ARANJUEZ CONCIERTO DE BELLEZA NATURAL, por Laura Pastor Arranz y Adelina Arranz Aguilera

Aranjuez, ciudad donde fluyen sombras de realeza entre jardines abrigados por el río Tajo, en cuya orilla izquierda se levanta. Paisaje cultural y Patrimonio de la Humanidad. Villa diseñada por Santiago Boravia, por mandato de Fernando VI, y de la que Carlos III hizo un ejemplo de ciudad ilustrada. Este Real Sitio es hoy un núcleo urbano en crecimiento, “un oasis de altos árboles”, una belleza repleta de armonía.
Nombre de un adagio alegre y concierto universal. que creó el maestro Joaquín Rodrigo, evocando con un fondo épico y melancólico, el romanticismo latente en el siglo XVIII, en esta ciudad cortesana, Aranjuez es también Real Sitio, -desde que los Reyes Católicos así lo decidieron-  descanso de los Austrias y Borbones;
Ciudad a quien Hemingway describió como “ oasis de altos árboles”, que rinden honores al paso del Tajo y del Jarama a su paso por estas tierras. Grandes tesoros hídricos, por los que tildan de “ribereños” a sus habitantes, y que fundamentan la existencia de sus vegas y huertas, de fresas y espárragos, que la hacen famosa.
Su armonía ambiental -embriagada de jardines, setos de flores, estatuas y fuentes, muchas de ellas con motivos mitológicos-, se completa con los pequeños detalles impresos en sus fachadas, calles y avenidas contorneadas de chopos, olmos negros, fresnos, jazmines plátanos de sombra y otros muchos árboles universales.

      Esta belleza, repleta de armonía, que llena el corazón de  moradores y foráneos,  nos permite bucear en el gusto por los detalles y las curiosidades de este oasis de naturaleza sublime, contemplar la estética de las emociones y de los sentimientos de este paraje único, regalo para la vista. Aranjuez es una postal única que nadie se puede perder.

Aquí se produce en otoño un paraíso de colores que albergan infinitos tonos de marrón y amarillo, llenos de amplitud y de luz que abrazan de manera mágica sus viales y jardines. El cromatismo, y la belleza que la envuelve, hace de esta ciudad un lugar elegido por la historia para el descanso y el placer de los sentidos, entre la armonía sucesoria de inviernos fríos y húmedos y veranos largos y calurosos.Villa inspiradora de las rutas citadas por Cervantes, en el trasiego hacia las tierras manchegas, en su obra Los Trabajos de Persiles y Segismundo,  destaca por el resplandor de su primavera. Liturgia de inspiración para plumas notorias,  desde Pérez Galdós a Jose Luis  San Pedro, o de  pinceles universales  como Carnicero, Bambina o Rusiñol.
Ha servido de musa a viajeros empedernidos y errantes , transeúntes de la vida; a poetas y relatores de la estética y de la belleza más plural, para capturar versos, palabras y frases que nos avivan el placer de la lectura.. En Aranjuez la poesía y la narración se instalan en el ambiente,

Ciudad preñada de historia, cuyos relatos y hechos históricos la engalanan altaneramente. Así lo hizo ese Motín que cambió la historia de España.

Urbe donde los tiempos nunca han cambiado los excepcionales colores del otoño y de la primavera, sus dos estaciones privilegiadas. Ambas fabrican esa especie de lluvia permanente de emociones, donde las diosas aspiraron el perfume de las flores, porque la naturaleza del lugar despliega un aroma especial que  te alegra los sentidos y que bien podía haber inspirado la finura – no la maldad-del sentido del olfato del  Grenouille de Süskind.

Aquí, conviven en armonía, dentro de una amplia gama de estilos, un complejo conjunto de edificios y jardines: El Palacio Real(“comenzado en 1561 por Felipe II, encargando su diseño a los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera .Posteriormente fueron los Borbones, a partir de Felipe V,y luego  Fernando VI, Carlos III y Carlos IV, quienes lo embellecieron y ampliaron”), la Casa del labrador ,los jardines del Príncipe y de La Isla, el Museo de Falúas ,las iglesias de Alpajés ,San Pascual y San Antonio situada en la Plaza de la Mariblanca, (“ejemplo de armonía y belleza”). Los recuerdos de los palacios de Isabel de Farnesio, Osuna y Godoy, el Tren de la Fresa  la bicentenaria Plaza de Toros, las Corralas típicas y el Mercado de Abastos (“construido en el siglo XVIII, es una de las primeras construcciones con armadura de hierro”)

Ciudad donde se entremezclan inteligentemente, en su conjunto, la cultura y la propia vida, con una sensibilidad especial que parece desapercibida, si no fuera porque la percepción se convierte en una emoción que nos alegra la vista, al mismo tiempo que nos acrecienta la admiración y el respeto constante por la impronta del paisaje en las distintas horas del día, las diferentes horas del color del cielo y los contrastes de los paisajes….¡”Es Aranjuez, con tu amor”
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