Santiago Polito Belmonte, llegó a este mundo algún tiempo en Argentina. Dueño y amante de muchos libros, de muchas letras y muchas palabras, nos deleita con su poesía a través de sus libros y mantiene viva la lengua cervantina en sus estudios sobre la misma, algunos de ellos revelados en el libro «La métrica de Martín Fierro». Amigo mío, a pesar de las distancias, tecleamos palabras en el tiempo y me he dado cuenta de la gran persona que hay tras el ordenador que lee mis pobres palabras.
EN LA ALCAZABA, recreamos unos de sus romanceros sobre el gran poeta español, Federico García Lorca, y un soneto de otro no más grande, Miguel Hernández.
Romance del Medio Siglo
Federico, Federico
Señor de gitanerías,
El año en que tú naciste
grandes señales había.
Un sol imperial de siglos
en ocaso de ponía
tras las derrotas de España
en Cuba como en Manila,
aunque el alma hispana estaba
intacta, que no vencida,
porque en esas mismas fechas
surgiendo de las cenizas
una legión de escritores
llegaba de amanecida
y allá por Fuentevaqueros
en la tierra granadina,
bajo una luna gitana,
Ay, Federico García,
acunado por guitarras
aportabas siete prismas
para renovar el cante
andaluz de la poesía.
Con nardos y con naranjos
en la Alhambra te bautizan
nieves de Sierra Nevada
caracolas de Almería
y sueña el Generalife
relucientes maravillas.
Exulta, Fuentevaqueros
y tus campanas repica
y que bailen los gitanos
del Albaicín su alegría
porque te ha nacido un niño
señor de versos y rimas
moreno de luz de luna
en su guitarra morisca,
que prolongará las glorias
imperiales de Castilla.
Federico García Lorca
poeta de las Españas,
en Viznar hoy llevan luto
las cuerdas de las guitarras;
porque apagaron tu canto
hoy llora toda Granada
y la Alhambra está de duelo
con un doblar de campanas
desgarradas por el crimen
del odio sin esperanzas.
Fue en las sombras de la noche
y casi de madrugada
voces de muerte sonaron
bajo las estrellas claras
y te han quitado la vida
con la descarga cerrada
de fusiles apretados
a los que tu sangre mancha
abriendo surcos de sangre
de heroísmos y matanzas
que por tres años siniestros
ensangrentarán a España.
No pongas, Fuentevaqueros
crespones en tus entrañas
pues mataron tu poeta
sin que su voz se apagara.
Ha pasado medio siglo
y el cante jondo se aclara
aunque su cuerpo dormido
en algún lugar descansa
abrazado por su tierra,
urna de luna y de plata,
velan su sueño de rimas
los rumores de la alhambra,
en los tablados del tiempo
revive toda Granada
y un Romancero perpetuo
canta a la vida en España.
Soneto a Miguel Hernández
Adios hermanos, camaradas, amigos:
despedidme del sol y de los trigos.
MH
Don Miguel de la eterna despedida,
tú, el más real, el de la frente pura:
vivir España siempre fue aventura
quijotesca, sangrante y dolorida.
Campesino y pastor de la cultura,
poeta natural -como la vida-
desde lo culterano renacida
para arribar a sencillez madura.
Hermano nunca desaparecido,
la cárcel y la muerte no han podido
silenciar ese rayo que no cesa.
Entonces no hay adiós, querido amigo,
porque estás en el sol y desde el trigo
tu mensaje fraterno te regresa.