AL CALENDARIO MAYA, por Ángel Ruiz Cediel

Algo tenían que hacer quienes controlan el sistema, porque ya la sicosis social era preocupante. Por todas partes sobraban informaciones acerca de un previsible fin del mundo para el 21 de diciembre de este año, supuestamente basado en el Calendario Maya que todos conocemos, o, mejor sería decir, conocíamos. Y esto ha sido un bluff como la santa catedral de Toledo, descollando los medios oficialistas con enorme aparato que dos científicos de medio pelo han encontrado otro calendario maya que no concluye el fatídico próximo 21 de diciembre, sino que se proyecta mucho más allá, unos cuantos miles de años más. Fanfarrias, chistes malos y, en fin, una absurda parafernalia que nos hace temer a quienes no creíamos que el 21 de diciembre de 2012 fuera el día de ningún Fin del Mundo, si no estarían en lo cierto quienes lo creían.
No voy a explicar en este artículo lo que significa o cómo se puede interpretar la Estela de los Soles o Calendario Maya, sino sólo poner un parangón: ¿creerían los cristianos, por ejemplo, que su Biblia es mentira porque han aparecido hace algunos años los Manuscritos del Mar Muerto?…, o, todavía, ¿dejaron de creer los cristianos en su Dios cuando John Smith encontró aquellas supuestas placas de oro del ángel Moroni?… Pues eso.
De la Estela de los Soles sabemos casi todo, y casi todos sus designios, al menos hasta la fecha, se han verificado inexorablemente, incluyéndose eventos que podríamos considerar como menores, tales como eclipses de Luna -es dificílisimo predecir un eclipse de Luna, para quien no lo sepa-, tránsitos de Venus o fenómenos solares inesperados, los cuales ya usaron en su momento los científicos para intentar desacreditar los pronósticos mayas, siendo finalmente que éstos tenían unos conocimientos muy superiores a los que la propia Ciencia oficial parece tener, y aquellos sucesos solares que creyó la Ciencia que no se iban a producir, se verificaron. Y ahora ¿quieren que nos creamos que unas pinturas encontradas en un rincón de la selva de Guatemala, sin orden ni concierto y sin tiempo de estudio alguno, pueden desdecir todo eso?… ¡Por favor, qué falta de talento!…
La Estela de los Soles no predice ningún Fin del Mundo –bueno es que comencemos apuntando esto para que los descerebrados de tendencia oficialista o catastrofista sean puestos en su sitio-, sino el fin de un ciclo, pues que ellos tomaban como referencia el paso del planeta Tierra por la llama Fosa Oscura, que es el eje de la eclíptica de la galaxia. Ni más, ni menos. Eso sí, sabemos que cuando eso sucede, los trastornos en el planeta son terribles, y lo son debido a posiblemente las emisiones de partículas de alta energía que provienen del agujero negro que previsiblemente hay en el centro de la galaxia, y esto es algo que sucederá (ya está sucediendo), le guste o le desagrade a la Ciencia. Y sabemos todo esto no por iluminación o porque nos lo haya confidenciado ningún mandinga, sino porque hay vestigios arqueológicos y geológicos sobrados de estas cíclicas catástrofes para el planeta y la vida en todos los rincones del mundo. Algo, por sí mismo, sencillamente incontestable.
Sin embargo, no es sólo una cuestión de coincidencia con las excavaciones geológicas o arqueológicas, sino que estos mismos eventos que se describen en la Estela de los Soles son en todo coincidentes con la Biblia Cristiana, con el Pentateuco, con la Biblia Kolbrin, con las tradiciones de numerosos pueblos indígenas o con los escritos históricos chinos, entre mil fuentes primigenias. No se ha tratado, pues, de ningún Fin del Mundo para ninguna cultura, pero sí una época de enormes trastornos en todos los rincones de la Tierra cada vez que el planeta ha pasado por el centro de la galaxia. ¿Coincidencia?… Tal vez sí, puede ser; pero debería considerarse que hoy y ahora mismo, casi la totalidad de los simuladores de la magnetosfera de todas las páginas web del mundo han sido ocluidos o borrados -compruébelo por sí mismo si quiere-, cuando no se encuentran inoperativos porque, curiosamente, estamos recibiendo una inusitada compresión de la magnetosfera… ¡que no proviene del sol! Naturalmente, si esto fuera abierto al gran público, entre él habría algunos astrónomos independientes que preguntarían: ¿y de dónde proviene entonces esa oleada de partículas de alta energía, cuando parece ser que no se está comprimiendo la magnetosfera por la parte que da al sol, sino precisamente por la parte contraria?… Interesante, ¿verdad?…
Cualquier observador –no es necesario que tenga una gran formación- sabe que hoy no está la Luna en su sitio ni sus fases coinciden con lo que debiera ser, que las constelaciones no están en el lugar que debieran o que el sol tiene una conducta errática que no somos en absoluto capaces de comprender o predecir; pero es que, además, nos encontramos a unos días nada más de un significativo eclipse solar que es posible que nos descubra nuevos aspectos que ni sospechamos, que dentro de tres semanas se producirá el para los mayas significativo paso de Venus ante el sol y que en toda la Tierra se están produciendo fenómenos que nadie de la llamada Ciencia puede explicar, como esos Hum, esos enormes sinkhole que se abren en todo lugar o esas inmensas inundaciones sin lluvias que se producen por doquier. Todo esto reunido, no es para menos que alarme y mucho a la comunidad científica oficial y a todos esos catastrofistas que tanto parecen desear un Fin del Mundo, y, como no podía ser de otro modo, han convertido unos garabatos hallados en un túmulo insignificante –en ningún templo, ni ninguna ciudad ni ninguna comunidad significativa maya, es importante tener este dato en cuenta-, en poco menos que el descubrimiento más importante de la Historia desde que sabemos que el mundo es un esfera. En fin, que nos consideran idiotas, qué le vamos a hacer.
No; de ninguna manera el 21 de diciembre se va a producir ningún Fin del Mundo – el mundo no tiene fecha de caducidad a plazo y hora fija-, pero sí estarán sentadas las bases para un cambio de paradigma que alumbrará una nueva sociedad, que, en lo personal, no creo que tenga nada que ver, precisamente, con ninguna Edad de Oro, sino precisamente de lo contrario. Tal vez sean los dolores de parto de aquélla, la cual vendrá después, pero, es mi opinión, la cosa va a ir a mucho peor, porque es necesario que todo empeore y se desmorone para que todo pueda volver a comenzar, y es imposible, por una parte, seguir como estamos –el sistema está agotado en todos sus extremos-, y es imposible, por otra, crear un nuevo sistema sobre el caos de éste.
Y respecto a ese calendario maya que han encontrado, en fin, qué decir sino que como chiste no está mal, si es que no como evidencia de la desesperación del sistema, el cual está convulsionado por sus últimos estertores hasta el extremo de caer ya en el ridículo más espantoso.

www.angelruizcediel.es


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