cosas las que habría que puntualizar para empezar a andar unidos sin resquemores. Tantas las ocasiones que por tener espíritu de tribu hemos tirado todo por la borda de la estupidez. Siempre nos peleamos inútilmente. Miguel de Cervantes que recorrió esta tierra y se enamoró de ella, nos privó de muchos nombres de pueblos y lugares.

Cervantes y La Mancha, La Mancha y sus molinos, sus pueblos molineros carcomiéndose la testarudez de demostrar que uno, y no todos, son pueblos y molinos cervantinos.

He visto la luz primera en Tomelloso, y en él,  no he conocido molinos de viento. Domingo Alberca, criptanense con alma de aspas de molino, soñador y artesano que construye molinos de piedra y de madera desde los despojos del abandono de la historia; una noche de invierno llegó hasta mi casa y me contó que aquí, en Tomelloso, hubo en tiempos cuatro molinos de viento. Él tenía los documentos que lo atestiguaban. Me dijo los nombres de las calles donde en las pequeñas alturas de mi pueblo se construyeron aquellos molinos. Me emocionó escucharlo y saber que también aquí, las aspas del molino habían batido al viento. 

El azar ha querido dejar constancia en las sierras manchegas de esos vigías blancos que se elevan por encima de los pueblos,  de las carreteras y autovías, desnudos en su entorno ascético: molinos de La Mancha, refugio de los sueños de los pueblos molineros tan cerca de su historia y de su vida. 

El legado de Miguel de Cervantes es un legado de universalidad. La universalidad hoy se  llama globalización;  y en nuestro mundo desigual y convulso los molinos manchegos junto con sus pueblos, tienen la ineludible obligación de ser una referencia de paz y de cultura universal. No entiendo, ni comparto, ni apruebo la continua pelea de un pueblo sobre otro.

Los pueblos molineros deberían ser modelos de ciudadanía equilibrada, donde la cultura y la economía, crearan un itinerario atrayente para esos millones de personas que  viajan hasta la Mancha en busca de un ideal.

Don Quijote de la Mancha es un antihéroe que cabalga en el tiempo sin tiempo definido. Es el mito que nos comunica con todos los habitantes de nuestro planeta a través de la tecnología de internet, que impulsan las agencias de viajes porque les reporta beneficios. Un mito carente de   fronteras porque su magia ha roto cualquier barrera política y geográfica. Es el mito que hace a los pueblos molineros depositarios de la fuerza telúrica del gigante de piedra, la torre encantada que queremos conquistar, el barco de vela anclado en el mar de la llanura manchega que se alía con los vientos para girar con ellos en busca de un mundo mejor.

Los molinos de nuestros pueblos son los semáforos de un ayer que nos unen al presente, y por esa razón hay que regular sus visitas, trazar una ruta compartida para recorrerlos y conocer los balcones manchegos a los que se asoman. Para eso hay que desechar viejas rencillas, dejar de ser estrechos de miras en los planteamientos turísticos, y abrir el tránsito a cuantos viajeros llegan desde puntos lejanos en busca  del milagro del ingenioso hidalgo manchego.

Todos nosotros deberíamos ser impulsores y defensores de nuestro patrimonio. Un patrimonio rico y variado tan desconocido y despreciado. Deberíamos tomar conciencia de nuestra ecología, de nuestros monumentos, de nuestra historia y de ese devenir que nos aguarda. Deberíamos conocer nuestros derechos por ser habitantes de una región natural tan bellísima que aún hoy, no se ha empezado a cuestionar su defensa ni en lo más primordial.

Los pueblos, nuestros pueblos, tienen un sello inconfundible  de singularidad. Llegar a Campo de Criptana es penetrar en los indicios  del misterio desde la matriz de la sierra y sus molinos, añil y  cal envolviendo a la tarde.

Viajar hasta Mota del Cuervo y recorrerla es convocar la madre tierra, y al pájaro sagrado remoto y ancestral planeando sobre vientos… Sobre la torre del molino y el legado de su nombre.

