En el año 381-384, una monja española, supuestamente,( Una carta de Valerio es la que nos ha revelado el verdadero autor del Itinerario y su patria; entre otros datos preciosos está éste, esencial: Egeria, extremo occidui maris Oceani litore exorta, Oriente facta est cognita, «nacida en el extremo litoral del mar Océano occidental, se dio a conocer al oriente».) de la provincia romana de Gallaecia». Llamada Egeria, se encuentra en la tierra de la actual Jerusalén y a partir de ahí inicia una aventura viajera por tierras de Jerusalén y Constantinopla, siguiendo las huellas de los profetas, de Cristo, – y de la emperatriz Elena. En esta aventura Egeria, escribe a sus compañeras en Cristo de España, los lugares que va visitando y todo cuanto iban descubriendo sus asombrados ojos. Personajes de la historia que llegaron a tierra Santa como Santa Brígida de Suecia y Mergery Kempe de Nrfolk (Dante usó también las experiencias de Egeria en su tratado del pulgatorio) siguieron los pasos de Egeria por esas tierras.
Egeria ,dominadora del latín y del griego, en su viaje, nso narra con toda naturalidad, a través de sus cartas , las experiencia tenida en su trasnochar por ese mundo para ella desconocido y, curiosamente, en ningún momento menciona los avatares o desgracias sufridas. Va desde jerusalen a Egipto, describe el Mar Rojo y el monte Sinaí. Llega a Tebas a través del Nilo y después de tres años decide regresar a su tierra pero por otra ruta, pasando por el río Éufrates. Quiso entrar en Persia, pero se lo ipidieron y decidió ir por Constantinopla pasando por Seleucia para visistar el convento de Santa Tecla
Movida por el anhelo de una peregrinación para rezar en el más sagrado monte del Señor, siguió los pasos de los hijos de Israel cuando salieron de Egipto.
Viajó en cada una de las vastas zonas y extensiones de desierto que se exponen en el libro de Éxodo. Aparte de estos muros y la adición de la leyenda de Santa Catalina, todo es como Egeria había descrito en el siglo IV.
El manuscrito de la peregrinación de Egeria a los Santos Lugares es incompleto, carente de su inicio, su final y varias páginas dentro de su cuerpo. Es una copia que acabo probablemente en Monte Cassino en el siglo XI, después de llegar a Arezzo. El manuscrito intacto, había sido utilizado por otros escritores, la compilación de las cuentas de los Santos Lugares. Un compilador como Pedro el Diácono, monje de Monte Cassino, que en 1137 dedicó su texto a su abad Guibald. Pedro el Diácono utiliza el trabajo tanto de Bede en los Santos Lugares y de Egeria. Es posible que en el texto de Pedro el Diácono, usa la carta del siglo VII Valerio ‘sobre Egeria, para identificar las secciones que fueron una vez el texto de Egeria.Egeria nos habla a partir del texto de Pedro el Diácono que de las descripciones de la región de Galilea mejor, no se puede encontrar. Habla de la Casa de San Pedro que se convirtió en una iglesia en Cafarnaún y de la sinagoga adyacentes, . , ahora se hace, en un altar. Cerca de allí, señala, se encuentra el Monte de las Bienaventuranzas. En el texto manuscrito sobreviviente que visita lugares como el arroyo de Elías del Pozo Querit y de Jacob, al tiempo que va más lejos para ver las capillas de Santa Tecla y de Santa Eufemia. Antes de irse hacia Constantinopla..
Cuenta Egeria del Monte Sinaí es un punto importante en su trabajo. Su otra sección más importante es la discusión de la liturgia llevado a cabo en Jerusalén.
En sus cartas describe las celebraciones en la Epifanía, tanto en Belén y en Jerusalén:
Los fieles se reúnen seis días antes de Pascua en la Lazarium en Betania, en el Sábado de Lázaro. Al día siguiente comienza la Semana Grande con la reunión de fieles en la Iglesia Eleona en el Monte de los Olivos, a continuación se va a Jerusalén llevando ramas de olivo y de palma. El Jueves Santo los fieles se reúnen en Getsemaní, el viernes se unen para besar la madera de la Vera Cruz en el Gólgota, también el anillo de Salomón y el Cuerno de la Unción, a continuación, pasan la tarde, desde el mediodía hasta las tres escuchar a los pasajes de los Evangelios en el patio abierto de la Cruz y la Anástasis. Durante este período hay un gran ayuno. La gran fiesta del día, es Pentecostés que se celebra en la iglesia de Sión,en el sitio de la Sala Superior.
Egeria, observa con profunda precisión las prácticas religiosas cristianas en diferentes continentes, África y Asia, al igual que los suyos de Europa y dejó un registro muy importante de ellos. Ella estaba dispuesta a prestar atención a los griegos de la liturgia usada en Jerusalén, Señaló que las grandes basílicas de Jerusalén y Belén fueron construidos por Constantino y adornada por Helena. Ella, nos representa a nosotros, así como a su público objetivo de las monjas del siglo IV en la lejana España. Es Una figura en un paisaje que Biblia en mano, participa plenamente en la descripción de la geografía de aquellos lugares, de aquellos mundos, siendo la primera mujer española en describir un viaje. Y eso la hace en ser la primera mujer escritora “turística” de España, aunque sus escritos eran redactados meramente por motivos religiosos, la composición de los mismos hacen que sea un auténtico “libro de viajes” anticipándose unos cuantos siglos a los autores medievales y posteriormente a los viajeros romántios.
Monasterio de Santa Catalina |
Cristina Morató nos dice: “Al igual que la noble Egeria, desde los tiempos más remotos un buen número de mujeres se aventuraron a explorar el mundo aunque la historia –escrita por los hombres– haya olvidado sus increíbles hazañas. Peregrinas, conquistadoras, misioneras, aristócratas inglesas, esposas de exploradores y diplomáticos, se lanzaron allí donde los mapas estaban en blanco contribuyendo con sus viajes a un mayor conocimiento geográfico del mundo. Sin embargo, sus nombres nunca aparecen en los libros dedicados a los grandes hitos de la exploración; ni un monumento ni una triste placa las recuerda en sus lugares de nacimiento o en los escenarios donde llevaron a cabo sus hazañas. Parece que la exploración del ancho mundo, la búsqueda de lo desconocido, fue empresa exclusiva de los hombres. Por fortuna, la otra parte de la historia, la protagonizada por valientes féminas, va saliendo a la luz y nos demuestra que el “demonio” de la curiosidad no sabe de sexos. Aquellas primeras trotamundos no fueron tan “locas” ni “excéntricas” como nos hicieron creer los hombres de ciencia de su tiempo más empeñados en ridiculizarlas que en reconocer sus méritos.
I need the email adress of Luis M Moll.
Because:
I received a .ppt in French (translation of G. Miq) concerning The Catar Region.
In the last slide is a Picture with some clerics who burn books.
I want to know to whom belong that painting.
Dr. Dan Peretianu, Romania, Bucarest
dperetianu@hotmail.com
[PS. I do not know to write, only to spell]