Hoy tengo la certeza de que bajo
el ojo de la eternidad voy solo,
y se también que no me importa
tomando por medida lo infinito
soy menos que el aliento que fecunda
el interior de barro………………
Este Doctor de Filología Hispánica por la Complutense, nacido en Cuenca no hace demasiados años, escudriña entre libros para hacer de su vida dos intensas maniobras vitales. Por un lado, tal vez el más social, al elevar como docencia su vocación literaria en esa Universidad castellano manchega, haciendo de la retórica la conexión vital del contenido mediático de qué aprender y el qué saber, como catedrático de Literatura; y por el otro, su arraigado convencimiento de que en el verso es donde ha de encontrar las sensaciones del sentimiento, haciendo un recorrido poético de fuerte contenido personal.
Él, se busca así mismo en cada razón lírica, haciendo de la palabra música de letras; reforzando el deseo de agradar a su sino, como parte fundamental de ese recorrido casuístico que cada uno decidimos hacer en nuestra vida.
Yo creo que la poesía es la ambición de discurrir, que aspira a verse cargada de más sentidos y ungida de más música; y no sólo esa música que pueda completar su recorrido en recitales conveniados, sino la música que en sí misma encierra la poesía cuando sensibilizas sus contenidos.
Aquí me gusta Ángel Luis Luján Atienza. Recuerdo sus “Inútiles lamentos y otros poemas” que fuese ese Premio Blas de Otero, pero todavía recuerdo con más calor, su “calle cortada” o sus “Experimentos bajo Saturno”, porque hace un canto especialmente singular el reencuentro de sentimientos.
Por eso, su carga docente le invade en cada momento de su trayectoria humana. No puede dejar de lado como enseñar y a quién hacerlo. Por eso, su trabajo de “Cómo se comenta un poema” de editorial Síntesis, o “Las voces de Proteo. Teoría de la lírica y práctica poética en el siglo de oro” que, por allá, por esas costas malagueñas le publicasen con acierto.
Por eso, cuando ha llegado a la UNED, esa tarde pasada del 16, entre sonámbulas prestaciones de amigos, inducido por la otra gran poeta conquense, Raquel Carrascosa que bien coordina esta magna actividad, y se ofrece a denotar sus contenidos poéticos en un hemiciclo que insufla arte por sus cuatro costados, al lado del mural del artista Ginés Liébana y su ángel de Cuenca, todos, todos los allí presentes, poetas del tiempo, sentimos como su aura de ingenio lírico se nos introducía en cada poro de nuestra piel.
Allí, el Aula Poética de la UNED, ese grupo de amigos, le hicimos un pequeño homenaje de cántico selecto, entre versos personales, auténticos, morales de esperanza, y reunimos en amable compañía la razón de su particular visión del mundo de la poesía, la que él ha entendido y la que nosotros, pretendemos ensalzar. Abellán, Paloma, María José, Miguel, Razola, Jose Jaime, Maite, Raquel, Pedro, María, Jesús, Solano, Panadero, Pepe y Julio, hicieron real ese aforismo de que “el conocimiento es la base de la amistad”. Todo bajo el prisma gráfico de Jesús Cañas, un lujo.
Texto de Miguel Romero
Ángel Luis Luján. Allí, perdura lo eterno.
En tus versos emergen
sensaciones sumergidas,
escondidas palabras y
realidad misteriosa.
Abruma la melancolía, porque
no hay medida en el tiempo,
todo vuelve a ser principio
una y otra vez. Sólo quedan
Inútiles lamentos.
Hay
Días débiles
como recuerdos de infancia,
la vida a solas, crecida, profunda,
y rumor celeste, en el azul.
El silencio del mar,
extiende raíces: ve, ama, pierde;
y el agua ondula
en mil noches intranquilas,
para poseer la orilla.
En lo hondo de tu propio mundo
desde la distancia de tu soledad, está
la luz, la sombra y
Allí,
perdura lo eterno.
Poema de Grisel Parera:
Cursiva: títulos de obras de Ángel Luis Luján
revista 52