Desde la playa negra de las salinas de Janubio, seguimos avanzando por la Costa Oeste de la isla de Lanzarote hacía el Norte, inicialmente nos encontramos Los Hervideros, sector costero en el que se observa el golpe de las olas sobre los brazos de magma que llegaron al mar por las coladas en la erupciónde los volcanes del Timanfaya, y que hoy son roca solidificada, con innumerables cavidades, huecos y restos de lava de todos los tamaños y formas inconexos entre sí. Lo que permite que la fuerza de las olas hagan subir el agua hasta la superficie aprovechando los agujeros y cavidades; el resultado es un espectáculo maravilloso, la espuma blanca marina emerge por las rocas negras de las coladas solidificadas, tal como si se tratase de «agua hirviendo».
Otra peculiaridad de esta parte de la costa, lo constituye, el ser una de las preferidas por los aficionados a la pesca de caña. Buenos conocedores del lugar asombra verlos caminar tranquilamente por las rocas con el mar embravecido hasta llegar a la ubicación escogida. Ni que decir tiene que para los no asiduos emularlos supone un gran riesgo.
Seguimos dirección norte por su carretera paralela al mar, y a escasos kilómetros, llegamos a otra de las maravillas naturales de Lanzarote: El Golfo y su Lago de los Clicos, en el trayecto, a nuestra derecha hacía el interior, ya podemos ir apreciando el enorme impacto visual de los límites con el Timanfaya.
El Golfo Es un edificio volcánico antiguo que fue rodeado por las coladas lávicas de la erupción de Timanfaya (1730-1736). Su situación en el litoral oeste de Lanzarote, donde el Océano Atlántico muestra mayor fuerza en sus olas, ha determinado que se haya visto afectado por la acción erosiva del mar, que lo ha desmantelado en buena parte, seccionándolo por la mitad.