SACSAYHUAMÁN, por Luis Manuel Moll Juan
Es que esas piedras me hablan de un Gran Imperio,
que piedra sobre piedra construyó su misterio
en esta alma andina, que por ella vive en cautiverio…
Las rocas de Sacsayhuamán, están cortadas con suma precisión. Impresionan a quienes las contemplan y dejan volar la imaginación para intentar adivinar que dioses fueron los arquitectos de tan maña construcción.
En lengua quechua significa «halcón satisfecho». El halcón era quien custodiaba a Cuzco moco capital del imperio, donde la capital estaba diseñada con la forma de un puma gigante yacente y Sacsayhuamán era su cabeza, en tanto que el Koricancha correspondería a los genitales del felino.
En mi opinión es posible que los autores de Sacsayhuamán pertenecían a la llamada civilización megalítica americana que se desarrolló en Suramérica poco después del diluvio universal, a partir del noveno milenio antes de Cristo. Posteriormente sería el reinado del inca Pachacúteq «Inca del cambio del rumbo de la tierra, digno de estima.»; sobre el 1420, quien tomó las riendas de su construcción, luego, fue continuada durante el gobierno de Túpac Yupanqui
(1471-1493) “fue tenido como el mayor de los Incas porque era más amado que Pachacútec. 0Entre sus renombres le dieron sus vasallos con insistencia el apelativo de Túpac Yaya (Padre Resplandeciente), para expresar su doble influjo mixto de majestad y amor«. y concluida con Huayna Cápac. “el muy joven príncipe, alcanzó a reinar casi por más de medio siglo: fue el más poderoso de los incas, y el más afortunado; llevó sus armas victoriosas hasta los últimos términos de su imperio paterno, y en guerras tenaces y obstinadas venció a las tribus que intentaban sacudir el yugo de los monarcas del Cuzco”. El escritor peruano
Garcilaso de la Vega, hijo de del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa incaica Isabel Chimpo Ocllo, nos habla que fueron cuatro ilustres arquitectos incas los precursores de esta magnánima obra. Del más antiguo al más reciente, estos personajes fueron: Apu Huallpa Rimachi, inca Maricanchi, Acahauna inca y Callacunchuy. a esos arquitectos se debe el diseño de Sacsayhuamán.
En este lugar habría estado ubicado el templo más importante del Hanan Qosqo o Cusco de Arriba, dedicado a la cosmología andina, a la veneración del Inti (Sol), Quilla (Luna), Chaska (Estrellas), Illapa (Rayo) y las demás divinidades. Se le califica de construcción ciclópea por el tamaño de sus piedras, algunas de las cuales pesan entre 90 y 350 toneladas. Cada 24 de junio es escenario del Inti Raymi o Fiesta del Sol.
Dentro de la fortaleza había grandes almacenes de alimentos y armas, y también canales para la distribución del agua. El trono del inca, ubicado junto a la fortaleza, consistía de una gran roca tallada y pulida en varios niveles, desde donde el soberano presidía las fiestas, celebraciones, desfiles y daba órdenes.
Sacsayhuamán está dividida en diferentes sectores:
Las puertas de Sacsayhuamán
Hubo varias puertas que comunicaban los distintos niveles a través de escaleras. Garcilaso de la Vega nos ha dejado los nombres de tres de ellas. En el muro de las piedras más grandes se encontraba la puerta de Tiu Puncu (tiu significa arena), la segunda se llamaba Acahuana Puncu y la tercera Huiracocha Puncu (en honor al dios Huiracocha). En una de ellas encontró la muerte por una pedrada Juan Pizarro (hermano del conquistador Francisco Pizarro), cuando los españoles atacaron a las fuerzas rebeldes de Manco inca durante el sitio del Cusco.
Las torres de Sacsayhuamán
Sacsayhuaman, Está formado por tres grandes terrazas, cuyos terrenos fueron allanados y nivelados. Sobre ellas se levantaron varios edificios y tres grandes torres. Al lado este se encontraba Paucar Marca (recinto precioso), en el centro Sallac Marca (recinto con agua) y al oeste Muyu Marca (recinto redondo). Las dos primeras tenían planta rectangular, y de una de ellas quedan apenas leves huellas, mientras que de la segunda torre sólo han sobrevivido los cimientos. Ellos indican que se trató de una construcción de planta rectangular.
