MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO EDUARDO WESTERDALH (MACEW), por Miguel Romero

Vista principal del Museo MACEW
Vista principal del Museo MACEW

En la otra orilla del Atlántico, a camino entre África, la Península Ibérica y las tierras neoyorkinas, en un rincón del puerto de la Cruz de Tenerife, un edificio rehabilitado de bella factura sirve de sede para el MACEW, cumpliendo con ello, las ilusiones depositadas en un proyecto desde hace muchos años. Es la Casa de la Aduana.

Salas del Museo MACEW
Salas del Museo MACEW

Hace ya más de cincuenta y cinco años, se creó el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Entre sus objetivos estaba conseguir recuperar el proyecto del Museo de Arte Contemporáneo, pionero en España, que pusiera en marcha, el artista

En la otra orilla del Atlántico, a camino entre África, la Península Ibérica y las tierras neoyorkinas, en un rincón del puerto de la Cruz de Tenerife, un edificio rehabilitado de bella factura sirve de sede para el MACEW, cumpliendo con ello, las ilusiones depositadas en un proyecto desde hace muchos años. Es la Casa de la Aduana.

Hace ya más de cincuenta y cinco años, se creó el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Entre sus objetivos estaba conseguir recuperar el proyecto del Museo de Arte Contemporáneo, pionero en España, que pusiera en marcha, el artista Eduardo Westerdhal, en la primavera de 1953, y que lo hiciera desde su sede, recién inaugurada,  en el Puerto de la Cruz.

A lo largo de doce años, hasta 1965, sus ilusiones se mantuvieron intactas, con el apoyo muy importante de Maud Bonneaud, con la que había contraído matrimonio el año 55, después de haber sido la esposa de Oscar Domínguez hasta el año 50. Durante todo este tiempo, Eduardo contaría con algunos importantes apoyos, esencialmente, con el famoso arquitecto Alberto Sartorio, encargado de realizar tres bocetos, entre los años 53 y 55, para así poder completar la otra parte del ambicioso proyecto, una Residencia Internacional para artistas e intelectuales.

Sin embargo, tras una década de lucha, el propio Eduardo se vio obligado a cesar en su empeño de dotar a la isla de Tenerife de una infraestructura cultural de primer nivel. Ese abatimiento se refleja claramente en la correspondencia con su amigo Sartorio, cuando le dice:

–          Tienes absoluta razón en lo del Museo Westerdhal. No hagas nada, retira lo que hay en el puerto y comunica tu estupor al ver que lo han hecho todo sin darte satisfacción.

–          Llevas razón, Eduardo. Es una verdadera lástima…

La reapertura del Museo, después de más de 40 años desde su cierre, supuso para el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, recuperar una de sus más significadas señas de identidad.

Bien lo había dicho el propio Westerdhal cuando, en una ocasión fortuita expresaba:

–          Estoy inmenso de alegría porque con ello se cumple la más natural consecuencia de la vida íntima de las islas, de su espíritu abierto, de su inquietud universal.

Yo me he sentido privilegiado al poder contemplar esa extraordinaria realidad. Por eso, mi viaje a Tenerife hace unas semanas, en este mes de noviembre de 2013, se ha enriquecido enormemente en dos líneas complementarias: por un lado, al haber sido afortunado al conocer a personas entrañables que dan todo por su tierra, luchando por el desarrollo de la cultura como fundamento de libertad y progreso. Ahí está esa gente del Instituto de Estudios Hispánicos, todos, pero en especial ese hombre amable y generoso como ninguno, Celestino Celso Hernández, su Director.

Por otro, poder disfrutar de la colección que el MACEW ofrece, en ese marco incomparable como es la Casa de la Aduana, restaurada, mirando hacia el mar en esa búsqueda de la libertad que el Arte necesita.

Maravilloso entorno que nos abre el corazón al mundo. Salir a sus balconadas de madera y otear el horizonte marino, donde las aguas del Atlántico te saludan, es uno de los pocos privilegios que como ser humano, podemos disfrutar. Entre sus salas de la planta primera, con ese suelo de madera recuperado se encuentra, colgando de sus paredes, la obra de grandes maestros de la pintura más moderna, nacidos y criados en ambos hemisferios, dándole a la colección esos tintes de universalidad.

