SEMBLANZA A FRANCISCO MORA, por Miguel Romero y poema de Grisel Parera

SEMBLANZA

 «…A Paco Mora, el poeta del teatro”       

RACAL RECITAL PARADOR 5-07-2013  12
¡Años de niñez en que el tiempo no existe¡ Un día, unas horas son entonces cifra de la eternidad
. Y estas palabras que un día lejano dijera Luis Cernuda, me traen sin apenas tiempo para la espera, la figura humana de un sentidor de la palabra, de un honesto compositor de versos o, tal vez, de un sastre del entendimiento: Francisco Mora.

De las aguas del pantano, entre un Valverde de Júcar que aún mantiene el humo de la pólvora de sus trabucos en honor al Santo Niño, llegó en tiempo y proyecta ahora, poesía del alma, teatro moderno, ejercicios de caligrafía. Me entusiasma su obra, amigos.

Por eso, nos cuenta en su Ejercicios, hilvanados con aguja de lana, pasajes de la vida, momentos trascendentes, pinceladas paisajísticas, escenas costumbristas, humoradas, ensayitos, levísimos vuelos líricos, apuntes de lo cotidiano, notas musicales y sopas de letras. Todo en un todo, como ese cajón de sastre que incide en el mundo del solsticio de verano.

Tal vez, el silencio tiene peso y el olvido tiene la estatura del hombre. Pero, Él mismo nos dice que la soledad es como el agua de un río: un rumor casi humano que fluye: en los remansos se enredan las ovas con las palabras piadosas que uno se miente a sí mismo para no morirse de frío. Es creencia en ese Mar Imaginario, en Pan y Toros o tal vez, en San Valentín por eso del Corte Inglés.

Paco Mora, que ahora disfruta de Académico sublime por ocupar el sillón T de la RACAL, merecidamente, ha hecho eterno la vulgaridad del encanto; Poeta, narrador, columnista y autor de Teatro, donde hace poco tiempo ha cosechado esos ilustres Premios Buero Vallejo, después del ciudad de Cuenca, el Fray Luis de León o el Alfonso VIII.

Los títulos de “de la tierra adentro”, “la Luna en los álamos”, “Sonata breve con desnudo y lluvia”, “La noche desolada”, “Memoria del silencio” o “palabras para conjugar tu nombre”, hacen de su obra un rosario de triunfos donde el sentimiento poético alcanza la plenitud del buscador de ilusiones en plena efervescencia de creación constante.

Cuentos, poemarios, columnas de palabras, porque un milagro pequeño, cotidiano, que a veces anda a pantuflas y con batín a cuadros, a veces con mandiles de cenicienta, hace que la poesía sea ese milagro en esa realidad donde el mundo es un ladrón de versos.

Gran poeta, gran hombre, gran encantador de serpientes. ¡Enhorabuena Paco por ser así¡

Miguel Romero 

 

144 Francisco Mora Memorias del Silencio

Francisco Mora: teatro y poesía.                 

 

Tus versos son añil, espejo, batir de alas;

árbol y flor.

Grifo de sueños, añoranzas

y el minutero del reloj.

¿O acaso otros colores,

callados y escondidos,

para entre candilejas

dar a las sombras vida?

Así, rozas las pupilas,

tornas el mundo en reflejo,

para nadar, flotar, levitar

en praderas estelares y

encontrar un manto de luz

y fiesta en el aire claro.

Cuando el telón baja, la profecía

como hilos tendida

acompaña el regreso,

hasta “el rumor, casi humano que fluye”

En algún sitio tañe una campana.

Y dices tú:

-Los caminos son infinitos,

pero los pasos están contados.

Yo,

pienso en tus palabras.

Y en esa dimensión eterna,

el teatro, no acaba.

Grisel Parera

 

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Poemas de Francisco Mora

 

POR EL RÍO VAN CABALLOS

 

De nuevo, el otoño batiendo los postigos,
como si nunca antes la vida tejiera sus tapices
en la casa.
Otra vez el vértigo abisal de la existencia hurgando
en las cómodas, trazando signos de duda en las
paredes y sobre la cal de mi alma.
Inmóvil, en el cuarto hay un hombre que mira
y no pregunta,
inmóvil, junto a mi lecho, el curso del río
viste canas amarillas y paréntesis de hierba.
Este es el lugar de la ruina y el silencio,
bajo este techo de arrogancia alcé una cabaña
de naipes y palabras
que tumbó el vendaval. En tránsito
mi voz clamando por la herida,
en esta mies de nadie enjalbegada de fiesta
que cicatriza en mi carne.

Una vez más el otoño golpeando los cristales,
dibujando caballos ocres en el río,
hermosos caballos rotos entre la niebla.

Caballos de tristeza semejantes a mi alma.

 

De su libro
Memoria del silencio
Ed. El toro de Barro
Tarancón de Cuenca, 2000.

 

REVISTA 64