Torre de Muyu Marca –
Conocida como la torre Cahuide, fue una torre cilíndrica que, gracias a la información contenida en las crónicas y a excavaciones posteriores, sabemos que se habría tratado de un edificio de cuatro cuerpos superpuestos. El primer cuerpo habría tenido una planta cuadrada; mientras que los tres últimos habrían tenido forma cilíndrica. Los retiros sucesivos habrían formado andenes circulares de ancho decreciente, siendo el más ancho de 3.6 mts. y el más angosto de 3 mts. La torre habría terminado en un techo cónico. Muyu Marca debió alcanzar una altura total de 20 metros. Fue una obra impresionante que despertó la admiración de varios cronistas. Los españoles la destruyeron, pese a las protestas tanto de Cieza como del inca Garcilaso.
Las terrazas
Actualmente queda muy poco de las antiguas construcciones edificadas sobre las terrazas del complejo. Entre las torres de Muyu Marca y Sallac marca existió una plaza alargada desde donde se tiene actualmente una magnífica vista de la ciudad del Cusco. En la terraza más elevada del conjunto se encuentra una poza circular, que pudo ser un reservorio de agua, y un edificio rectangular de una sola puerta. En el extremo sureste del complejo se pueden observar andenes curvos y dos alineamientos de colcas. En general, en todo el complejo hay huellas de un excelente sistema de aprovisionamiento de agua para sus ocupantes, así como un sistema de drenaje del agua de las lluvias.
Casa real del sol
Sacsayhuamán es uno de los grandes monumentos líticos de la arquitectura incaica, y era en realidad una casa real del Sol. Son abundantes las descripciones de la riqueza de los decorados interiores, así como de la alta calidad y la abundancia de los objetos guardados en sus habitaciones. Ello confirmaría que fue un templo dedicado al culto solar o, como apropiadamente lo llamó Cieza de león, una «casa real del sol». Waldemar Espinoza Soriano, profuso investigador de la sociedad incaica dice que Sacsayhuamán es llamada popularmente «fortaleza», pese a que, como dice Cieza de León, «fue un templo dedicado al sol”. Entre los cronistas que describen a Sacsayhuamán como casa real del Sol, podemos mencionar a los siguientes:
Garcilaso de la vega, quien deja testimonio en sus comentarios reales, que los cusqueños sabían que este complejo arquitectónico era en realidad una casa real del Sol. En el capítulo vi de su libro séptimo dice: «salía de la fortaleza un inca de sangre real como mensajero del sol. salía de la fortaleza y no del templo del sol, porque decían que era un mensajero de guerra y no de paz, que la fortaleza era casa del sol».
Pedro Cieza de león, cronista español de los tiempos de la conquista, dice en su libro el señorío de los incas, que al norte de la ciudad del cusco, en un collado, se ubicaba la casa real del Sol.
Cuando llegaron los españoles se preguntaron cómo había sido posible que los indígenas Incas, quienes desconocían el uso de poleas y la existencia del hierro, y que utilizaban troncos de árboles en vez de ruedas, transportaran esas piedras tan enormes, hay que recordar que algunas pueden llegr a las 350 toneladas, les dieran forma para que encajaran perfectamente entre sí y las levantaran para colocarlas unas encima de las otras.
Los españoles se preguntaron también cuál misterioso motivo habrían tenido los indígenas, quienes a sus ojos eran “arcaicos”, para construir tal monumento, tomándose tanto tiempo y gastando tanta energía.
En su construcción, los incas encajonaron las piedras una con otra, a tal punto, que no siquiera una cuchilla entra entre dos piedras. Las canteras es posible que estuviesen situadas a unos 20 kilómetros en Muina, Huacoto y Rumicolca, o en Sallu, Rumi, Chita, Curovilca y Viracocha, estas últimas están más cercanas que las primeras. Y ¿cómo fueron transportadas? Al no disponer de carros ni de animales de carga como bueyes o caballos, se piensa que los pedruscos más pesados fueron deslizados sobre troncos de árboles sosteniéndolos con gruesas cuerdas.
Según los arqueólogos, una vez agrupadas las rocas en el lugar donde se construiría la estructura, se procedió a pulirlas, con el objetivo de que encajaran las unas con las otras. Tenemos que pensar que los antiguos concebían el tiempo de manera diferente a nosotros ahora. Trabajar una roca durante meses o años era una cosa normal, el tiempo era visto no como un límite, sino como una oportunidad.