¿Qué tierra tan inconsciente es la nuestra que se transfigura en Consuegra?   Desde la autovía N. IV de pronto se ven los molinos, con el telón de fondo del castillo, sus contornos se enredan en la mirada, nos asaltan delirios de grandeza, muchedumbres de otros siglos nos miran, o acaso somos nosotros los que buscamos en sus calles nuestros adentros. ¿Quien lo sabe? Y hay molinos en Alcázar de San Juan semejantes a un recuerdo con la complicidad de lo que fue y ya no son. Y también hay un molino de amor y de poesía  en Munera, con su rito de sol en pleno julio. El molino quemado de Belmonte le pregunta a Fray Luis de León por esos modernos inquisidores, y el santo, pobrecito, argumenta que lo mejor será pedir a Don Quijote que los busque y desfaza ese agravio… 

Molinos desgajados en lo alto de pequeños montículos, rotos, a los que se les cae piedra a piedra el esqueleto de su historia. Molinos, vuelo de luz a la intemperie de La Mancha, con las costras de la muerte en sus paredes.

Molinos que, apenas son una ráfaga de ternura, que de inmediato nos acelera la sangre por lo que significaron y lo que son.  ¿Si Don Quijote y Sancho Panza no recorrieran los caminos manchegos y discreparan sobre si son gigantes o molinos, a los molinos que quedan en píe los defenderían los pueblos molineros?

Si Miguel de Cervantes aventurero, soñador, manco y pobre escritor no los hubiera incluido en su universal obra, es muy posible que a estas alturas de nuestra historia,  nadie, se pelearía por su  epopeya. Pero escribió de ellos, los miró, y amó cada palmo de su altura. Abrió camino para los que de él, hicieron su vivir, no nombró a ningún pueblo, no fijó fronteras. Mancha tierra de molinos, cuna del mejor Caballero y la más bella Emperatriz, donde el vulgo es sabio y sentencia con refranes y no quiere problemas porque siempre habrá malandrines cruzando las veredas.

PANORÁMICA DE MOLINOS

Molinos de La Mancha, oración de piedra alzada en nuestra geografía, contemplaros es apoyar nuestra esperanza en el futuro incierto, a pesar del nuevo orden mundial.  A pesar de esos extraños paraísos financieros. A pesar del terror manipulado y la mercancía humana de la emigración…  A pesar, de no entenderse entre sí, los pueblos molineros,  y olvidar que para cobrar peaje hay que ofrecer itinerario, posada y desarrollo, dentro de esta soledad privilegiada por donde todavía,  Don Quijote, cabalga a lomos de Rocinante seguido de Sancho Panza en su jumento, sin otro almanaque, que el refugio de un libro y la luz seductora del horizonte de un atardecer cualquiera por  los costados peregrinos de La Mancha.  

Molinos de Consuegra en el Cerro del «Tío Calderico». Bajo las murallas del castillo del fondo, murió el hijo del Cid, Rodrigo




DESASTRE DE ANNUAL, por Alfredo Pastor Ugena, Catedrático de Historia

LEGIONARIOS  COMBATIENDO, 

“(…)Verano del 21.Trágico itinerario marcado con sangre sobre la tierra de Marruecos: Nador, Zeluán, Monte Arruit, Igueriben, Annual…Desde aquí , desde España- corridas de toros, funciones Patrióticas, pasodobles militares- marchan al otro lado del mar los batallones. Rutas de gloria y de la muerte. El sol africano recorta netamente sobre el cálido suelo las siluetas de nuestros soldados. De aquellas horas en que la gloria se iba borrando dolorosamente de un cáñamo de sangre, el eco llegaba a España en forma de noticia que desde las pizarras de los diarios llamaban a la muchedumbre con su clarín de drama. Guerra, pasodoble, sol. Aquel verano del veintiuno (…)”

                         ( Nuevo Mundo. Número Extra. De Annual a las constituyentes de la República, 1931)

El desastre del 98 puso fin al imperialismo español, en el momento en el que el moderno expansionismo colonialista de las potencias capitalistas industriales estaba en su apogeo.

El Imperio Marroquí atrajo las miradas de  estas potencias europeas, desde finales del siglo XIX. Su situación estratégica y el hecho de constituir uno de los últimos territorios “colonizables” del continente africano alimentaron el apetito imperialista de Francia, Gran Bretaña y Alemania en el Mediterráneo Occidental. Éste se vio flanqueado por los intereses de otras potencias menores como Italia o España

Tras el reparto de la mayor parte de África, el territorio de lo que hoy es Marruecos era una de las pocas regiones por repartir en el continente. Este hecho provocó importantes tensiones internacionales que están en el origen del camino que llevó a la Primera Guerra Mundial.

