Siguiendo el curso del río Arandilla (afluente del Duero, en el que desemboca en Aranda), en el camino que desde esta localidad llega hasta Huerta de Rey, mi pueblo, (donde nace), podemos degustar de un continuo remanso de paz premiado por la quietud y soledad de los campos de Castilla.
La sucesión de múltiples zonas de chopos ribereños marca también la dulzura de los parajes de este pequeño curso fluvial, que dota de múltiples zonas de recreo y descanso a nativos y foráneos. En esta ruta de paisaje múltiple y plural, de la ribera del Duero, de infinitos contrastes, enriquecida por los colores de sus tierras, nos encontramos con una serie de pequeñas y bellas localidades: Quemada, Zazuar, la monumental Peñaranda de Duero(una de las joyas medievales de Castilla y León) Arandilla , Coruña del Conde y un poco más adelante a la célebre Colonia romana de Clunia Sulpicia, tan importante en su época, situada en Peñalba de Castro, hasta que arribamos a Quintanarraya. A partir de aquí dejamos la ribera y nos adentramos en las estribaciones de Tierra de Pinares, de cuya comarca, Huerta de Rey es el primer exponente.
La citada Coruña del Conde es una pequeña localidad situada en el camino del destierro del Cid, que muestra al viajero- entre sus vestigios históricos- un bello rollo, en buen estado, restos de un antiguo castillo medieval, un arco muy antiguo que da la sensación de entrada a la localidad , el antiquísimo puente que cubre el paso del río Arandilla y la bella ermita románica del Santo Cristo, del siglo XII.
Siempre me llamó la atención cómo el ejército del aire española había colocado un pequeño avión -en la zona más alta del pueblo, junto a los restos de su antiguo castillo- como homenaje a Diego Marín Aguilera, un aguerrido amante y predecesor de la aviación, que logró volar desde las alturas de un cerro próximo ,con un rudimentario aparato construido por él, , convirtiéndose en uno de los pioneros de la aviación en España..
Este es un breve relato de aquella experiencia que ha blasonado a esta localidad de Coruña del Conde como el lugar donde intentó volar el primer hombre.
Diego Marín Aguilera nació en 1757 era el hijo mayor de una familia de agricultores que tuvo ocho hijos. Era campesino y analfabeto pero dotado de grandes dotes creativas. Su ingenio, sus contactos directos con el campo y la naturaleza y sus experiencias, le motivaron a desarrollar diversos mecanismos para mejorar su vida cotidiana y la de su comunidad de vecinos. Fueron creaciones suyas, un mecanismo que mejoraba el funcionamiento del molino del río Arandilla y un artilugio para laminar el mármol que se extraía en Espejón, que se han venido utilizando hasta fechas muy recientes.
Pero lo que aquí nos interesa resaltar de Diego Marín es su contribución a la aviación. En este sentido he de decir que, fue la observación de los molinos lo que le descubrió su pasión por el viento que, a su vez, le despertó su obsesión por volar.
La aludida observación directa de la naturaleza, especialmente en lo que hace referencia a aves de la zona ,como águilas y buitres, que remontaban con sus vuelos la altura del castillo, le condujo a mimetizar sus vuelos construyendo un artilugio que le llevó varios años de trabajo, con el que pensaba volar. Este mecanismo estaba hecho de hierro, madera, tela y plumas, con alas en forma de abanico y unos estribos metálicos para los pies: una especie de “ala delta” para planear como las aves aludidas.
Llegó el momento de poner en práctica su invento, lo que hizo y puso en práctica la noche del 15 de mayo de 1793, desde lo alto del castillo de Coruña del Conde. Sus testigos fueron su hermana y Joaquín Barbero, el herrero del pueblo, quién le ayudó a construir su mecanismo.
Trazó su ruta de vuelo: Coruña del Conde, Burgo de Osma, Soria capital y regreso a Coruña del Conde. Se trataba de un viaje de unos 100 kms. Diego se puso en marcha emprendiendo el vuelo; alcanzó unos siete metros de altura y recorrió alrededor de 400 metros. La fatalidad hizo que su mecanismo se estropeara al romperse uno de los pernos (al parecer mal soldado por el herrero) que movían las alas, precipitándose al vacío, saliendo ileso del acidente.
“A la mañana siguiente el pueblo entero se enteró de la noticia y creyéndole loco Diego se convirtió en el centro de todas las burlas de sus vecinos, aún así no desistió y recogió su aparato para repararlo y volar hasta Soria. Se cree que en una ausencia de Diego el avión fue robado por sus familiares para evitar que se jugara la vida de nuevo y fue quemado ante la mofa de todo el pueblo. Dicen que fue la melancolía y la depresión los que acabaron con su vida en 1799, a la temprana edad de 44 años. Así desapareció un desconocido precursor de la aviación moderna”.
En su recuerdo se rodó la película titulada “La fabulosa historia de Diego Marín“, es una película española de 1996 dirigida por Fidel Cordero y protagonizada por Martxelo Rubio y Alicia Borrachero. También Televisión Española, en su programa “Al filo de lo imposible” realizó el pretendido objetivo de Diego, con el piloto de vuelo sin motor Laureano Casado a los mandos de un aparato de este tipo emulando al de mi paisano e inventor. La ruta fue hasta Soria y volver