Sin duda una de las tradiciones más singulares en el culto a San Roque tiene lugar en la localidad de Palazuelos (provincia de Guadalajara): la Quema anual de un boto en honor al Santo en la medianoche del día 15 de agosto, justo cuando se convierte en día 16.
La quema se realiza ante la imagen que se encuentra insertada en una antigua ventana-saetera de la muralla de Palazuelos, en la llamada Puerta de la Villa.
Sin que se tengas referencias precisas del inicio de la tradición, probablemente entre los siglos XV y XVI, los habitantes de la Villa de Palazuelos queman este boto en un acto simbólico en recuerdo del voto o promesa realizado a San Roque como resultado de su intercesión en alguna epidemia de peste.
Con el paso del tiempo la renovación del voto al Santo se convirtió, tal vez, buscada para evitar la pérdida de la tradición, en la quema un boto de los empleados para almacenar líquidos, fundamentalmente vino.
Tras años de pérdida debida al éxodo rural, la tradición se halla completamente recuperada (no sin problemas por la dificultad de encontrar grandes botos).
En 1984, un reducido grupo de vecinos del barrio de la Puerta de la Villa, charlando sobre las fiestas y costumbres del pueblo, en las habituales “tomas de fresco” estivales, recordamos cómo la “Quema del Boto” en la Festividad de S. Roque, hacia años que no se realizaba. Sin dudarlo, ese mismo año se restauró la tradición. En años sucesivos, la asistencia al acto fue aumentando, hasta alcanzar una afluencia casi total de los habitantes, desde niños hasta los más ancianos de la localidad y cómo coincide con las vacaciones estivales, también todos aquellos que tienen su segunda residencia o familiares en Palazuelos.