La ciudad de Recópolis es la única ciudad fundada ex novo como tal por parte de los visigodos en la Península Ibérica. Otras fundaciones como Victoriacum (Vitoria) hay que considerarlas como bastiones defensivos, en este caso contra los vascones. Dicha fundación acaeció en el año 578 de nuestra Era y tal hecho no pasó desapercibido a los cronistas antiguos. Isodoro de Sevilla decía: fundó (Leovigildo) asimismo, una ciudad en Celtiberia, que llamó Recópolis por el nombre de su hijo. Juan de Biclaro, por su parte dejó escrito: El rey Leovigildo… permanece con su pueblo y funda una ciudad en Celtiberia en nombre de su hijo, a la que llama Recópolis: dotando a tan admirable obra de murallas y arrabales,…
La época de Leovigildo se corresponde con una de las de mayor esplendor de la monarquía visigoda en España. Expulsó a los bizantinos y conquistó el reino suevo de Galicia, creando un estado centralizado con capital en Toledo; promulgó un código civil para facilitar la convivencia entre godos e hispanorromanos, y reformó el sistema fiscal unificándolo y acompañándolo de un cambio de moneda. Las disensiones religiosas con su hijo Hermenegildo crearían una serie de tensiones resueltas años después por su otro hijo Recaredo, en honor del cual se había construido Recópolis, al convocar 11 años después de la fundación de la urbe, el III Concilio de Toledo, en el que hizo del catolicismo la religión del estado.
Los visigodos retomaron el antiguo nombre de Celtiberia para denominar a parte de las provincias de Cuenca y Guadalajara. Recópolis se construyó en la zona occidental de Celtiberia, aprovechando una meseta que se eleva sobre un meandro del curso alto del río Tajo, dominado una gran extensión de tierras de vega. Ocupó una superficie cercana a las 20ha. La ciudad tiene planta trapezoidal con dos niveles que fueron aprovechados como cantera para las obras y para disponer barrios a distintas alturas. Para la construcción de sus edificios se provecharon los materiales locales como piedras y maderas de pinos y roble. El agua se traía por medio de un acueducto desde unos manantiales situados a 2km de la ciudad. En el interior de la misma se dispusieron unas cisternas que complementaban el sistema de captación de aguas.
El recinto urbano se cercó una muralla jalonada con torreones y una puerta que aprovechaba las condiciones del terreno en el trazado de la vía hacia Toledo. En la trama urbana destaca el área palatina que consta de una serie de edificios articulados en torno a una gran plaza rectangular en la parte más alta de la ciudad, al norte, ya sobre la terraza que se abre al Tajo. En la zona oriental de la Plaza se levantó una iglesia de planta de cruz latina a la que se adosaron diferentes espacios como dos naves laterales y una perpendicular ,en la entrada, o nártex, recinto en el que se abría la fachada principal. A un lado del nártex se situaba el baptisterio, reservado a las ceremonias bautismales.
Desde la puerta de entrada hasta el palacio corría una calle principal alrededor de la cual se ha excavado un barrio artesanal, formado por una serie de edificios compartimentados en módulos de planta rectangular, con pasillo central. Estos espacios estaban abiertos a la calle y eran las tiendas en las que se exhibían los productos. Detrás de cada una de ellas se disponía el almacén. Los materiales arqueológicos permiten identificar tiendas donde se vendían materiales de consumo como víveres, cuero o alfarería, junto o otros talleres más especializados en donde fabricaba y vendía vidrio y orfebrería. Recópolis tuvo también una ceca monetaria en donde se fabricaban las nuevas monedas impuestas por Leovigildo, basadas en el temis de oro. La gran variedad de objetos hallados en las excavaciones, en las que se encuentran productos venidos de todas partes del Mediterráneo, nos hablan de una ciudad abierta a los flujos comerciales del momento.
Las viviendas se situaban al sur del área comercial, separadas por un espacio abierto. Están diseñadas de acuerdo a un patrón regular agrupadas por manzanas. Las plantas suelen ser trapezoidales con estancias cuadradas o rectangulares que se abren a un patio, el cual podía estar porticado. Los materiales de construcción son pobres, de acuerdo con la tendencia de la ápoca, a base de pavimentos de tierra apisonada, paredes de adobe o tapial y techumbres de teja.
La decadencia de Recópolis se inicia mucho antes de la llegada de los musulmanes, transformándose el barrio artesanal en viviendas y observándose un paulatino empobrecimiento de los materiales arqueológicos. La ciudad fue ocupada por los árabes y conocida con el nombre de Madinat Raqqubal. A lo largo del siglo IX las luchas intestinas entre los árabes llevaran a la ruina total del enclave, produciéndose un incendio que destruye el área palatina y tras un breve período al abandono del mismo.
Con las piedras de Recópolis los musulmanes construirán un enclave cercano: Zorita. Así lo relata al-Razi: y es muy fuerte ciudad y muy alta y la hicieron con las piedras de Racupel, que las hay muy buenas. Tras la reconquista cristiana se alzará una aldea en el siglo XII en el olivar de “Racupal”, que ya en el siglo XIV estará despoblada.
A poco más de 1km de Recópolis se halla el bello pueblo de Zorita, sobre la ladera de un espolón que se aprovechó para levantar un castillo. En la rebelión del 926 contra el califa Abderramán III ya jugó un papel importante. En 1085 pasa a manos cristianas y la zona se repuebla con mozárabes aragoneses. Entregado a los Castro por Alfonso VII, tuvo que ser arrebatado por Alfonso VIII con la ayuda de los monjes calatravos, a cuya orden se entregó en 1174, la cual lo convirtió en firme bastión defensivo. Desde 1565 pasó a manos del duque de Pastrana y su mujer la princesa de Éboli, quienes lo transformaron en residencia.
Los restos que quedan en pie permiten diferenciar dos zonas, una eclesiástica y la otra castrense. Aprovechando la línea zigzageante del relieve, se dispone un sistema de murallas, sobre el que abren puertas y poternas. Tiene dos entradas, una al Este desde el arroyo Bodujo, protegida por barbacana y torre albarrana, por la que se accede al patio de armas. La otra sube desde el pueblo al Oeste. Entre los restos conservados se pueden apreciar elementos de las diversas épocas en la que ha sido reformado, destacando la iglesia del castillo, de estilo románico, de una sola nave.
La ciudad de Recópolis se viene excavando desde hace décadas. En los últimos años este conjunto se ha convertido en Parque Arqueológico por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, contando con subvenciones regulares para continuar las investigaciones arqueológicas y la difusión del área al público, que se ha traducido en la construcción de un centro de interpretación y el desarrollo de diversas actividades a lo largo del año, cuya información se puede encontrar en: http://www.patrimoniohistoricoclm.es/parque-arqueologico-de-recopolis/
Nota: Las Ilustraciones han sido extraídas del Catálogo de la Exposición titulado “Recópolis, un paseo por la ciudad visigoda”. Celebrada en el Museo Arqueológico Regional de Madrid, en 2006. En él colaboraron la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid, el Museo de Guadalajara y el Museo Arqueológico Regional de Madrid.