HISPANOAMÉRICA, IBEROAMÉRICA, LATINOAMÉRICA, por Almudena Mestre
¿Qué comparten América del Sur y América del Norte? Se podría decir que América del Sur o América Latina tal y como se la denominó en el S.XVIII comparte con América del Norte lo “nuevo” por parte de los europeos del descubrimiento y de los conquistadores. [1]
Vamos a detenernos un poco en aquilatar conceptos a veces muy ambiguos que a simple vista, parecen los mismos.
El concepto
El término “Hispanoamérica” hace referencia a los países de América que solo tienen el español como lengua oficial, mientras que el término “Latinoamérica,” denomina al conjunto de países americanos donde se hablan lenguas derivadas del latín, es decir, el español, portugués y francés. Esta forma es la preferida y de uso tradicional en esos países americanos, para diferenciarse de los países del continente de habla inglesa. Al hablar de “Iberoamérica“, nos vamos a referir al conjunto de países americanos de lengua española y portuguesa (y en algunos contextos se incluyen también asuntos relativos a España y Portugal).
Según el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia, el término Hispanoamérica se refiere al nombre que recibe el conjunto de países americanos de lengua española: «Se convirtió [Viriato] en un símbolo, que habría de repetirse múltiples veces a lo largo de la historia de España e Hispanoamérica» (Fuentes Espejo [Méx. 1992]). Quedan, pues, excluidos de esta denominación los países de América en los que la lengua oficial no es el español. Su gentilicio, hispanoamericano, se refiere estrictamente a lo perteneciente o relativo a la América española y no incluye, por tanto, lo perteneciente o relativo a España: «Un completo catálogo onomástico de autores españoles e hispanoamericanos» (Abc [Esp.] 9.5.97).
Conquista y colonización
La realidad hispanoamericana es producto de la conquista y de la colonización española que para nosotros ocurrió hace quinientos años y sin embargo para ellos aunque objetivamente el tiempo es el mismo, lo sienten más cerca…esa llegada del europeo a su continente supuso un gran avance, sobre todo, en los pueblos indígenas. Hispanoamérica está compuesto por veinte países de los cuales el idioma oficial es el español aunque muchos pueblos indígenas tienen sus lenguas propias como el guaraní, aimara, quechua, maya, wayú, náhuati y mapudungun.
España tras su colonización en el continente americano logró ampliar la Corona española y de ese modo incorporó a su imperio el conjunto de países y pueblos indígenas que lo componían y fueran la base del descubrimiento y colonización.
En 1812 comienza la desmembración del imperio español en América y más concretamente con la caída de Fernando VII y el comienzo de un estado liberal en España. Así, poco a poco, los territorios americanos bajo el poder español se fueron emancipando y se convirtieron en repúblicas. Cuba y Puerto Rico fueron las últimas colonias españolas que en 1898 se convirtieron en Estados independientes. Se puede decir que entre 1810 y 1830 aparece una primera generación republicana que encabeza la guerra de la Independencia contra España y defendió la autonomía de los reinos de Ultramar en las Cortes de Cádiz. Muchos liberales participaron en los movimientos separatistas o en liberalismo gaditano y poco a poco, se incorporaron a los gobiernos locales de Hispanoamérica.
Estas revoluciones de independencia supusieron un cambio político y una rebelión popular; durante los años 1810-1824 se intentaron reconducir esas rebeliones bajo territorios emancipados. Durante las cuatro décadas que duró las Guerras de la independencia, las repúblicas de América Látina y la construcción de los nuevos estados, se fueron configurando lentamente las identidades nacionales; durante esta primera mitad del siglo XIX el proceso fue complejo.
A veces se ha interpretado a Hispanoamérica como un trozo o porción del mundo con una gran cultura debido a sus raíces católicas y latinas. Las voces América y americanos fueron usadas por los primeros políticos de Hispanoamérica en los que tenían diferentes significados….Los insurgentes Miguel Hidalgo, Ignacio López Rayón y José María Morelos consideraban a las localizaciones históricas del americano como “nación americana”, “independencia y libertad de América”. Lo americano se consideraba toda Hispanoamérica desde la Patagonia hasta Nuevo Méjico (tal y como lo creían José María Morelos y Simón Bolívar). Intentan eliminar cualquier alusión a Fernando VII.
