LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS DE ESPAÑA, por Alfredo Pastor

Expulsión de los moriscos en Vinaroz (Valencia)

El final de la guerra de Granada (1492) marcó el momento cumbre de la última etapa del proceso histórico de la Reconquista. Este hecho dio lugar a un conjunto de capitulaciones donde los vencidos sólo fueron obligados a entregar las fortalezas y las armas de fuego, permitiéndoseles fijar su residencia y conservar su bienes, posibilitándose la salida voluntaria de los que decidieron marcharon al norte de África.

Esta actitud respetuosa de los Reyes Católicos se hizo más notoria en la concesión de derechos y en una generosa amnistía. Se exigió a los vencidos el reconocimiento de la soberanía de los Reyes, la entrega de cautivos -previa compensación económica- y la reserva para los castellanos de las administraciones militar y fiscal. También favorecieron a los dirigentes granadinos entregándoles jurisdicciones señoriales y dinero.

Moriscos españoles



La tolerancia de las capitulaciones fue acompañada de una actuación política en numerosos frentes y decidida a impedir que estallasen problemas derivados del proceso de normalización. El nombramiento de un virrey y capitán general en la persona de don Iñigo López de Mendoza conde de Tendilla,; de fray Hernando de Talavera obispo de Avila  y confesor de la Reina, como arzobispo de Granada; de Fernando de Zafra, , a quien se encargó del proceso de reconstrucción y de repoblación del nuevo reino; y de Andrés Calderós, como corregidor, completan el esfuerzo inicial para organizar todo este proceso, en unos momentos en los que ya había comenzado a manifestarse el descontento castellano por las contribuciones excesivas requeridas por la monarquía para el pago de la guerra de Granada

Pronto acabó la tolerancia inicial encabezada por fray Hernando de Talavera que representaba “la línea blanda”( política para atraer a los musulmanes al cristianismo de forma paulatina), frente a “la dura”de Cisneros, por la que  se fuerza la conversión al cristianismo de los mudéjares granadinos
Lo que se debatía era si continuar con los métodos misionales y pacíficos de la conversión-propios de Hernando de Talavera- o  sustituirlos por decretos que forzasen a los mudéjares a convertirse a la fe cristiana y, de no hacerlo, a salir de los reinos, que era la postura de Jiménez de Cisneros. En1500, estalló la primera gran protesta de los mudéjares por la violación de las capitulaciones. La nueva situación, social, económica y religiosa, produjo la rebelión del Albaicín que se extendió muy pronto a otras comunidades mudéjares. Durante todo el año 1500 se produjeron revueltas en la Alpujarra, Almería y Ronda, haciendo necesaria la intervención militar del mismo rey

Fray Pedro González

Una carta de éste a su cabildo de Toledo, fechada el 23 de diciembre de 1499, señala el fin de la tolerancia:

«Ya vos escrevimos como avíamos quedado aquí entre tanto que Sus Altezas llegaban a Sevilla, entendiendo e trabajando en convertir de estos moros a nuestra santa fe catholica, y convertianse tantos que no nos dabamos a manos, y el día de Nuestra Señora de la O, antes de comer, se vinieron a bautiçar trecientas personas. Pero como Satanás siempre procura de estovar todas las cosas buenas, mayormente obra tan santa como esta, el día mismo de Nuestra Señora, y fiesta especial de esa nuestra santa yglesia, a ora de medio día, conmovió a estos infieles para que se alborotasen, de manera que, yendo un alguacil del corregidor encima de una mula, sin facer ni decir le mataron los moros del Albaizin et se levantaron todos et se barrearon e comentaron a quemar las casas que estavan junto con la cerca et tirar con hondas».
.
Moriscos tbailando al son de los laudes

. En octubre de 1501 se ordenó quemar todos los libros relacionados con la religión musulmana y en febrero de 1502 se obligaba a los mudéjares granadinos a decidir entre la conversión al cristianismo y la expulsión. La mayoría de ellos se bautizó a lo largo de un período de tiempo que llegó hasta bien entrado el año 1506. Desde entonces, los  mudéjares dejan de serlo para convertirse en moriscos

En relación con los constantes  problema levantiscos producidos por los moriscos, debemos destacar posteriormente la Rebelión de las Alpujarras (1567-1571), protagonizada por moriscos granadinos, los menos aculturados. Se produjo bajo el reinado de Felipe II como respuesta a un edicto concebido en 1566 (conocido como la Pragmática) que limitaba las libertades religiosas de la población morisca. En 1567 Pedro de Deza, presidente de la Audiencia de Granada, proclamó el edicto y comenzó a hacerlo cumplir.
. Ante el peligro de extensión de la revuelta, en 1570, Juan de Austria, lideró un ejército regular traído de Italia y España oriental para sustituir a la milicia andaluza, el cual acabó con la revuelta en 1571. A partir de estos hechos, fue tomando cada vez mayor peso la opinión de que la  minoría religiosa morisca constituía un verdadero problema de seguridad nacional.
Como consecuencia de la rebelión de las Alpujarras, se disgregaron por la península más de 80.000 moriscos. Los de Granada (donde había un gran número) fueron dispersados hacia otros lugares de la Corona de Castilla  (Galícia, Reino de León y mayormente La Mancha y Andalucía) para evitar otra rebelión. El que los moriscos se concentraran en estos focos, se debe a las vicisitudes de la Reconquista.
 El 9 de abril de 1609 el Consejo de Estado de Felipe III (1578-1621), decretó la expulsión de los moriscos descendientes de la población de religión musulmana (mudéjares) convertida al cristianismo-como ya hemos señalado- por la pragmática de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502. Esta Pragmática supuso un quebrantamiento de los compromisos firmados por los Reyes Católicos con el rey Boabdil en las Capitulaciones  para la entrega de Granada.


