Con frecuencia, al citar las campañas del África Occidental Española, en los territorios de Ifni-Sahara, se suele generalizar, identificando y situando estas posesiones españolas en un mismo conflicto. Sin embargo, hay que separar tanto los orígenes de uno y otro, como las circunstancias y desenlace del primero y del segundo. Eso sí, el detonante de ambos episodios fue el mismo, y hay que buscarlo en la independencia de Marruecos, concedida en su zona por los franceses el día 2 de marzo de 1956, cuya continuación tendría lugar el 7 de abril, tras la firma en Madrid, de una declaración conjunta por la que España renunciaba al protectorado de la zona Norte de tal reino.
Mapa de Ifni |
Dicho esto, hay que subrayar que ambos conflictos tan sólo tuvieron comunidad de fines durante los años iniciales 1957-58. En el último de ellos, el que acaba con la retirada de nuestras fuerzas del desierto del Sáhara, en el que la actitud política de los líderes políticos españoles –con un jefe de Estado agonizante y un príncipe novato en tan delicadas funciones- obligó a nuestras fuerzas a protagonizar un papel muy poco brillante. Muchos identifican el fracaso de la operación a nuestros militares. Nada más lejos de la realidad.
Pero no se trata de entrar a analizar aquí y ahora las circunstancias políticas internas nacionales, vividas durante la agonía del general Franco, que tanto incidieron en el desarrollo y desenlace de la campaña del Sáhara. Lo que se intenta hacer en este artículo es una especie de reseña histórica del primero de aquéllos conflictos, el de Ifni, y un breve análisis de los enfrentamientos bélicos mantenidos en tan reducido espacio geográfico.
Algunos, al pensar en el conflicto mantenido por España en este territorio, lo hacen identificándolo, tan sólo con lo sucedido en su capital, Sidi-Ifni. Parece entonces oportuno, en primer lugar clarificar en que consistía la que fue, en otro tiempo no muy lejano, provincia española de Ifni.
Playa de Ifni |
El agreste territorio de Ifni, situado en la costa atlántica, al suroeste del actual reino de Marruecos, y frente al archipiélago de las Canarias, está comprendido entre las llanuras de Tiznit, al norte, y la del Nun al sur de la cordillera del Anti Atlas. Los derechos de posesión por parte de España, reconocidos internacionalmente, se remontan a la firma del tratado de Tetuán en 1860, tras la victoria de nuestras armas en la batalla de Wad-Ras.
Pero la historia de nuestra presencia allí hay que situarla mucho antes, cuando la Monarquía Católica, esencialmente gracias a la visión geo-estratégica de la reina Isabel, consciente de la necesidad de mantener en tierra firme una retaguardia que asegurase la permanencia de nuestras armas en las Islas Canarias, punta avanzada de Castilla en el Océano Atlántico, animó a sus capitanes a efectuar expediciones por las costas occidentales del norte de África, próximas a dichas islas.
Diego García de Herrera |
En el año 1476, una de estas expediciones al mando de Diego García de Herrera, compuesta de seis naves, tomaba posesión de la playa y comenzaba la construcción de una fortaleza. Este fuerte pronto se transformó en factoría comercial. Inicialmente, y tras mucha controversia internacional por parte de Portugal, Francia e Inglaterra, esa pequeña cabeza de playa sería conocida como Santa Cruz de Mar Pequeña. El territorio, agreste y salvaje, con forma de paralelogramo, y medidas de setenta kilómetros de longitud por una anchura media de treinta -aproximadamente las dimensiones de la isla canaria de Fuerteventura-, por el sur va diluyéndose en las arenas del desierto del Sáhara. Tanto el archipiélago canario, como la posesión española de la costa de África, eran codiciadas por ingleses y franceses, lo que motivó frecuentes fricciones, que a la muerte de Diego García de Herrera, significó la pérdida de esta posesión.
Sin embargo, en 1496, Santa Cruz de Mar Pequeña sería recuperada para España y los Reyes Católicos accederían a la propuesta que les hacía el gobernador de Gran Canaria para gobernador de aquella a favor de Diego de Cabrera quien, gracias a su dominio del árabe, con gran acierto político supo ganarse a los nativos. La presencia española estuvo patente hasta 1517, en que se perdió tras un ataque de varias tribus. Pero, nueve días después Fernán Darías de Saavedra la tomaría de nuevo.
Los habitantes del territorio, pertenecientes al “lef” –conglomerado de tribus indígenas- de Ali Ba Amran, abandonaron la vida nómada, y con el paso de los tiempos a partir del siglo XV se fueron acomodando a la vida sedentaria. La convivencia con los pueblos bereberes incidió en la formación de su lenguaje, el “chelja” y en la adopción de sus costumbres. Guerreros por naturaleza se destacaron por sus rápidos y eficaces ataques y saqueos de las caravanas que atravesaban el territorio.
Algo que les distinguió del resto de los indígenas, en el plano político, fue su categórico rechazo a la dominación francesa y su abierta inclinación a que fueran los españoles los que se establecieran en su suelo. Pese a estos sentimientos, en 1524 una potente razzia de fuerzas indígenas se apoderó de Santa Cruz de Mar Pequeña y la antigua posesión española estuvo en sus manos durante largo tiempo.
No sería hasta el 6 de abril de 1934 cuando el coronel Oswaldo Fernando Capaz Montes, héroe de la campaña de Marruecos del año 1926, desembarcaría en sus playas y, acompañado del teniente Lorenzi, Sid Ahmed Bachir, quien había estado a sus ordenes en las campañas de Marruecos, y el cabo Sabino Gómez Flores señalero del buque Canalejas, empezó la construcción de un pequeño aeródromo que sería el esqueleto de lo que más tarde constituyó el aeropuerto de Ifni.