Morelos habla de “sentimientos”, de “nación” y “patriotismo” y piensa en Hispanoamérica como comunidad no como territorio; desea y quiere buscar en América como una comunidad o ciudadanía integrada por una moral católica.
El concepto de lo americano en Simón Bolívar es un una noción de identidad que engloba a toda Latinoamérica es decir, Hispanoamérica más Brasil, Haití, Jamaica y pequeñas naciones del Caribe (francés, holandés y británico) en la unión justifica que América Latina sea una nación culturalmente dentro de occidente. Él defendía un conjunto de repúblicas unitarias siendo éstas centralistas sin descartar alianzas entre monarquías y repúblicas. Intentó el apoyo de Washington a las independencias hispanoamericanas y sin éxito aspiró a la aceptación de éste a su proyecto regional.
Según Andrés Bello, tal y como escribió en El Araucano en el que afirmaba que después del caos acumulado en las repúblicas debería comenzar una reconstrucción económica, social y política a base de orden y prudencia, un orden no solo político y jurídico sino intelectual.
El español y las lenguas indígenas
Bien es cierto que los hispanoamericanos hablan nuestra lengua, abundan en sangre nuestra pero también pueden dejar de hablarla y adoptar otro idioma, el inglés; profesan nuestra religión, parte de nuestra herencia pero pueden no profesarla. Al mismo tiempo, las Repúblicas hispanoamericanas tienen su propia política y economía; su cultura ya es independiente de la española. Los hispanos se impregnaron de todo lo español, poniéndose al nivel de la Historia Universal a través de tres determinaciones básicas: el habla castellana, la fe católica y el sostenimiento de las propias convicciones. Las letras del continente americano apenas constituían una entidad propia sino que eran parte de la unidad formada por la literatura de lengua española.
Tal y como sentenció Miguel de Unamuno: “La sangre de mi espíritu es la lengua”, el español que unió a los pueblos de ambos continentes, debe ser, según Laín Entralgo, “el fundamento de una empresa, histórica susceptible de reducción a cuatro verbos: asumir, reconocer, proyectar y ejecutar”. [2]
Esa lengua común que une a España con los países hispanoamericanos está unida a las relaciones que unen a españoles e hispanoamericanos en un contexto histórico-social en el cual, los hispanos deben aceptar el hecho irrevocable de la conquista y por consiguiente, no menos irrevocable el de su emancipación. Ambos comparten el idioma y una historia compartida durante varios siglos desde la conquista en los que España tuvo un papel primordial; en un pasado aquellos pueblos fueron y en un futuro pueden y deben ser.
Laín Entralgo señalaba el papel fundamental que España tiene como propulsor de la unidad en los pueblos hispánicos a través de varias fuentes. El conocimiento intelectual y literario de aquellos pueblos; el diálogo entre los hombres y países hispanoamericanos y una ambición común en cuanto al ámbito planetario de la lengua. Así, el término Hispanidad es la levadura y reserva de España e Hispanoamérica, una entidad histórica de una misión que debe cumplirse.
América comenzó siendo una utopía, la Atlántida antigua en donde se descubrieron maravillas inusitadas de las Indias, los secretos ocultos de los indígenas, las costumbres y leyendas de los pueblos al otro lado del océano. América fue para unos, espacio evangélico docente; espacio de lucro para El Buscón Don Pablo; la posibilidad de vivir en paz según su propia conciencia; espacio de aventura curiosidad intelectual y de libertad. América vive en la Historia Universal en tanto que se vuelve europea y por tanto, se europeiza; América crece y se siente con ganas de dirigir el mundo.
Existe una simbiosis entre Europa y los pueblos indígenas colonizados por España. Los arqueólogos, antropólogos, lingüistas, etnólogos…europeos deben exploran las culturas aborígenes del Nuevo Mundo, acercándose a sus raíces, culturas y costumbres. De esa forma, la música, literatura y la plástica de culturas tan antiguas como los preincaicas o incaicas por ejemplo, enriquecerán la estética del mundo Occidental y colaborarán a la cooperación y desarrollo de ambos continentes. Esa unión y en cierto modo, simbiosis producirá en estos pueblos indígenas, en aquellos lugares del Nuevo Mundo, cierta belleza para Hispanoamérica, tallada y pulida a base de inteligencia y amor, de sabiduría y empeño.