Así me lo decía Nicolás Rodríguez Munzenmaier:

–          Estamos convencidos de que la sociedad portuense del siglo XXI y sus instituciones públicas y privadas no consentirán que la desidia y la ignorancia vuelvan a provocar el cierre de este didáctico museo. Por el contrario, estamos persuadidos de que van a defender contra viento y marea un patrimonio artístico que es suyo y de todos los canarios, que además tiene vocación universal, y van a procurar que esta empresa cultural continúe viva y creciendo por mucho tiempo.

Artistas de la más variada tendencia, hombres y mujeres creadores del mundo, tienen aquí cabida para mostrar su arte. El Surrealismo en torno a Oscar Domínguez y Maud Bonneaud, la imaginación de Juan Ismael con su Trovador y Serenata; tal vez, Wolfang Paalen, en esa abstracción poscubista y purista que confluye con el expresionismo abstracto neoyorkino, sin olvidar el mecenazgo de la vizcondesa de Noailles, influida por el ambiente de artistas e intelectuales; las figuras de Luc Peire, amigo de Eduardo, en esa magnífica rigidez femenina o el autorretrato de la finlandesa Gunilla Filman, mirando hacia el paisaje del alemán Gustavo Gulde, nos embaucan en ese contrasentido que marca ese arte fundamentalista de las formas con el proceso más liberal de sus contenidos.

Todo aquí se manifiesta, sin tapujos y con deseo de revitalizar el mundo creativo de la pintura y la escultura. Por eso, ese Arte español de la posguerra con Ferrant y sobre todo, Úrculo, nos ofrece el desgarrador mundo hispano en tiempos de dureza espiritual y material. Para el segundo, su paso por el expresionismo negro le dejó marcado, llegando al final a ese neocubismo que le hace ser uno de los máximos exponente del arte de vanguardia español.

Con él, los grandes artistas canarios que nacieron y ejercieron su catálogo de las formas y las manchas entre las décadas de los 50 y 60.

Elvireta Escobio es imaginación pura. Casada con Manolo Millares hace de su obra la creación del sentimiento. A su lado, su esposo, expresando en la obra que aquí cuelga, Tauromaquia, el más grande contenido espiritual del arte moderno, haciendo muestra perfecta de El Grupo El Paso, que tanto diera que hablar, junto a Saura, Guerrero, Rueda, Canogar, Feito y algún otro. Ellos crearían el gran Museo de Arte Abstracto Europeo en la Cuenca alada, entre sus Casas Colgadas y su hoz del Huécar.

Ojeda y su Galápago Mitológico; el Bodegón de Policarpo Niebla; la abstracción de César Manrique; las Mujeres de José Sixto; el lenguaje abstracto de Massieu o el extraordinario Grito de José Dámaso, me hicieron sentir el más grande sentimiento del agradecido. El Arte del MACEW es grande, tanto como su isla tinerfeña, como sus encantos paisajísticos y sobre todo, como ese ideal que define al hombre universal en el contexto del contenido mediático. ¡Enhorabuena al Instituto de Estudios Hispánicos Canarios y a toda su maravillosa gente¡

, en la primavera de 1953, y que lo hiciera desde su sede, recién inaugurada,  en el Puerto de la Cruz.

A lo largo de doce años, hasta 1965, sus ilusiones se mantuvieron intactas, con el apoyo muy importante de Maud Bonneaud, con la que había contraído matrimonio el año 55, después de haber sido la esposa de Oscar Domínguez hasta el año 50. Durante todo este tiempo, Eduardo contaría con algunos importantes apoyos, esencialmente, con el famoso arquitecto Alberto Sartorio, encargado de realizar tres bocetos, entre los años 53 y 55, para así poder completar la otra parte del ambicioso proyecto, una Residencia Internacional para artistas e intelectuales.

Salas del Museo MACEW
Salas del Museo MACEW

Sin embargo, tras una década de lucha, el propio Eduardo se vio obligado a cesar en su empeño de dotar a la isla de Tenerife de una infraestructura cultural de primer nivel. Ese abatimiento se refleja claramente en la correspondencia con su amigo Sartorio, cuando le dice:

–          Tienes absoluta razón en lo del Museo Westerdhal. No hagas nada, retira lo que hay en el puerto y comunica tu estupor al ver que lo han hecho todo sin darte satisfacción.

–          Llevas razón, Eduardo. Es una verdadera lástima…

La reapertura del Museo, después de más de 40 años desde su cierre, supuso para el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, recuperar una de sus más significadas señas de identidad.

Bien lo había dicho el propio Westerdhal cuando, en una ocasión fortuita expresaba:

–          Estoy inmenso de alegría porque con ello se cumple la más natural consecuencia de la vida íntima de las islas, de su espíritu abierto, de su inquietud universal.

