PECADOS Y DANZANTES DE CAMUÑAS, Toledo, por Luis Manuel Moll

DANZANTES Y PECADOS

En estos fragmentos de penumbra que pretendemos arrebatar al tiempo habitan los vagos reflejos de una realidad inaccesible al exiguo poder de los sentidos: La eterna confrontación entre el bien y el mal. Esta incesante batalla que imprime movimiento a todo lo creado, y que sólo podemos ver figurada en complejos rituales, como este, que se nos ofrece vivo.

 

DANZANTES Y PECADOS

La extensa colección de símbolos que mostramos a vuestros ojos y a vuestra inteligencia forman un sólido brocal desde donde podemos atisbar las profundidades de nuestro ser como un hondo resplandor que pugna por escapar del pozo y regresar a la fuente solar de donde fue irradiado. Adheridas al espejo de los siglos, emanan estas máscaras un compacto rumor de caos y equilibrio, de materia y de espíritu que sugiere virtudes y pecados, tránsitos entre estados de conciencia en viaje interminable hacia la Luz Divina. Si miráis bien, no dejaréis de reconoceros en sus rasgos.

Florentino Caballero Santacruz – Asociación Danzantes y Pecados

PECADOS Y DANZANTES

Es probable que estas danzas tengan su origen durante los siglos XVI y XVII, pero no puede ir más allá del pontificado de Urbano IV que en el 1264 decretó la bula “Transiturus de hoc mundo”. Instituyendo en la Iglesia Universal la celebración del Corpus Christi en el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad del Cuerpo y la Sangre del señor.

La representación comienza mucho antes de la misa de la mañana, comienza dentro en cada grupo, independientemente en cada una de las casas donde se reunen para celebrar estos días, haciendo un recorrido previo a la misa con motivo de recoger al párroco del pueblo y a las autoridades del mismo. Una vez comenzada la misa son los pecados los únicos que quedan fuera del Templo y es al término de esta cuando comienza la procesión. En la Plaza del Reloj, o de Ramón y Cajal, los Pecados lanzan una ofensiva contra el bien, y un diparo anuncia la llegada de «La Pecadilla», parece buena, para engañar a los Danzantes, peor la parte superior de su vestimenta revela su maléfica misión. Después de la Pecadilla viene el «Pecado Mayor», Su vestido negro y su careta de cerdo simboliza al demonio, un horrible aullido acompaña a su ataque. Luego entra el resto del grupo, que intenta encarnar a a las fuerzas malignas y los pecados del mundo. A continuación llega «El Correa», que acaba la batalla, su serenero rojo viene a emular los Pecados del mundo, después todos los Pecados caen humillados.

PECADOS Y DANZANTES

Luego los «Danzantes» comienzan a «Tejer el cordón», una danza muy trandescental. Las filas están encabezadas por la Prudencia, a la fila izquierda, y el cordel, a la derecha que representa la justicia. También participa el judío mayor, un personaje inmóvil que emula la ceguera de la fe. El «Capitán» que representa la caridad, el «alcalde» tiene a su cargo la interpretación de la esperanza. El «Tambor» encarna la Templanza y la «Porra», la fortaleza. En el centro de la formación está la «Madama», de importante influencia francesa en el nombre, es un personaje femenino, de careta lampiña. La «Madama» va recorriendo las 2 filas de danzantes, y los toma tras ella para formar una larga columna, cerrada por la caridad. Luego viene la procesión por las calles del pueblo, atraviesan casi toda la localidad, sobre todo por la zona oeste, y pasa por calles principales como Veracruz, Grande o Alcázar.

 

PECADOS Y DANZANTES

 

 

 

 

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