Se podría decir que tres son los ingredientes básicos de la cultura hispánica: el primero y más esencial, la lengua medular que articula al esqueleto léxico y sintáctico que configuran una personalidad propia de todos los hispanos. El segundo, una afirmación de la idea indestructible de la persona individual, del cada uno frente a las ideas y técnicas abstractas de la vida; como último ingrediente, el sentir y vivir de los hispanos. ¿Convertiremos la unidad de nuestra cultura en una común acción de los pueblos de habla hispana?
El español es la lengua más difundida y hablada del continente americano, siendo el principal vehículo de comunicación social de Hispanoamérica. El interés en el bilingüismo por parte de los hablantes del castellano como lengua materna, si se exceptúan los misioneros, fue un fenómeno limitado que se dio más que nada en el siglo XVI y la primera mitad del S. XVII. Dentro de las variedades lingüísticas que conviven con el español en Hispanoamérica, además de las criollas del español, del palenquero de Colombia y del inglés, se encuentran las lenguas indígenas que eran habladas durante la época de la colonización entre 10-45 millones de indígenas. Sin embargo, hoy en día existen 500 millones de personas en Hispanoamérica que hablan más de 400 lenguas diferentes. México, Perú, Guatemala, Ecuador y Bolivia son los cinco países con un porcentaje significativo más alto de lenguas indígenas en contraposición a Argentina, Colombia o Chile.
En América Latina es muy normal el multilingüismo, la variación y el contacto de las lenguas. Algunas de ellas conservan su vitalidad y otras, están en peligro de extinción. El náhuati era el idioma de los aztecas, lengua común dentro de su imperio antes de la colonización y hoy en día lo hablan 2 millones de personas en México, Guatemala y El Salvador.
El quiché es la lengua maya más conocida y la hablan en el sur de México, en Guatemala y en Honduras más de medio millón de personas. Ya en América del Sur, los idiomas actuales más vigentes y reconocidos son el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche. El quechua era el idioma oficial del imperio Inca. Hoy en día, el quechua se habla desde el sur de Colombia, pasando por Ecuador, Perú, Bolivia y hasta el norte de Argentina, y lo hablan aproximadamente 11 millones de personas. El quechua (o quichua) es la lengua indígena más importante. Esta lengua se mantiene viva en la actualidad debido a la gran proporción de población que la sigue hablando. Aparece muy mezclado con el aymará (o aimará), lengua del pueblo amerindio que habita el altiplano andino, entre Bolivia y Perú, especialmente en torno al lago Titicaca. Esta lengua es hablada por el 30% de la población de Bolivia pero tiene menos hablantes que el quechua, unos tres millones. El guaraní se habla sobre todo en Paraguay; el mapuche es el idioma indígena más hablado de Chile.
Según el famoso lingüista Rainer Enrique Hamel[3], en América Látina se ha pasado por tres orientaciones ideológicas hacia los pueblos indígenas; la primera, el monoculturalismo que negaba rotundamente todo espacio a la diversidad cultural, étnica y lingüística como política oficial de la Corona española y de las nuevas repúblicas independientes, en el siglo XIX. La segunda, un multiculturalismo donde la diversidad se pudo reconocer como generadora de ciertos derechos, pero todavía considerada como un problema, lastre o barrera para el desarrollo y durante el cual se pensaba que el objetivo debería ser la asimilación y la tercera, un pluriculturalismo, donde los segmentos más significativos de la sociedad no sólo reconocerían la diferencia como derecho de los grupos indígenas, sino que la considerarían como un recurso sociocultural enriquecedor para el Estado y la nación en su conjunto.
Se puede decir que aunque ha habido una merma considerable de la población indígena debido a la conquista y el contacto con las enfermedades, no ha habido una muerte galopante de las lenguas a pesar de la marginación social, política y cultural de sus pueblos, A pesar de ello, el español y las lenguas indígenas tienen a veces un existir disglósico, es decir, el uso de una de las dos lenguas con fines públicos o sociales y el otro, únicamente en el intercambio familiar ajeno casi por completo, a su escritura.
