El blanco de la cal va enlazando un pueblo con otro en la Ruta que atraviesa la Sierra de Cádiz, un recorrido abrupto, sabroso, verde y emocionante: la Ruta de la Los Pueblos Blancos.
En ella perviven historias de lo que fue la vida cotidiana de Al-Andalus: el trazado urbanístico de sus calles, la economía ligada al cultivo del aceite, la producción artesana de los artículos de piel y el dulce recetario andalusí.
Pero la herencia berebere se mezcla en este territorio con las calzadas romanas, las invasiones cristinas, los conquistadores de América, la llegada de las tropas francesas, las leyendas de bandoleros y las traviesas de un tren que nunca llegó y que hoy es la Vía Verde de la Sierra de Cádiz.
Otra de las características más acentuadas de la Ruta de los Pueblos Blancos es la existencia de un abundante patrimonio arqueológico que abarca desde hace 250.000 años hasta la actualidad.
Y tanta historia sucede en un paisaje declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, la Sierra de Grazalema, donde se registra la mayor pluviosidad de la península ibérica, poblado de numerosas grutas y con cañones tan sorprendentes como el de la Garganta Verde. Un paisaje que parece imposible a tan pocos kilómetros de la playa.
La Ruta podría comenzar por Arcos de la Frontera, encaramado en una peña de 96 metros de altura y declarado conjunto monumental-artístico.
Tras Arcos nos encontramos con Bornos, Algar, Espera y Algodonales, una de las puertas de entrada al parque natural de Grazalema. Este pueblo es, desde la Sierra de Líjar, uno de los lugares más apetecibles para la práctica de deportes aéreos como el parapente, el ala delta y el vuelo de ultraligeros.
Pero antes de llegar a Algodonales es de gran interés conocer uno de los monumentos megalíticos más antiguos de la península ibérica: el Dolmen de Alberite, que atestigua la presencia humana en Villamartín desde hace 6.000 años. Cerca está Puerto Serrano, donde se encuentra la antigua Estación de la vía férrea por la que el tren nunca llegó a circular pero que hoy ha recobrado el pulso con el turismo y la afición por el senderismo, los paseos a caballo o el cicloturismo.
Vecina de Algodonales es Zahara de la Sierra, que configura una de las estampas más bellas de la Ruta de los Pueblos Blancos desde la torre en lo más alto hasta el pantano.
En el extremo noreste de la provincia se encuentran Olvera, Torre Alháquime, El Gastor, Setenil y Alcalá del Valle.
En el extremo más verde de la Ruta de los Pueblos Blancos se encuentran El Bosque, Benaocaz, Ubrique, Villaluenga del Rosario y Grazalema, que da nombre al parque natural y que es una de las visitas ineludibles.
Todos situados en el parque natural de Grazalema, con un paisaje tan variado como espectacular.
Gastronomía
Los platos de venado, perdiz y conejo están muy arraigados. Tanto como los guisos, cocidos y potajes, con productos de la tierra y con hierbas silvestres. También las tagarninas –las cita Cervantes en “El Quijote”- los espárragos, los alcauciles y los caracoles, son nombres comunes en la cocina casera de temporada.
Como ingrediente indispensable de todas las elaboraciones, el aceite de oliva de la Sierra de Cádiz, con denominación de origen desde el 2002.
Para conocer cómo se produce de forma artesanal, conviene hacer una pausa en el Molino del Vínculo, una antigua almazara de Zahara de la Sierra.
También hay que pedir el queso de Villaluenga del Rosario, el pueblo más pequeño de Cádiz que cada año surte con sus quesos tiendas de delicatessen de Suiza. Y para los más atrevidos, el taller de la Granja Las Hazuelas está situado en Grazalema y recibe a las familias para que los niños puedan ordeñar las cabras y conocer cómo se elaboran los quesos en la Sierra de Cádiz. La jornada contempla también degustación de quesos y de yogur elaborado con leche de cabra. www.pringon.com
También en la Sierra se puede participar en la elaboración de pan en un antiguo molino del siglo XVIII situado en el Molino de Abajo de El Bosque. Y cuando está cocido, te lo llevas o te lo acercan a tu hotel. www.elmolinodeabajo.com
Fiestas
De interés turístico internacional son el Corpus de Zahara de la Sierra –muy interesante también en el Gastor- o la Semana Santa de Arcos de la Frontera.
Singulares son también la procesión de la Carrerita de San Juan de Alcalá del Valle y de Torre Alháquime o la rivalidad de las hermandades de los blancos y los negros de Setenil de las Bodegas.
Relacionados con el toro están el toro de cuerda de Benaocaz, el toro del aguardiente de Puerto Serrano o el de cuerda de Benamahoma. Única es también en esta villa la fiesta de moros y cristianos.
En los últimos años está teniendo cada vez más público la conmemoración a primeros de mayo en Algodonales de la resistencia del pueblo en 1810 a las tropas francesas www.dosdemayo.org . A siglos más lejanos se remonta la lucha entre moros y cristianos que se recuerda cada mes de agosto en Benamahoma.