LAS TORRES DE SERRANOS, por Juan Benito Rodríguez Manzanares
Las Torres de Serranos o Puerta de Serranos, datan del siglo XIV, y es una de las 12 grandiosas puertas de entrada a Valencia, cuando esta estaba rodeada de la antigua muralla, que se ordenó derribar a mitad del siglo XIX, acabando su demolición en 1865 y de la cual tan sólo quedan estar puertas, las de las Torres de Quart, posteriores e inspiradas en las de Serranos y algunos otros vestigios, pero peor conservados.
Los jurados de Valencia encargaron su construcción al maestro Pedro Balaguer. Comenzaron las obras el 6 de abril de 1392 y se acabaron en 1398. La puerta fue situada en el lugar donde antiguamente se encontraba el Portal de los Roters y la Puerta de Alcántara, gran baluarte musulmán, al noroeste del barrio antiguo, siendo la entrada natural que comunicaba con los caminos que llegaban a la comarca de los Serranos, de la cual toma su nombre.
El conjunto es una grandiosa obra del gótico militar. Disponiendo de dos torres que refuerzan su carácter defensivo. Su elegante construcción le hace parecer más un arco triunfal que una fortaleza defensiva. Las torres son poligonales y con almenas. Están divididas en tres plantas con bóvedas de crucería. En el exterior están decoradas con mucho detalle. Ambas torres están unidas por un cuerpo central más bajo, formado por un arco abovedado de medio punto donde se encuentra la puerta de entrada y está profusamente decorado en estilo flamígero. En 1397 se planteó la necesidad de mejorar el acceso a la planta noble de las torres. Las obras de la puerta ya estaban casi acabadas, motivo por el cual se proyecta y se le añade la monumental escalinata de piedra, que engrandece la edificación.
Es de destacar que la puerta está dispuesta a ‘gola abierta’, cabe la posibilidad de que fuera un deseo de los jurados para que las torres no pudieran ser utilizadas por fuerzas militares contra la propia ciudad. La composición del grueso de los muros es de mampostería muy sólida, ya que su función principal era la de servir de fortificación. Posteriormente se revistió de paramentos de sillería de piedra calcárea, procedente principalmente de Alginet, para darle el acabado suntuoso que requería su otra función de carácter representativo.Sus dos fachadas, son tan distintas como interesantes.
En marzo de 1398 finalizaron las obras, quedando las torres y la puerta acabadas. En el año 1586, tras el incendio de la ciudad, fueron convertidas en prisión para nobles y caballeros y, en 1589 fueron reformadas por Agustín Roca para acondicionarlas mejor a su nueva función de prisión, dicha función finalizó en 1887, con el traslado de los presos al Convento de San Agustín. Esta misión carcelaria fue posiblemente la que salvó a las torres de ser derribadas junto a las murallas medievales en 1968, pero su uso como prisión, (igual que sucedió con las Torres de Quarte), maltrataron la edificación, especialmente en su estructura interior. Se cegaron sus grandes arcadas abiertas en el interior y se perforó el muro exterior, al mismo tiempo que desaparecía la barbacana almenada que las coronaba. Durante la guerra civil sirvieron de almacén para obras de arte, a parte de la colección de pintura del Museo del Prado.
En 1871, el Ayuntamiento decidió rellenar el foso situado ante las puertas, acción que afectó a la visión y el aspecto de las mismas. La Torres de Serranos fueron declaradas, Monumento Histórico-Artístico en 1931. Entre 1893 y 1914, la Real Academia de San Carlos, llevó a término una restauración dirigida por el escultor y académico, José Aixá.
Su uso principal fue servir de defensa ante cualquier tipo de sitio o ataque a la ciudad. Aunque un uso muy generalizado fue para las ceremonias y entradas oficiales de embajadores y de reyes y se la consideraba, y aún hoy se la considera, como la entrada principal a la ciudad de Valencia.
En el año 2002 se limpió la piedra y la puerta quedó con su aspecto presente. En la actualidad las torres pueden visitarse y desde arriba del todo se dispone de una vista formidable de la bella ciudad de Valencia. Las puestas de Serranos, se utilizaron para diversos actos de la ciudad. Puede ser que el más característico sea la, Cridà, de la fistas de las Fallas de Valencia, donde a finales de febrero la Fallera Mayor de Valencia, hace un llamamiento a todos los valencianos, sobre todo a los falleros y falleras, para comenzar las fiestas Falleras. Desde la plaza de los Fueros donde están situadas las Torres de Serranos, si miramos hacia el centro de la puerta de las torres, podemos observar a la derecha de las dovelas que forman el arco, la existencia de una pequeña y muda campana de bronce verde. La misma pasa inadvertida para la mayoría de los visitantes. Su extraña ubicación ha generado una leyenda sobre su uso y origen, más todavía cuando preguntando a los residentes de la zona, nadie recuerda nada de eso.
Se dice que en 1363, se instala la campana en una torre, la cual años más tarde fue sustituida por las Torres de Serrano, siendo el Consejo de la Ciudad quien decide colocar una campana para tocar a arrebato y advertir de las incursiones de Pedro I de Castilla sobre la ciudad de Valencia la cual sitió en 1363 y en 1364. Nuestra campana provino de la iglesia-hospital de San Antonio Abad, situada en la actual calle de Sagunto. Cuentan que en diciembre de 1399, se derribó un viejo lienzo que quedaba dentro de los muros de la nueva muralla para favorecer la visibilidad de la escalera de piedra del portal nuevo de Serranos, momento en el cual se piensa que se reinstala la campana en la nueva puerta de entrada a Valencia. Existe la posible utilización de la campana para avisar al vecindario de la hora en que se verificaba la requisa de los presos, a fin de que los vecinos estuvieran prevenidos. Así como también anunciaba la puntual fufa de algún preso.
Don Manuel Sánchez Navarrete, nos cuenta que un 7 de enero de 1812, tras de uno de los múltiples bombardeos que realizaron durante el sitio de las tropas napoleónicas mandadas por el mariscal Moncey, un trozo de granada resquebrajó el borde inferior de la campana de la que se desprendió un trozo y, esta enmudeció para siempre. A principios del siglo XX, la campana desapareció de su lugar, pero de nuevo en el aó 1948 nuestra campana vuelve a aparecer. Esta pequeña campana en bronce verde nos ofrece el siguiente lema: “Ave María, Gracias plena – 1662”.