En la Conferencia de Algeciras en 1906  se acordó el reparto de Marruecos entre Francia, que se quedó la mayor parte del territorio, y España, que se apoderó de la montañosa franja norte del país: el Rif  Muy pronto aparecieron los conflictos con los indígenas Las cábilas de esta zona se agruparían bajo el liderazgo de Abd-el-Krim. El ejército español, mal pertrechado y dirigido, sufrió importantes reveses desde un principio. El desastre del Barranco del Lobo(el 27 de julio de 1909) cerca de Melilla, fue un trágico ejemplo, donde las tropas españolas fueron vencidas por los rifeños. Recordemos que este suceso ocasionó , a su vez ,los de la Semana Trágica en Barcelona .

, El general Berenguer estuvo, en Marruecos, al frente de un ejército mal preparado y equipado. En él destacaban los Regulares, tropas indígenas, y la Legión, fundada por Franco y Millán Astray , en 1920, a imagen de la Legión extranjera francesa.

Tras el acuerdo posterior franco-español (1912), se divide el norte de Marruecos en dos zonas de “protectorado”: la francesa, de unos 400.000 kms cuadrados, y la española-desde el río Mulaya al Mediterráneo– de unos 32.000 kms cuadrados. Más de la mitad de ese espacio lo ocupa el Atlas y sus estribaciones, con alturas considerables. En 1921 menos de la mitad de este territorio asignado a España estaba efectivamente controlado.

 El influjo de África en la vida española del primer tercio del siglo XX es extraordinariamente importante. Esta influencia adquiere su máxima intensidad por los años que corren entre el fin de la Primera Guerra Mundial (1.919) y el advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera (1.923). Planteando, ante todo, un problema militar: el de la ocupación efectiva de la zona del Protectorado adjudicada a España.

Entre la zona occidental (comandancia de Ceuta, controlada por el Alto Comisario, el general Dámaso Berenguer) y la oriental (comandancia de Melilla, al frente de la cual se encontraba el general Manuel Fernández Silvestre), se extiende el territorio del Rif agreste e indómito, lo cual dificultaba, tanto por la naturaleza del terreno, como por la belicosidad de sus habitantes, el control de dicha franja, limitada al norte por el Mediterráneo y al sur por la zona del protectorado francés.

Los hermanos Krim, ellos fueron los responsables directos del levantamiento indígena contra los españoles en el área del Rif y, con su innegable capacidad táctica, los llevaron prácticamente a abandonar todos los territorios que habían conquistado desde 1909 hasta tenerse que refugiar en Melilla -que hubiera podido caer a poco que los rifeños se hubieran propuesto-.

Prevalece el criterio de la ocupación efectiva del Protectorado asignado ,a pesar de la oposición de líderes obreros y republicanos, e incluso del general Primo de Rivera, quienes ven inadmisible que esa ocupación justificara el enorme esfuerzo militar, humano y económico que se debía de hacer.

El 12 de febrero de 1920 el general  Fernández Silvestre tomo posesión del cargo de Comandante General de Melilla. Con la idea de llegar hasta la bahía de Alhucemas- centro de operaciones de las tribus rifeñas más belicosas, en enero de 1921- empezó el avance para acabar con la resistencia existente. La empresa era arriesgada, ya que los soldados españoles, en su mayoría procedentes de reclutas forzosas, estaban poco entrenados, mal pagados y alimentados, pésimamente armados y peor calzados (abarcas y alpargatas), se desmoralizaban enseguida y tenían verdadero pavor a los rifeños.

Mariano Ugena Laredo (1900-1986) fue un soldado de tropa, reclutado a sus veintiún años con destino a Melilla. Condecorado por su participación en Monte Arruit, cuyo asedio por los rifeños duró diez días, fue uno de los pocos que escaparon con vida de aquel infierno-junto al general Navarro- donde se refugiaron 3.017 hombres. En Monte Arruit lucharon los soldados sin agua. La sed torturó a los sitiados, primero bebieron el jugo de las latas de conserva, después la tinta de los escribientes, y finalmente la propia orina en la que disolvían azúcar y refrescaban al relente de la noche.

