LA MEDICINA EN EL ISLAM, por Claudio Becerro de Bengoa Callau

Operación de cataratas
A consecuencia de la desaparición del Imperio Romano, por la invasión de otros pueblos, y debido a  que  su emperador Teodosio el Grande, lo repartió entre sus hijos Arcadio y Honorio, correspondiéndoles al primero la región de “Oriente” y al segundo la de “Occidente”, en el año 395, fecha muy  cercana, por cierto, a la muerte de Galeno. Su destino y repercusión fue muy distinto de una zona, la “Oriental” o griega que viene a ser de donde procede la Medicina Clásica Europea, y de la otra zona, la “occidental” o latina, la cual con la invasión de los pueblos germanos desaparece como entidad política.
     Sin embargo la región “oriental” con su cultura greco-romana, sobre todo  en la Medicina, encuentra en Bizancio, lo que podríamos llamar sus “cuarteles de invierno”, perdurando hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453.
       La medicina  bizantina cumplió la función de conservar a lo largo de todo la Edad Media, los más importantes textos antiguos en su idioma  original, el griego. Llegando su máximo esplendor en la época de Justiniano (Siglo VI). Si bien, casi  no se puede hablar de producción científica pero si de ordenación y elaboración de los saberes médicos de aquellos tiempos principalmente de la obra de Galeno.
  
Estudio sobre el ojo
       Al ser conquistada Alejandría por los árabes, el año 642, pasó Constantinopla a ser  el Centro del Mundo de la Medicina Bizantina, durante los ocho siglos siguientes. Siendo el mundo islámico o árabe, el  escenario fundamental del cultivo de la medicina y de la ciencia, durante buena parte de la Edad Media. Ya que la nueva  religión islámica  promocionó y cuidó de la conservación de los conocimientos médicos clásicos existentes, consiguiendo con ello poderlos recuperar en un     futuro para el mundo europeo existente.
      En realidad, de hecho, no aportaron  contribuciones originales o ideas nuevas que desarrollaran el pensamiento hipocrático, pero sin embargo cuidaron y guardaron la tradición, difundiendo la cultura médica laica, otorgando a los estudios médicos un  lugar de honor dentro de una civilización y  fueron el vehículo o medio mediante el cual el ámbito occidental recuperó su  más preciosa herencia médica.
      En los siglos VIII y IX,  asimiló el saber médico de origen griego con algunos elementos de la medicina clásica india. Ello supuso un extraordinario esfuerzo de traducción al árabe de las obras griegas y en menor cuantía del sánscrito, culminando dicha labor tras la fundación  de Bagdad, en 765, al convertirse en capital del califa y sobre todo con el equipo dirigido en la  “casa de la sabiduría”, por el médico Hunain Ibn Ishap, que tradujo mas de mil obras de Galeno y un gran  número de escritos de Hipócrates y otros autores griegos y abundantes textos bizantinos.
    