A veces estos pueblos indígenas se han caracterizado como pueblos herméticos, cerrados, aculturados y desarraigados de la sociedad occidental contemporánea aunque poco a poco, los regímenes políticos y sociales de Hispanoamérica están orientándose a reconocer y fomentar los derechos de los pueblos indígenas.
Poesía quechua
Qonqawankimanchu
Chay sunquykin, mat’i sunquykin
chay waqayniypa k’ayasqan rumin
q’uñi qisayman tukurqan
chiripaqpas wayrapaqpas
Qhichipraykiq llanthullanpin
kawsayniyta samachirqani,
puka ñukch’u simiykimantan
kawsay yawarta ch’unqarqani
Qunqawaqchu yanaykita
ñawiykiq yananpi kawsaqta,
ch’iqtawaqchu sunquykita
sunquyta t’aqarparispa
¿Me olvidarías?
Ese tu duro corazón
Pedrusco remojado por mi llanto
Tibio nido fue para mí
En el frío, en el viento
A la sombra de tus pestañas
Dejé reposar mi vida,
Y de tus labios tintos
Sorbí la sangre nutricia
¿Olvidarías a tu amor
Al que mora en el limbo de tus ojos,
Segarías tu corazón
Despedazando el mío?
[Traducción y lectura de Odi Gonzales]
La Ruta Quetzal
Desde el año 1979 y por sugerencia de S.M. el Rey de España, Miguel de la Quadra-Salcedo creó este programa con el objetivo de consolidar entre la juventud de 16 y 17 años los cimientos de la Comunidad Iberoamericana de naciones entre todos los países de habla hispana, incluidos Brasil y Portugal. La Ruta Quetzal BBVA es un viaje «iniciático», «ilustrado» y «científico», en el que se mezclan cultura y aventura. Los participantes desarrollan un espíritu de cooperación internacional, con el fin de crear una nueva y más real escala de valores, que va más allá de la riqueza y la pobreza. De este modo, los jóvenes se acercan, conviven y fomentan los valores de aquellos pueblos y comunidades por el mundo entero.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
LIBROS Y ARTÍCULOS
– ABRANTES, Ricardo. La civilización en las Repúblicas Hispano-Americanas. Bogotá: Echevarría Hermanos, 1852.
– LAÍN ENTRALGO, Pedro. Hispanoamérica. Edición de Antonio Lago Carballo. Madrid: Triacastela, 2011.
– ROJAS, Rafael. Las repúblicas del aire: Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica. Madrid: Taurus Historia, 2009.
– VAQUERO DE RAMIREZ, María. “Español de América y lenguas indígenas” en E.LU.A. (7), 1991, pp.9-26.
PÁGINAS WEB
– http://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_de_independencia_hispanoamericanas (Guerras de independencia americanas)
– http://www.ensayistas.org/antologia/XIXA/bello/bello2.htm (Repúblicas hispanoamericanas Andrés Bello)
– http://www.monografias.com/trabajos/indephispa/indephispa.shtml (Lucha por la independencia americana)
– http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero45/lengindi.html (Lenguas indígenas y políticas del lenguaje en América Latina)
– http://americalatina.about.com/od/Culturas/a/Lenguas-Ind-Igenas-De-Am-Erica-Latina.htm (Quechua)
– http://argentina.indymedia.org/news/2013/07/843149.php (Mapa estadística lenguas indígenas)
– http://www.acl.ac.cr/d.php?maq (Discurso de ingreso en la Academia Costarricense de la Lengua leído en San José de Costa Rica, en agosto de 2000)
– http://www.romanistik.uni-freiburg.de/berg/Info/antologia_peru.pdf
[1] Sánchez G., María Cecilia: De Hispanoamérica a Latinoamérica: fraternidades, conflictos y olvidos de la lengua de la comunidad. En Atenea, 497(2008), pp.95-122.
[2] Laín Entralgo, Pedro. (2011). Hispanoamérica, Madrid: Triacastella, pp. 17
[3] Rainer Enrique Hamel, “Language conflict and language shift: a sociolinguistic framework for linguistic human rights”, International Journal of the Sociology of Language, vol. 127, 1997, pp. 108.