Felipe III : hijo y sucesor de Felipe II y de Ana de Austria. Rey de España  y Portugal


La población morisca existente en España era de  unas 325.000 personas en un país de unos 8,5 millones de habitantes. Estaban concentrados principalmente (en los reinos de Aragón, en el que constituían un 20% de la población),  Valencia, donde representaban un 33% del total de habitantes. En Castilla la situación era muy distinta: de una población de 6 millones de personas, entre moriscos y mudéjares habitaban unos 100.000 habitantes.


El beato Juan de Ribera en la expulsión delos moriscos Valencianos.
Valencia. Museo de  Bellas Artes

La expulsión de un 4% de la población puede parecer de poca importancia, pero hay que considerar que la población morisca era una parte importante de la masa trabajadora: sobre todo agricultores, jornaleros y arrieros. Esto supuso una merma en la recaudación de impuestos. La expulsión, para las  zonas más afectadas (Valencia y Aragón), tuvo unos efectos despobladores que duró décadas y causó un vacío importante en el artesanado, producción de telas, comercio y trabajadores del campo. Muchos campesinos cristianos además veían cómo las tierras dejadas por la población morisca pasaban a manos de la nobleza, la cual pretendía que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y condiciones abusivas .

La deportación fue responsabilidad del monarca, representante de la Monarquía Universal Católica que acató la influencia de los grupos de presión proclives a la expulsión morisca: éstos defendían la existencia de un vínculo fraternal entre moriscos (“que vivían en constante inquietud”), berberiscos y turcos.
 La Paz de Vervins (1578) con Francia, la de 1604 con Inglaterra y la Tregua de los Doce Años(1609) con las Provincias Unidas (Holanda), permiten disponer de los hombres suficientes para abordar un amplio pan contra los moriscos. La sospecha de que su conversión fuera falsa y de sus supuestas relaciones exteriores con los turcos (una preocupación constante que ni siquiera Lepanto pudo disipar), movieron al monarca a tomar esta decisión.
El día 22 de septiembre de 1609 se publicó el edicto correspondiente para la expulsión de los moriscos de las diversas regiones españolas. El bando que desterraba a los moriscos se promulgó en Andalucía, en enero de 1610; en Aragón y Cataluña, en mayo; en Castilla y Extremadura, en julio.
Batalla de Frigiliana, última batalla morisca


Bando de la expulsión de los moriscos del reino deValencia, publicado en la capital el día 22 de setiembre de 1609
 “Y para que se ejecute y tenga debido efecto lo que S.M. manda, hemos mandado publicar el bando siguiente:
«Primeramente, que todos los moriscos deste reino, así hombres como mugeres, con sus hijos, dentro de tres días de como fuere publicado este bando en los lugares donde cada uno vive y tiene su casa, salgan dél, y vayan á embarcarse á la parte donde el comisario, que fuere á tratar desto, les ordenare, siguiéndole y sus órdenes; llevando consigo de sus haciendas los muebles, lo que pudieren en sus personas, para embarcarse en las galeras y navíos, que están aprestados para pasarlos á Barbería, á donde los desembarcarán, sin que reciban mal tratamiento, ni molestia en sus personas, ni lo que llevaren, de obra ni de palabra, advirtiendo que se les proveerá en ellos del bastimiento que necesario fuere para su sustento durante la embarcacion, y ellos de por sí lleven también el que pudieren. Y el que no lo cumpliere, y excediere en un punto de lo contenido en este bando, incurra en pena de la vida, que se ejecutará irremisiblemente. «Que cualquiera de los dichos moriscos que publicado este bando, y cumplidos los tres dias fuese hallado desmandado fuera de su propio lugar, por caminos ó otros lugares hasta que sea hecha la primera embarcacion, pueda cualquiera persona, sin incurrir en pena alguna, prenderle y desbalijarle, entregándole al Justicia del lugar mas cercano, y si se defendiere lo pueda matar”.
La mayoría de los moriscos expulsados – unos 300.000-se instalaron en las principales ciudades de  Marruecos ; también en Argel, Túnez y Estambul. Con ellos se llevaron los últimos vestigios de al-Ándalus.
            Desde un punto de vista económico, la expulsión afectó esencialmente al trabajo agrícola y , en menor grado, al comercio y a la industria, lo que agravó la crisis por la que pasaba la monarquía. Entre los más afectados hay que situar a la nobleza y a la Iglesia, debido a las pérdidas en renta y producción que fue catastrófica en las zonas pobladas por los moriscos.
La Alpujarra (Granada)


Antes de 1500 no había moriscos en España y en 1614 ya han desaparecido de ella, expulsados a países de doctrina musulmana. A partir de esta última fecha puede hablarse de unidad en la fe de los súbditos de la Monarquía Católica Hispámica, hecho decisivo en una época donde imperaba el absolutismo confesional.
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