       Consolidando con ello el dominio del sistema de Galeno en la medicina islámica y más tarde en la europea, que dependerá durante varios siglos de las obras en árabe y de la traducción de los textos médicos indios, que influyeron mucho en la orientación de la cirugía.
        El periodo de máxima esplendor de la medicina islámica en Oriente corresponde a los siglos X y XI, con las grandes figuras como Rhazes y Avicena.
      Rhazes, era persa, nacido en 850 d. J.C., fue durante mucho tiempo músico notable, filósofo, destacando por su viva heterodoxia, se interesó por la medicina, casi como un hobby, pero le apasionó tanto que llegó a ser el Médico Jefe del Hospital de Bagdad.
      Se cuenta de él, que cuando se le consultó en donde se podía construir el hospital, “colgó una res muerta”, en cada una de las cuatro esquinas de la ciudad y seleccionó aquella zona, en que la putrefacción había sido más lenta. Fue un gran observador de los síntomas de los enfermos y  escribe un libro sobre los síntomas de la viruela y el sarampión.
        Rhazes era hipocrático por convicción y en sus aforismos se manifiesta la influencia griega. Curiosamente aconsejaba.: “Cuando puedas curar con un régimen (dieta, descanso, etc.), evita el recurso a las medicinas”. Y cuando puedas conseguir una cura con un medicamento simple, no emplees uno compuesto”.
        Avicena, nace en 980, fue un niño prodigio que adquirió pronto la autoestima, pudiéndose observar en sus escritos: “ a los doce años de edad yo disputaba sobre leyes y lógica….la medicina no es una ciencia ardua y espinosa, como las matemáticas y la metafísica, de modo que hice pronto grandes progresos; llegue a ser un excelente médico”. Como es natural eso no le hizo  popular entre sus contemporáneos, pero impresionaba a sus pacientes. Hay quien lo considera como el igual a Aristóteles.
     Su principal obra fue Canon, que lo sitúa  a la altura en categoría a las obras de Hipócrates y Galeno. Comprende todo el saber médico conforme al galenismo.. y fue un texto clásico, en  muchas escuelas de medicina europea, hasta el siglo XVII.
      Con Avicena aparece en escena, la aplicación de la psicoterapia, durante el califato. Junto con Rhazes se les  puede considerar, como los primeros en utilizar esos métodos de la mente, como un procedimiento terapéutico regular. Se dice, que llamado Rhazes, por un irascible  emir que venía sufriendo de reuma articular que le envaraba los miembros, para que se lo curase, y al no tener éxito con el tratamiento, empleó como último recurso amenazar al Emir con un  cuchillo y el Emir se puso de pie para  defenderse del ataque, con lo cual, Rhazes le explicó que la provocación había sido terapéutica para curarle.
       Algo más tarde, florecían en el Ándalus (España Islámica), el cordobés        Albucasis  (936-1013), que publica una enciclopedia médica, siendo sus textos  quirúrgicos  los más importantes de la cultura musulmana, sobresaliendo en su “al Tasrif” en materia de cirugía, por estar muy bien sistematizada todo su contenido y por la descripción anatómica que contrasta con la tendencia que se observa en la medicina arabe de relegar a un segundo  término, tanto la una  como la otra, sobresale por su interés por la cirugía, siendo su ocupación preferida la de dentista.
   El sevillano Avenzoar (1091-1.162).rechazo en gran parte las ideas de  Arìstóteles y de Avicena, condenaba el  misticismo y la relación de la astrología con la  medicina y no estaba de acuerdo con  algunas enseñanzas  galénicas. Fue un estudioso del corazón, aparte  estudia enfermedades de los oídos, la sarna, etc. Describió la técnica de la traqueotomía y  sobresalió  en  la alquimia en toda Europa medieval
      Averroes ((1126-1.198) fue discípulo de Avezoar, se dedicó a las leyes  y filosofía pero también ejerció la medicina, habiendo descrito un compendio médico basado en la teoría aristótelica  y está relacionado con la piedra “bezoar”, que fue una excentricidad clínica en que se creía que era un cálculo o piedra, que se encuentra a veces en  el estomago de algunos animales, creyéndose que tenia facultades curativas. Debido a su especial carácter tuvo dificultades con fanáticos musulmanes que cuando alcanzaron el poder lo encarcelaron, por sus ideas panteístas e irreverentes y así ir acabando  con la tolerancia suya y de otros grupos.
       Pudo ocultarse  entre la comunidad judía, gracias a  la ayuda que le ofreció su discípulo Maimónides y  fueron precisamente los judíos los que difundieron por toda Europa sus ideas.
      Entre los médicos judíos que cultivaron la medicina árabe el más conocido  fue Maimónides (1.135-1.204), nació en Córdoba y se embarca en 1160, con  otros judíos hacia Fez (Marruecos), cuando la dinastía   musulmana de los almohades, muy ortodoxa, comenzó a perseguir a los que  no eran creyentes islámicos, luego emigró a Palestina en donde por cierto si nos acercamos al lago Tiberiades, en su orilla hay una tumba blanca, en la que se puede traducir al leerlo, lo siguiente: “Entre Moisés y Moisés, no hay otro Moisés”. El primer Moisés, es el que salvó del faraón al “Pueblo Elegido”, y el segundo Moisés es Maimónides. Prueba del orgullo secular de los Sephardies.
       Y finalmente emigró al Cairo, donde la necesidad  le obligo a ejercer la    medicina, alcanzando gran fama y popularidad, hasta el extremo de que llegó a ser  nombrado médico del sultán Saladino.
      A pesar de que su dedicación fundamental fue la filosofía y fue un gran talmudista, pero sus escritos médicos aconsejan la utilización de la dieta, y las medidas higiénicas, sobresalieron sus consejos en los primeros auxilios, y tratamiento contra los venenos. Interpretó las herejías de Averroes y durante su vida recibió la hostilidad de los judíos ortodoxos ante sus opiniones y después de su muerte, se aceptó unanimemente como gran médico y gran filósofo.
      Tradujo al hebreo el Canon de Avicena y también escribió en árabe  su Colección de Aforismos de Hipócrates y Galeno y escribió su famoso “Libro de los Preceptos”.
    Es curioso y se debe de destacar que entre todos los “Patronos de la Medicina”, a lo largo de toda la historia, la personalidad  del Sultán Saladino, es uno de los más curiosos ya que sobresalió por su tolerancia con los cristianos, a pesar de las Cruzadas y a pesar del recuerdo de la matanza por los cristianos de algunos miles de musulmanes en Jerusalén y de los judíos, que amontonados en sus sinagogas eran quemados vivos.
      En Egipto, es de destacar el Hospital del Cairo, del siglo XIII, ya que representó la cúpula o cenit de la asistencia médica  musulmana, destacando el sirio Ibn an Nafis, que dedujo que la sangre fluía, desde el lado derecho hacia el lado izquierdo del corazón, a través de los pulmones, a pesar de estar prohibida la disección. Pero la obra de Ibn an Nafis no se ha conocido hasta los años treinta del siglo pasado.
      A partir de finales del siglo XIII, fue general la decadencia  entre  la medicina, en el  mundo árabe.
image_pdfimage_print

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Código anti-spam *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.