LEYENDAS MANCHEGAS, por Ricardo López Seseña

MIGUEL DE CERVANTES Y SAAVEDRA

Aunque sea interjección  usual en el idioma castellano, adquiere toda su fuerza expresiva en el léxico del Común manchego, en donde se usa con especial contundencia y su significado es más fuerte que en ningún otro lugar, dependiendo, naturalmente,  del énfasis y tono con que sea pronunciada.

Y digo esto pensando en una anécdota encontrada en viejos papeles, que hablan de tradiciones perdidas en el tiempo, pero que eran usuales en el de El Quijote, y que se intentaron en la persona de su autor D. Miguel de Cervantes.

Cuentan éstas, que llegado D. Miguel a El Toboso  pidió por caridad posada en casa de un rico labrador llamado Lorenzo, que le acomodó lo mejor que pudo en un pajar tras invitarle a cenar.

Al parecer el anfitrión tenía una hija “muy coqueta”, que en la leyenda identifican con la supuesta Dulcinea, que era  galanteada por varios mozos, y que estos acudieron bastante ebrios en busca del “sacamantas o vejiguero”, que así se denominaba a los recaudadores, con el fin de darle un merecido escarmiento.

Aunque fueron burlados por Lorenzo alegando que se había marchado de allí después de la cena, no sucedió  así con  la revoltosa hija, que les facilitó la entrada a la casa y al lugar a  donde Cervantes descansaba.

Le sacaron de allí, de muy malas  maneras, atándole la larga cuerda a la cintura, pero dejando ambos extremos libres en una gran longitud,  de forma que cuando le echaran a la Charca, una de tantas de las  que entonces rodeaban a El Toboso, pudieran manejarle desde opuestas orillas, con el fin de revolcarle,  tirando alternativamente de una u otra punta, en el cenagal,  cada vez que intentara salir de él.

La cosa debía ser muy seria y Cervantes tuvo relativa suerte, ya que Lorenzo pasó aviso de lo que sucedía a los cuadrilleros de la Santa Hermandad que no debían andar muy lejos, quienes le salvaron de las manos de aquellos energúmenos, pero con tan mala fortuna  para el, que se le llevaron detenido a Argamasilla de Alba.

Juzgue el lector la gravedad de los hechos y el significado de la interjección con que comenzamos a narrar esta leyenda. y que en La Mancha, junto con una retahíla muy abundante de palabras con especial significado trata de formar un nuevo diccionario manchego.

 

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