Para hacer que un pedrusco encajara perfectamente con otro, los antiguos constructores debieron haber utilizado mazas de piedra más dura que la andesita para poder pulir los vértices de cada uno y unirlo bien con otro.
Existe también la teoría de la existencia de una planta que, mezclada con otras sustancias naturales, volvería la piedra fácilmente maleable, como si fuera plastilina, usada por los niños para jugar.
Según algunos investigadores, los antiguos habitantes del altiplano dominaban algunas técnicas de alquimia que permitían justamente modelar la roca a gusto para volverla luego otra vez durísima. Según una leyenda difundida en Cusco, el Padre Jorge Lira demostró en los últimos años del siglo XX que la técnica para volver las piedras maleables era cierta y que se basaba en la utilización de una planta llamada jotcha. No obstante, parece que el sacerdote no logró endurecer de nuevo la roca. En todo caso, sus experimentos no se apoyaron nunca en pruebas científicas y toda la historia permaneció siempre tras un halo de misterio.
Aunque se admita que los antiguos constructores de Sacsayhuamán lograron labrar los pedruscos de manera que encajaran entre sí, queda aún el enigma de cómo pudieron levantar piedras de decenas de toneladas de peso para ponerlas unas encima de otras.
Según la teoría oficial, se ponía una base de madera oblicua entre el suelo y la roca utilizada como fundamento. Luego, troncos perpendiculares en los cuales colocar una base de madera en la cual había otros troncos perpendiculares. Sólo sobre estos últimos se transportaba el pedrusco que iba a ubicarse sobre el que estaba abajo. La operación se efectuaba tanto arrastrando como empujando, para asegurar que la roca no se fuese para atrás, y se ponían palos entre los troncos perpendiculares, con el fin de bloquear el posicionamiento. Las cavidades que se descubrieron en algunas rocas servían, según algunos investigadores, para meter troncos, con el fin de sostener la roca antes de ponerla definitivamente sobre otra.
Según el peruano Paul Mazzei, podría existir otra posibilidad: una vez puestas las rocas más grandes en fila, los fundamentos de la estructura, se procedía a excavar debajo de ellas con el fin de hacerlas hundirse a una profundidad más o menos igual a su altura. Luego, simplemente se ponían otras rocas relativamente más ligeras sobre las primeras, más pesadas. A continuación, se procedía a reducir y aplanar el nivel de suelo de toda el área, con el fin de ocultar la “trinchera” excavada inicialmente.
Si bien algún día se logrará explicar exhaustivamente cómo se construyó Sacsayhuamán, permanecerá siempre la duda de por qué y cómo fue erigido. Como ya se había mencionado, hay quienes piensan que fue una fortaleza, mientras que otros lo consideran un centro ceremonial.
De hecho, para nosotros es difícil comprender los motivos de una construcción tan compleja que requirió ciertamente de muchos años para ser completada. Sin embargo, hay que recordar que en el mundo hay cientos de construcciones megalíticas y que la lógica de los antiguos es para nosotros complicada, pues estaba relacionada con ritos y ceremonias que hoy resultan incomprensibles.
Es posible que Sacsayhuamán fue construido mucho antes que Cusco.
Sólo con ulteriores trabajos de excavación, con el estudio comparado de otros sitios megalíticos del altiplano andino (Tiwanaku y Pukara) y con la exploración exhaustiva de las enigmáticas galerías subterráneas que de Sacsayhuamán llevan a Cusco o hacia lugares desconocidos, se podrá intentar revelar, en el futuro, el misterio de este fascinante lugar que me llegó al corazón, y al cual considero como el mismísimo símbolo de la antigua civilización megalítica americana.
Estas preguntas, de más 477 años de antigüedad, conservan su actualidad.
e abrazan piedras grises, franciscanas,
zurcidas con los siglos de los Incas,
grandes, puras y eternas, en tus fincas
de mil sombras con luces artesanas.
Vives sobre esas rocas altaneras,
inmensas, imponentes en el vuelo,
al rezo de junturas hacia un cielo
con historias incaicas, sin canteras.
¡Sacsayhuaman del Sol! La fortaleza
excelsa, que no olvida ser de origen
curtida por mis Andes, cuando erigen
tu figura solemne con nobleza.
Con que orgullo te llamo ¡Maravilla!
Cuando alguien viene y besa tu mejilla…
Poema José Juan