Cinco días después llegaron a bordo del buque España nº 5 las “mías” –unidades tipo compañía de fusileros- de la “Mehal-la” –unidad regimental- de la Gomera. Mientra tanto, el coronel Capaz –a quien los indígenas le atribuían la baraka– supo contener a los nativos pactando con sus líderes, reclutando de esta forma las primeras unidades de la Policía Indígena. En su audaz acción adelantaría la frontera del territorio ocupado hasta las posiciones de Asaka, el oasis de Ug-gug, Ait Ialaten e Id Aisa, esta última tomada por el Romero Sixto.
Conseguida la independencia, Marruecos, contagiado del espíritu panafricano nacido al socaire de la revolución nasserista en Egipto, que pretendía la utópica unión de todos los pueblos africanos, mediante la lucha armada contra el colonialismo europeo, inició una masiva campaña de radicalizada exaltación patriótica. En este entorno, el partido político Al Istiqlal, presentando una larga lista de reivindicaciones soberanistas que alcanzan a los territorios por entonces de España, anima a las masas a la recuperación de los mismos. Una serie de “bandas armadas incontroladas” del que llamaban Ejército de Liberación, imbuidas de un exacerbado espíritu nacionalista, apoyadas por la Unión Soviética a través del FLN y a la llamada de la yihad –guerra santa del Islam-, a finales del año 1957 y principios del año siguiente, desencadenaría una serie de ataques feroces a las posesiones españolas de Ifni y Sáhara.
Soldados en Ifni |
En Sidi Ifni, Zoco el Arba, Telata, Tiliuin y Tiiugsa, aparecieron los primeros focos nacionalistas de apoyo a Marruecos, con la proliferación de banderas marroquíes por todas las casas y mezquitas, sufragados por comerciantes que veían allí su futuro. En el verano de 1956 se produjeron los primeros ataques armados, lo que aconseja al gobierno de España a trasladar al territorio algunas unidades expedicionarias del Regimiento de Canarias 50 y a destacar en Ifni la II Bandera Paracaidista. El 16 de agosto ésta es atacada desde el puesto de Tiguisit Igurramen.
En los primeros días de noviembre la concentración de las llamadas “bandas incontroladas” en la frontera de Ifni es alarmante y en la noche del día 23 se desencadenó un ataque general sobre el territorio que alcanzó la misma capital, Sidi Ifni. En esta acción cayeron los puestos de Tabelcut, Bifurna, Tamucha y Hameiduch. Pero resistieron los de Mesti, El Tenin, Telata y Sidi Ifni, entre otros. En el de Tamucha, tras heroica resistencia cae el teniente Gonzalo Fernández Fuentes. Tratar de relatar en el corto espacio de este artículo las heroicas acciones desarrolladas por nuestros soldados durante esos días en esas tierras, corre el peligro del olvido de alguna otra que puede merecer los más altos laureles.
Bandera Paracaidista |
Pero no podemos dejar de mencionar la excepcional hazaña del teniente de paracaidista, don Antonio Ortiz de Zárate, quien al ir a socorrer el destacamento de Telata, en heroica resistencia ante el ataque de las hordas morunas, al mando de una sección de su unidad encuentra la muerte. Al ser recuperado su cadáver entre su pecho encontraron una ejemplar oración escrita, que haría carne en su tropa para siempre, decía así “…haz Señor que mi alma no vacile en el combate y mi cuerpo no sienta el temblor del miedo. Haz que yo sea tal en la guerra como lo fui en la paz. Haz que el silbido agudo de los proyectiles alegre mi corazón…”
Teniente Ortiz |
Pese al valor demostrado por nuestros hombres en el restablecimiento de la situación con las operaciones “Siroco” y “Pegaso”, en el año 1969 el Mando político decide la retrocesión del territorio de Ifni a Marruecos.
Todo esto me parece muy real,pero swolo nombra nombres de jefes militares y nadie dice nadade soldados de reemplazo que en los primeros momentos fueron atacados en sus puestos por el ejercito regular marroqui disfrazados de rebeldes y murieron en sus puestos y sus cadaveres se comieron los chacales o sufrieron 18 meses de prision, y por cierto todos calzabamos alpargatas en la luchaq
lo digo yo alfonso carlos alsua irurzun ex policia ex cautivo herido en combate me da pena que todos nombren a los oficiales que so los que menos dieron el callo en la lucha es una pena de españa lleno de vocazas yo tengo la medalla a la guerra ifni sahara y me la cocedieron pero tenia que comprarla claro no lo hice una pena de pais que olvida a sus heroes caso TAMUCHA
El astuto por entonces principe heredero Hassan que controlaba de forma más o menos velada al «Ejército de liberación» supo conseguir gran parte de los planes previstos, el territorio controlado por las tropas españolas tras el conflicto quedo reducido poco menos que a la ciudad de Sidi Ifni-de forma absurda llegó un aluvión de inversiones en infraestructuras- e hizo caer como fruta madura el Protectorado Sur marroquí con la colonia de Cabo Juby evacuada en tiempo record y puso las bases a la posterior marcha verde marroquí sobre el Sahara. Las tropas españolas combatían con alpargatas, carecían de vehiculos todoterreno, blindados, fusiles inservibles y de alimentación sardina en lata y carne salada…en un territorio donde el agua potable era un bien escaso. El caso de Tamucha revela lo absurdo del despliegue en la mayoría de posiciones del Territorio. Triste final el del valeroso teniente Fernández Fuentes y sus hombres y más triste el olvido al que fueron sometidos por su propio país. También muy triste para muchas familias españolas el no poder dar cristiana sepultura a la multitud de desaparecidos en el conflicto de Ifni, una tierra de dura orografía y vegetación en gran parte cactiforme…pero sumamente atractiva.