Pinturas2Yo me he sentido privilegiado al poder contemplar esa extraordinaria realidad. Por eso, mi viaje a Tenerife hace unas semanas, en este mes de noviembre de 2013, se ha enriquecido enormemente en dos líneas complementarias: por un lado, al haber sido afortunado al conocer a personas entrañables que dan todo por su tierra, luchando por el desarrollo de la cultura como fundamento de libertad y progreso. Ahí está esa gente del Instituto de Estudios Hispánicos, todos, pero en especial ese hombre amable y generoso como ninguno, Celestino Celso Hernández, su Director.

Por otro, poder disfrutar de la colección que el MACEW ofrece, en ese marco incomparable como es la Casa de la Aduana, restaurada, mirando hacia el mar en esa búsqueda de la libertad que el Arte necesita.

Maravilloso entorno que nos abre el corazón al mundo. Salir a sus balconadas de madera y otear el horizonte marino, donde las aguas del Atlántico te saludan, es uno de los pocos privilegios que como ser humano, podemos disfrutar. Entre sus salas de la planta primera, con ese suelo de madera recuperado se encuentra, colgando de sus paredes, la obra de grandes maestros de la pintura más moderna, nacidos y criados en ambos hemisferios, dándole a la colección esos tintes de universalidad.

Así me lo decía Nicolás Rodríguez Munzenmaier:

–          Estamos convencidos de que la sociedad portuense del siglo XXI y sus instituciones públicas y privadas no consentirán que la desidia y la ignorancia vuelvan a provocar el cierre de este didáctico museo. Por el contrario, estamos persuadidos de que van a defender contra viento y marea un patrimonio artístico que es suyo y de todos los canarios, que además tiene vocación universal, y van a procurar que esta empresa cultural continúe viva y creciendo por mucho tiempo.

 Pinturas1Artistas de la más variada tendencia, hombres y mujeres creadores del mundo, tienen aquí cabida para mostrar su arte. El Surrealismo en torno a Oscar Domínguez y Maud Bonneaud, la imaginación de Juan Ismael con su Trovador y Serenata; tal vez, Wolfang Paalen, en esa abstracción poscubista y purista que confluye con el expresionismo abstracto neoyorkino, sin olvidar el mecenazgo de la vizcondesa de Noailles, influida por el ambiente de artistas e intelectuales; las figuras de Luc Peire, amigo de Eduardo, en esa magnífica rigidez femenina o el autorretrato de la finlandesa Gunilla Filman, mirando hacia el paisaje del alemán Gustavo Gulde, nos embaucan en ese contrasentido que marca ese arte fundamentalista de las formas con el proceso más liberal de sus contenidos.

Todo aquí se manifiesta, sin tapujos y con deseo de revitalizar el mundo creativo de la pintura y la escultura. Por eso, ese Arte español de la posguerra con Ferrant y sobre todo, Úrculo, nos ofrece el desgarrador mundo hispano en tiempos de dureza espiritual y material. Para el segundo, su paso por el expresionismo negro le dejó marcado, llegando al final a ese neocubismo que le hace ser uno de los máximos exponente del arte de vanguardia español.

Macew.Mapfre.22.06.2012.Westerdahl-21Con él, los grandes artistas canarios que nacieron y ejercieron su catálogo de las formas y las manchas entre las décadas de los 50 y 60.

Elvireta Escobio es imaginación pura. Casada con Manolo Millares hace de su obra la creación del sentimiento. A su lado, su esposo, expresando en la obra que aquí cuelga, Tauromaquia, el más grande contenido espiritual del arte moderno, haciendo muestra perfecta de El Grupo El Paso, que tanto diera que hablar, junto a Saura, Guerrero, Rueda, Canogar, Feito y algún otro. Ellos crearían el gran Museo de Arte Abstracto Europeo en la Cuenca alada, entre sus Casas Colgadas y su hoz del Huécar.

Ojeda y su Galápago Mitológico; el Bodegón de Policarpo Niebla; la abstracción de César Manrique; las Mujeres de José Sixto; el lenguaje abstracto de Massieu o el extraordinario Grito de José Dámaso, me hicieron sentir el más grande sentimiento del agradecido. El Arte del MACEW es grande, tanto como su isla tinerfeña, como sus encantos paisajísticos y sobre todo, como ese ideal que define al hombre universal en el contexto del contenido mediático. ¡Enhorabuena al Instituto de Estudios Hispánicos Canarios y a toda su maravillosa gente¡