En el extremo noroccidental de la provincia de Toledo, en pleno corazón del encinar característico de la Campana de Oropesa, entre los ríos Tiétar y Guadyerbas que le limitan respectivamente por el norte y por el sur, mirando siempre a Gredos (“espina dorsal de España”) se encuentra este pequeño, pero entrañable, pueblo.
Sobre el nombre «Parrillas» son diversas las teorías que existen. Lo más normal es pensar que deriva simple y llanamente de «parrilla» (pequeña parra o cepa de vid), por las abundantes que hubo desde antiguo y se cultivaron, así como los parrales silvestres que existían por doquier en los bancales, entre olivares e higueras. El investigador Jiménez de Gregorio añade que Parrillas también puede venir de un termino celtibérico, latinizado en «parricula», con el significado de «aprisco» (redil, majada…), lo cual es probable pues el pasado del pueblo es claramente pastoril.
En el extremo noroccidental de la provincia de Toledo, en pleno corazón del encinar característico de la Campana de Oropesa, entre los ríos Tiétar y Guadyerbas que le limitan respectivamente por el norte y por el sur, mirando siempre a Gredos (“espina dorsal de España”) se encuentra nuestro pequeño, pero entrañable, pueblo.
Sobre el nombre «Parrillas» son diversas las teorías que existen. Lo más normal es pensar que deriva simple y llanamente de «parrilla» (pequeña parra o cepa de vid), por las abundantes que hubo desde antiguo y se cultivaron, así como los parrales silvestres que existían por doquier en los bancales, entre olivares e higueras. El investigador Jiménez de Gregorio añade que Parrillas también puede venir de un termino celtibérico, latinizado en «parricula», con el significado de «aprisco» (redil, majada…), lo cual es probable pues el pasado del pueblo es claramente pastoril.
También es difícil precisar el origen histórico de Parrillas. El origen del pueblo hay que buscarlo en el Cordel de Ganados que atraviesa todo su término de norte a sur y de este a oeste, antiguo Cordel de la Mesta, heredero de la tradición prehistórica de la trashumancia. Hace cincuenta años todavía pasaban por él inacabable sucesión de rebaños de ovejas y cabras y numerosas vacas negras: en otoño bajaban de la sierra en dirección a Extremadura y en primavera regresan en dirección a la sierra… Paralelo, pero atravesando el caserío, discurre el Camino Real o Camino de los Arrieros, que en el tramo norte próximo al pueblo muestra una estructura de clara estirpe romana, o medieval cuando menos.
Parece lo más probable que el caserío que llega hasta nuestros días empezó a formarse a mediados del siglo XIII, en torno al reinado de Alfonso X el Sabio. Y prácticamente desde sus orígenes, Parrillas aparece históricamente como un lugar vinculado al Señorío de Oropesa, que pasó a propiedad de los Álvarez de Toledo en 1369. En 1642 Parrillas conseguirá la exención de su jurisdicción, proclamándose «villa en sí y sobre sí». Esta circunstancia, y los más importantes aspectos de la historia del pueblo, es objeto de minucioso análisis en el libro «La exención de Parrillas y otros datos históricos hasta el siglo XVIII», de los parrillanos Jesús Gómez Jara y José María Gómez Gómez. En 1992, al cumplirse el 350 aniversario del Privilegio de Villazgo, se erigió el monumento conmemorativo de la Picota del Pozón y se inauguró un espléndido mural en el salón de plenos del Ayuntamiento.
Durante siglos Parrillas perteneció a la jurisdicción civil y eclesiástica de Ávila. Cuando se constituyeron las provincias, Parrillas pasó a pertenecer a la de Toledo, pero se mantuvo bajo el régimen eclesiástico del obispado de Ávila. En 1955 pasó a pertenecer al arzobispado de Toledo.
El edificio más notable de Parrillas es la Iglesia Parroquial, puesta bajo la advocación de Nuestra Señora de la Luz. Su construcción es fundamentalmente del siglo XV, pero la monumental Capilla, que conforma la cabecera, fue construida a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, pues ya resultaba pequeño el presbiterio que había. Construida la Capilla, se colocó en ella un retablo barroco que, desgraciadamente, desapareció en la reforma realizada en los años sesenta de nuestro siglo. Recientemente, por donación expresa del Arzobispado de Toledo, ha sido instalado en la Iglesia Parroquial el espléndido Retablo del Salvador, tallado por el artífice Pedro de Luna en 1751, obra maestra de los retablos rococó de Toledo. También en la Iglesia Parroquial se venera la imagen del Santísimo Cristo del Olvido, hermosa talla en madera de finales del siglo XVI. De notable mérito son la escalera del campanario, de caracol, labrada en piedra, y el baptisterio, todo él construido con irregulares sillares de piedra conformando una media naranja.
