El nombre artístico de Margarita Zelle se convirtió en sinónimo de espionaje, por sus encantos femeninos. Hay muchas cosas oscuras en el caso de ésta mujer que tuvo al Paris de su tiempo a sus pies y fue idolatrada por miles de hombres, no obstante vivió rodeada de incomprensión e infelicidad.
¿Quién fue en realidad esta mujer fascinante?
¿La espía cuyo proceso duró dos días y su posterior fusilamiento apasionó a los europeos?
Margarita Gertrudis Zelle nació un 7 de agosto de 1876 en la ciudad de Leeuwarden hija de familia burguesa, en esa ciudad realizó sus primeros estudios, mas adelante se trasladó a Leiden Holanda para estudiar magisterio.
Su belleza que la caracterizó desde la niñez, acentuada por el tiempo, se convirtió en misterio, poseía de un encanto especial indescifrable era introvertida en su manera de ser, a los 19 años se desposó con un oficial del ejército holandés de apellido Mc. Leod y fue a vivir a Java después de la boda. Después de 7 años en la isla hasta 1902, despertó su afición por el baile, tenía muchas horas de ocio por las labores de su marido militar, Margarita se interesó en costumbres y bailes orientales que finalmente le apasionaron, compenetrándose en la vida de la mujer javanesa.
Se transformó influenciada por el mundo nuevo, distinto al burgués puritano y aburrido de los países bajos, comenzó a usar la indumentaria típica de las isleñas y experimentó los contrastes del mundo milenario, cegado, donde nació y vivió su niñez, al exótico y sensual de la isla.
En ese contrapunto sexual y la herencia cultural estrecha con la que vivía entra en contradicciones, se divorcia del oficial Mc. Leod y se traslada a París donde puede realizar sus sueños desempeñándose como bailarina profesional en la capital francesa, imprime a sus danzas erotismo y excitación, aunada a su belleza pronto se hace popular en la ciudad luz de 1905. Se entrega de lleno a su profesión de bailarina, llamándose “Mata Hari” cuyo significado en malayo es (ojo del día) nuevamente se da una transformación al nombrarse así. Al no encontrar la respuesta buscada en el público empieza a bailar desnuda, así llega a la fama, al clímax, la ondulación de las caderas y sus manos excitan al paroxismo, a los espectadores convirtiéndose en rutilante estrella. Alcanza el éxito a toda costa y tesón trabajando a altas horas de la noche: La expresión del rostro de la mujer leyenda se vuelve enigmático.
Brindó sus favores a la crema innata de la intelectualidad, aristocracia, diplomacia, política y altos oficiales del ejército, cortejándola con gran delicadeza, llenan su camerino de rosas.
Durante 10 años tiene romances efímeros y el vacio de su corazón aumenta.
En 1916 conoce a un alto militar en la Haya que se desempeña como Cónsul, ahí es acentuado el enigma, afirman que se enamoró de él y que le ofreció una buena suma de dinero para que le suministrara información castrense, dada su relación con los militares galos.
Sin ser profesional del espionaje, atraída por nuevas seducciones, su defensa negó que hubiera sido una espía, ella en afán de probar su inocencia afirmó su deseo de trabajar a favor de los aliados penetrando en los proyectos de los ataques alemanes.
Todo resultó infructuoso en solo dos días que duró el proceso se le condenó a muerte y meses después fue llevada al paredón no quiso que le vendaran los ojos, enfrentó al pelotón con valentía 12 balas terminaron con su hermoso cuerpo, de ahí el mito que las autoridades negaron, pues nunca revelaron detalles de la muerte de Mata Hari o Margarita a los 41 años de edad.
Pudo ser la psicosis de la guerra que padecía Francia y no la verdadera culpabilidad del espionaje.