ARQUEOLOGÍA, SANTA MARÍA DE MELQUE,
Dionisio Urbina
La iglesia de Santa María de Melque.
La iglesia de Santa María de Melque es uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa Alto-medieval de la Península Ibérica. Construida a comienzos del siglo VIII d.C., la iglesia es la parte mejor conservada de un conjunto monástico visigótico-mozárabe del siglo VII, que en la actualidad está siendo excavado.
Tras su fundación por los visigodos, el monasterio continuó siendo utilizado por los mozárabes, hasta que acabó convertido en un pequeño castillo musulmán. Después de la conquista de Toledo por Alfonso VI, se devolvió el uso monacal al conjunto, sin que por ello dejara de existir una pequeña fortaleza para proteger a la aleda que había crecido en torno a la iglesia. Con el paso del tiempo la aldea se fue despoblando en tras la desamortización del siglo XIX la iglesia dejó de emplearse para el culto.
Interior |
Comienza entonces una etapa de casi un siglo de olvido, en la que el templo llegó a ser utilizado como pajar y establo, hecho que, paradójicamente, contribuyó a la conservación del mismo. Desde mediados del siglo XX el templo comienza a interesar a numerosos investigadores, gracias a cuyo trabajo se da a conocer la importancia del mismo, a los que se unen los continuados esfuerzos de la Diputación de Toledo, propietaria del monumento, que se han materializado en la restauración de la iglesia y las dependencias contiguas, transformadas de establos en centro de interpretación y lugar para el recreo.
En la actualidad se puede visitar el monumento y el centro de interpretación, y se dispone de un guía que ayuda a complementar la visita, al tiempo que continúan los trabajos de excavación y acondicionamiento del entorno del monasterio y el poblado musulmán, que en un futuro ayudarán a conocer y valorar mejor la importancia del lugar.
La Iglesia.
La iglesia es de planta cruciforme, formada por cuatro rectángulos unidos en el centro por un cuadrado. Se conserva además una capilla lateral y parte de otra, junto a un sala de arcos de herradura. En el interior sobrecogen sus anchos muros, los arcaos de herradura que rematan las bóvedas u las grandes piedras unidas a hueso. Apenas una moldura rompe la sobriedad de la piedra desnuda y algunos restos de estuco. El nicho de un enterramiento nos habla del personaje al que se debe la fundación del templo, un individuo poderoso o tal vez alguien considerado santo.
Los alrededores.
Melque se encuentra al occidente de la provincia de Toledo, entre la Puebla de Montalbán y San Martín de Montalbán, en la antesala de los Montes de Toledo. Podemos acercarnos desde la capital por la carretera de Gálvez, o en dirección a Talavera de la Reina. Frente al cartel que nos anuncia el desvío para Melque en la CM.4009, podemos ver otro que nos indica el camino para llegar al castillo de Montalbán. Este monumento es de propiedad privada y sólo puede visitarse los sábados de 10 a 16 h, permaneciendo cerrado del 1 de febrero al 16 de Mayo.
Castillo de Montalban |
Se trata de la fortaleza de mayor tamaño de Castilla-LA Mancha y una de las más importantes de España, aunque su estado de conservación no es el más adecuado. El castillo, al parecer, fue fundado por los templarios en el siglo XIII, y junto a sus muros ocurrieron curiosos episodios, como el sitio que sufrió Juan II por las huestes del infante D. Enrique en 1420. Merece la pena recorrer sus murallas y dejarse llevar por los ecos de antiguas intrigas y batallas mientras se trisca o pasea por las orillas del arroyo Torcón.
A pocos kilómetros se encuentra la Puebla de Montalbán, lugar de nacimiento de Francisco de Rojas, autor de La Celestina. El pueblo conserva un interesante con junto monumental junto a su plaza porticada. Los viajeros amantes de las soledad y la nostalgia, pueden seguir desde la Puebla de Montalbán hasta El Carpio de Tajo, en dirección a Talavera de la Reina, y desde allí girar a la derecha hacia La Mata en donde se encuentran las ruinas de una iglesia visigótica que perteneció a un conjunto monacal similar al de Melque. Aquí sólo encontraremos unas piedras caídas y un arco solitario que sigue en pie desafiando al tiempo.
San Pedro de la Mata |