Otro edificio importante son las Casas de Ayuntamiento, situadas en la Plaza, cuya parte más antigua está hoy dedicada al Consultorio Médico. La Torre del Reloj preside el Ayuntamiento y la Plaza con su artística factura neomudéjar en ladrillo. Construida en 1888, para albergar el Reloj, fue reconstruida y aumentada en un cuerpo en los años 70.
Las Escuelas son un espléndido edificio construido en 1956 y constan de una rotonda o torreón central y dos alas o brazos con aulas para niños y niñas respectivamente, con sus puertas de entrada independientes y amplio patio de recreo.
En 1642, al proclamarse Parrillas «villa», tenía 130 vecinos, equivalente a unos 500 habitantes, y contaba ya con un número importante de instituciones religiosas: Parroquia, Hospital, Memoria de Ánimas, Cofradía y Ermita de San Bartolomé, Cofradía y Ermita de San Juan, Cofradía y Ermita de la Fuente Santa, Cofradía de San Sebastián, de la Virgen del Rosario, de la Vera Cruz, del Santísimo Sacramento (Hermanos del Señor) y del Dulce Nombre de Jesús.
El día 20 de enero se celebra la fiesta patronal de San Sebastián, santo proclamado solemnemente «patrono de Parrillas» por Voto efectuado públicamente por todo el pueblo reunido el 25 de febrero de 1680, por haberse librado el pueblo de la «peste y males contagiosos» que afligió «ciudades, villas y lugares de nuestros Reinos». Desde antiguo, es costumbre y devoción que los señores mayordomos repartan las “caridades del santo”, obsequio de panecillo que se bendice en la Misa y se reparte a la salida de la misma. Por la tarde del día de la fiesta, después de la Procesión, los mayordomos obsequian a todos los presentes con una limonada en la plaza.
El día 1 de mayo se mantiene, y cada año con más esplendor, la Romería de la Virgen$ de la Fuente Santa. La tradición se remonta al siglo XVII, de acuerdo con los libros antiguos de la Cofradía. A comienzos del siglo XIX la Ermita fue destruida por los franceses y las posteriores desamortizaciones la dejaron sin bienes, con lo que se perdió el culto y la romería. En 1980 el pueblo inició una fervorosa y decidida campaña de reconstrucción de la Ermita y la definitiva recuperación de la Romería, que hoy es una hermosa realidad. La nueva Ermita fue bendecida por el Arzobispo de Toledo D. Marcelo González Martín en 1983. Desde entonces hasta nuestros días, la Romería de la Fuente Santa se ha venido celebrando, y cada año con más concurso de público y esplendor de participación. El día 1 de Mayo se ha convertido en un gran día de la comarca en Parrillas. Numerosos puestos y una gran kiosco-bar surten de todo lo necesario a los peregrinos desprevenidos. Pero los parrillanos acuden bien pertrechados de merienda, mesas y sillas, para efectuar en pleno campo, en los extensos espacios de que se dispone, la familiar y campechana comida romera con que se rematan los actos de la mañana (Santa Misa, Ofrenda y Subasta de mandas de productos y Convite de los Señores Mayordomos). Por la tarde tiene lugar la Procesión con la Imagen de la Virgen alrededor de los terrenos y de la Ermita. Siguen canciones y bailes, interpretados por el Grupo “Pastores de Parrillas” y otros grupos de la comarca. Todo el pueblo, y los numerosos visitantes de otros lugares, bailan incansablemente. Y finalmente, tras la subasta de mangas y nombramiento de nuevos mayordomos, se canta la Salve y se introduce la Imagen en su Ermita.
Los que ya han vivido este inolvidable día parrillano repiten cada año. Los que aún no han participado de esta expansión natural, del entusiasmo religioso y del desbordamiento final de las canciones y los bailes se están perdiendo algo verdaderamente entrañable, con sabor castizo y tradicional, que merece la pena conocer y experimentar. Además, no voy a encarecer aquí, pues al fin y al cabo soy parrillano, la proverbial hospitalidad de que hace gala el pueblo de Parrillas para con todo aquél que con respeto y honorabilidad se acerca a compartir sus tradiciones.