Sin embargo, entre mayo de 1920 y junio de 1921, el general Silvestre –militar impulsivo, valeroso, quizás animado personalmente por el Rey, y deficientemente controlado por el Alto Comisario general Berenguer- aborda la empresa de adentrarse en el Rif con más entusiasmo que prudencia y preparación técnica. Protagonizó un espectacular progreso: avanzó 130 kilómetros sobre esa zona (hasta Buy Meyan y Annual)con un total de 24 operaciones, estableciendo 46 nuevas posiciones sin apenas sufrir bajas. Todos en España creían que por fin se alcanzaría la bahía de Alhucemas y finalizaría la sangría de Marruecos.

En Mayo de 1.921, nadie hubiera podido predecir la hecatombe que se iba a cernir sobre el ejército español en Marruecos tan sólo dos meses después.. La Comandancia Militar de Melilla disponía de unos 25.700 efectivos Estos, que en principio, pudieran parecer suficientes para someter el territorio, en la práctica constituían “un cuerpo enfermo”, que adolecía de graves carencias, tanto de índole militar, como administrativas y políticas.

El ejército se hallaba disperso en un total de ciento cuarenta y cuatro posiciones, los blocaos, la mayoría de los cuales se encontraban guarnecidos por un total de entre doce y veinte hombres. Aunque algunas posiciones como Batel, Dar Drius, Buy Mellan o Annual, sobrepasaban los ochocientos. La ubicación de los blocaos era inapropiada, se construían, atendiendo a criterios políticos y no militares. Otras veces serán los propios nativos quienes soliciten y obtengan la creación de un blocao en el lugar por ellos designado, alegando la necesidad de protección frente a otras cábilas (tribus) no afectas a la causa española.

En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal planificada dirigida por el general Fernández Silvestre. Éste había sido designado como responsable de controlar la zona. Decidió adentrarse en el Rif melillense sin proteger suficientemente la retaguardia y las provisiones de sus tropas. Así el líder de las cábilas Abd-el-Krim ataca por sorpresa las tropas españolas causando la muerte de unos 13000 soldados incluido el propio general. La prensa española recogió este desastre desatando la crispación entre la opinión pública.

 

Defensores de Nador, Guardia Civil. Durante el curso de la Guerra de África de 1921 y después del llamado Desastre de Annual, todo el frente español en el Rif se disolvió rápidamente. La cercana ciudad de Nador -cercana a Melilla- fue defendida, entre otros, por miembros de la Guardia Civil.
Los defensores tuvieron que acabar capitulando una vez que se les acabaron las municiones y los víveres. Los moros prometieron respetar sus vidas y esta vez cumplieron con su palabra.

Los choques con las cábilas rifeñas concluyeron con una retirada desordenada, produciéndose la masacre  de las tropas españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que tuvo lugar el  22 de julio de 1921  Fue una grave derrota militar española ante los rifeños comandados por el citado Abd el-Krim, que supuso una redefinición de la política colonial de España en la Guerra del Rif. Desde el punto de vista militar, la catástrofe sobreviene cuando las posiciones de Igueriben, Annual y Monte Arruit- escalonadas entre el corazón del Rif y Melilla– van siendo cercadas y conquistadas por los nativos La misma Melilla llegó a estar en peligro, salvándose gracias a los refuerzos llegados de Ceuta al mando del general Sanjurjo.

El desastre de Annual provocó una terrible impresión en una opinión pública contraria a la guerra. Hubo grandes protestas en el país y los republicanos y socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos.

El conflicto marroquí contribuyó a acelerar la caída del régimen político de la Restauración. La humillante derrota sufrida por el Ejército español en Annual causó un enorme impacto en la sociedad de la época, contraria a la nueva aventura colonial, produciendo una grave crisis en la política española, que culminó con el pronunciamiento del general Primo de Rivera en septiembre de 1923. La presión de la opinión pública llevó a la formación de una comisión militar que investigara sobre los acontecimientos. Su resultado fue “el Expediente Picasso”, informe redactado por el General de División Juan Picasso. Pese a las trabas que le pusieron las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y altos cargos del gobierno y el ejército, el expediente ponía en evidencia enormes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África.

Las noticias del desastre de Annual conmovieron a la opinión pública española. El gobierno de Allendesalazar dimitió el  3 de agosto de 1921 siendo sustituido por Antonio Maura, en una situación de crisis y desmoralización excepcional. Este “gobierno de concentración”se mantuvo sólo unos meses, entre 1.921 y 1.922, debido al desastre de Marruecos.