PASEOS POR LA HISTORIA DEL ARTE. ESTANDARTE DE UR, por Alfredo Pastor Ugena
Las necrópolis real de Ur se descubrió en el 1922 por el británico Sir Leonard Woolley, está situada al sur-este del gran Zigurat de Ur y consta de unas 1850 tumbas que fueron utilizadas en el periodo comprendido entre el 2650 y el 2050 a.C. las cuales acabaron squeadas cuando los elamitas entraron tras la conquista de Ur y que a la postre acabaría con la cultura Neosumeria.
Tras el descubrimiento de las tumbas, Sir Leonard Colley no comenzó de inmediato las excavaciones debido a la falta de preparación de su grupo de trabajo teniéndolas que retrasar hasta 1926, de las 1850 tumbas, 16 destacan por la calidad y riqueza de los objetos encontrados en ellas y aunque muchas de ellas fueron expoliadas dos permanecieron intactas, existiendo la creencia que pertenecieron a reyes sumerios, siendo los mas importantes en cuanto a la riqueza de su ajuar los de la I Dinastía de Ur y destacando reyes como Meskalamdug, Mesanepada, Shulgi y Amar-Sin y a miembros de la familia real como, Puabi y Abargi.
Estos individuos fueron enterrados en ataúdes de madera, mimbre o arcilla o simplemente fueron envueltos en una estera, junto a ellos apareció su ajuar funerario constutuido por piezas de gran valor fabricadas en oro, plata, lapislázuli, madera o conchas a la par que objetos de exquisita orfeberia e incalculable valor.
Un ejemplo relevante de todos estos ajuares funerarios funerarios es este Estandarte objeto de nuestro comentario. Entre sus características más notable podemos señalar , de forma sintetizada, las siguientes:
Estilo: Arte mesopotámico
Cronología: 2600-2400 a.C
Tamaño: 21,5 cm de alto x 49,5 cm de ancho. Museo Británico.
Materiales: Madera con incrustraciones de lapislázuli, piedra caliza roja y conchas.
He aquí una de las piezas más atractivas de toda la arqueología mesopotámica. La denominamos como «Estandarte real de Ur», aunque no conocemos a ciencia cierta cuál fue su uso. Fue hallado en una de las tumbas del llamado «cementerio real de Ur», en una esquina de la cámara funeraria y muy cerca del hombro de un cadáver de sexo masculino.Es de forma trapezoidal y está realizado en madera que estaba originariamente cubierta por una capa de betún. Estaba prácticamente destrozado por el empuje del terreno, de manera que la reconstrucción actual es, hasta cierto punto, una conjetura.
Esta pieza arqueológica es considerada una de las fuente más fiables sobre la civilización desarrollada en los márgenes del Creciente Fértil a partir del III milenio a.C. Su descubridor, pensó que formaría parte de un estandarte para ceremonias y procesiones. Pero en la actualidad, se cree que pudo emplearse como una especie de instrumento musical algo así como caja de resonancia.
La pieza de forma trapezoidal está compuesta por varias placas y en cada una de ellas se representa una escena distinta. Sin embargo, podemos encontrar un personaje común en ambas caras que corresponde a la figura de un monarca sumerio. Éste destaca sobre el resto de las figuras sentado en su trono gracias a su representación jerarquizada, es decir, tiene un tamaño mayor que el resto de figuras.
Hay dos escenas principales ambas divididas en tres franjas horizontales:
La «Escena de la paz» donde se presenta un desfile de súbditos portando animales y productos agrícolas como ofrendas al monarca que aparece sentado en su trono en la parte superior. La perspectiva de la escena es plana y las figuras se superponen en filas, unas encima de otras, de derecha a izquierda y de abajo a arriba. El banquete está amenizado por músicos que tocan el arpa.
En el otro panel aparece una «Escena de la guerra». En ella se representan filas de carros de combate y soldados de infantería con sus armas y escudos. Aparecen incluso algunos prisioneros pisoteados mientras que otros, atados serán presentados ante el rey como botín de guerra. El monarca sumerio porta una lanza y recibe los honores. Al igual que en la escena anterior, las figuras siguen un línea en zigzag desde abajo, superponiendose en filas para indicar la profundidad.
Gracias a esta pieza sabemos que la civilización mesopotámica fue una de las primeras en conocer las técnicas agrícolas y que no fue una sociedad pacífica puesto que los monarcas tuvieron que emplear la guerra para controlar su imperio.