El Cristo del Olvido es la fiesta del verano. Su día propio es el 14 de septiembre, pero actualmente se celebra a comienzos de agosto, por ser éste el mes en que los parrillanos veranean en el pueblo. Es la fiesta de los fuegos artificiales y los toros. Es la fiesta más concurrida, dura varios días y hay grandes bailes hasta altas horas de la madrugada. Los parrillanos no faltan a la procesión de la tarde en que agradecen al Santísimo Cristo los beneficios logrados durante el año.
Parrillas es, por otra parte, un pueblo de costumbres muy antiguas. Algunas han desaparecido, como la ceremoniosa Soldadesca de Carnaval que describen los viejos libros del Archivo Parroquial, la fiesta de los pastores el día de San Pedro (29 de junio)… Pero otras perviven, como la Lumbre de los Quintos, impresionante hoguera de leña de encina que preparan los quintos de cada año y se enciende cada Nochebuena a la salida de la Misa del Gallo. Alrededor de la misma se celebra durante toda la noche la Ronda de Nochebuena, en que comparsas de mozos y mozas participan tocando incansablemente las zambombas de corcho, cantando tonadas antiquísimas y bailando jotas y rondeñas. Es costumbre antiquísima esa noche rondar en las casas de los amigos, que corresponden obsequiando con una copa de anís, mazapán y algún que otro chorizo de la matanza.
La matanza del cerdo ha sido ceremonia obligada cada año en cada hogar, cuando es más crudo el invierno, para procurarse buena parte del sustento familiar anual. Con ello se lograba excelente provisión de morcillas, chorizos, tocino y huesos para el cocido diario, lomos y jamones, etc… En la actualidad, los mayores del pueblo han recuperado la tradición de la matanza y, cada año por San Sebastián (finales de enero), se celebra en la plaza del pueblo, siguiéndose minuciosamente todo el proceso para que lo conozcan los más jóvenes. El día se remata con una buena comilona de la secular sopa de “cachuela parrillana” y judías matanceras, que se guisan en plena plaza, en lumbre de encina, a la vista de todos.
También se ha recuperado la tradición de la fiesta de los Santos y su costumbre de la “moragá”, consistente en una merienda campestre que organizan las mozas del pueblo a base de tortilla, chorizo, jamón y queso, pero sin que pueda falta la parrillanísima “torta de los Santos”, castañas para asar el “calvote”, higos pasos, peros, etc… Las mozas salen de campo y los mozos se hacen los encontradizos para ser invitados…
Otra antigua costumbre recuperada en los últimos años es la celebración de la Ruta de San Pedro de Alcántara, espectacular ruta rural y campestre rescatada por grupos naturalistas de Parrillas y Oropesa, y que tiene lugar a mediados de octubre partiendo de Oropesa (donde se concentran los viandantes y peregrinos de toda la comarca) para hacer el camino a pie, a caballo o en burro, por Torralba y las dehesas hasta Parrillas, donde se hace noche, siguiéndose al día siguiente por el Camino Real, cruzando el río Tiétar y Ramacastañas, hasta llegar al Santuario de San Pedro de Alcántara. Así se conmemora el último viaje que este gran santo hizo, ya moribundo, acompañado por el Conde de Oropesa que era su gran devoto y protector: San Pedro enfermó en Oropesa, donde era huésped del Conde, pero quiso morir en Arenas de San Pedro. Y el Conde le llevó en su litera y, después de muerto San Pedro, cada año por su fecha hacía peregrinación hasta su tumba en el Santuario de Arenas acompañado de gran concurrencia de devotos de la comarca.
En los últimos años, Parrillas ha realizado, además, un interesante esfuerzo en lo relativo al adecentamiento de edificios y asfaltado de calles. Da gusto ver el pueblo, dicen los propios y extraños que pasean por sus calles. Se ha ganado mucho en limpieza y salubridad, con la traída del agua corriente, el adecuado alumbrado público que ha culminado con la típica farola en el centro de la plaza, la remodelación de la Iglesia Parroquial con su Pórtico y su grandioso Retablo, el arreglo y modernización del Ayuntamiento, la reparación del magnífico edificio de las Escuelas, la construcción de la Sede Social de la Caja Rural y Cooperativa, la enhiesta y elegante Picota-monumento a la villa de Parrillas, la Piscina Pública que hace el deleite de jóvenes y mayores durante el largo y caluroso verano, amenizado por la Semana Cultural del Club de Amigos… Todas ellas, razones para el orgullo de los parrillanos y expresión del entrañable amor que las gentes de la comarca profesan a sus pueblos.
Asociaciones y Grupos fomentan en la actualidad la vida cultural y festiva de Parrillas. El Club de Amigos, fundado hace treinta años, organiza cada año la Semana Cultural del mes de agosto, el Día del Socio cada sábado santo y excursiones y días de campo para conocer los parajes y paisajes de la jurisdicción, amén de otras muchas actividades y la publicación de la revista “La Campana” en que, periódicamente, se recogen noticias de las actividades del Club, de la vida del pueblo, fotografías antiguas, poesías y cuentos, etc…
Las mujeres parrillanas han creado la Asociación Nuestra Señora de la Luz, que organiza juegos y excursiones para estrechar relaciones y fomentar la cultura. Otro tanto cabe decir de la Asociación de Jubilados “San Sebastián”, que acoge a las personas mayores del pueblo.
El Grupo Folclórico “Pastores de Parrillas” a lo largo de casi veinte años ha recogido, grabado y difundido el folclore de la comarca, en la mayoría de cuyos pueblos ha actuado en varias ocasiones. Los Pastores de Parrillas han paseado el nombre del pueblo por muchos lugares de Castilla-La Mancha, Madrid y otros lugares de España y Portugal. Sus jotas y rondeñas, su baile “de la manzana”, sus romances y sus puestas en escena y representaciones han triunfado sin paliativos y hoy su nombre es reconocido por las más humildes gentes de pueblo y en los más selectos círculos culturales. Cada año, en la Iglesia Parroquial de Parrillas y en la prestigiosa Iglesia de San Juan de los Reyes de Toledo, el esforzado grupo parrillano representa el Auto de Navidad de Gómez Manrique (siglo XV), primera pieza en la historia del teatro español, representación que ya ha quedado institucionalizada entre las actividades culturales de Toledo. Otras muchas iglesias de la provincia y comunidad autónoma han visto representar el célebre Auto manriqueño, aplaudiéndose en todas ellas los entrañables versos de la obra y las tradicionales canciones navideñas parrillanas que lo adornan con un delicioso y emotivo montaje de luz y sonido.
Parrillas es hoy un pueblo tranquilo, ideal para llevar una vida aislada en contacto con la naturaleza. Pasear por el Camino Real o por el Camino de la Virgen, entre añejas olivas, o seguir la ruta del Cordel y la Dehesa, entre milenarias encinas de retorcidos y gruesos troncos, hasta la plácida ribera del Pantano, son placeres que con frecuencia se procuran los parrillanos. Desde lo alto del Cordel es impresionante la vista que se alcanza de la Sierra de Gredos… En verano, las gargantas de agua cristalina de la Sierra están a media hora de camino en coche, pero la flamante Piscina Municipal retiene ya a propios y extraños para disfrutar de su plácida sombra y el frescor de un baño sin necesidad de salir del pueblo.
Coplas
De Parrillas soy, señores.
Es mi patria y no lo niego.
Vale más un parrillano
que doscientos forasteros.
Dicen que Parrilla es feo
porque no tiene balcones,
pero tiene unas mocitas
que roban los corazones.
¡Viva Parrillas, mi pueblo,
San Sebastián, mi patrón,
y vivan los parrillanos,
que parrillano soy yo!
Tiene el pueblo de Parrillas
cuatro fiestas señaladas:
San Sebastián y la Luz,
Santo Cristo y Fuente Santa.
En el pueblo de Parrillas
dicen que no vive nadie.
Vive la luna y el sol
y el lucero cuando sale.
En Talavera está el árbol,
en Velada está la hoja
y en el pueblo de Parrillas
la flor de mozos y mozas.
Parrillas y Navalcán
tienen los pastos comunes
y yo los tengo contigo
sábado, domingo y lunes.
En el pueblo de Parrillas
sale a la calle un lucero.
Es el Cristo del Olvido,
clavadito en su madero.
A la Virgen de la Luz
le tengo ofrecido un manto.
Se lo tengo que llevar
el día de Jueves Santo.
Al subir el Cordelillo,
eché la vista a lo largo.
¡Adiós, pueblo de Parrillas,
qué lejos te vas quedando!