Los alerces (Bosque Valdiviano). Según el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), los alerces (Fitzroya cupressoides), “los segundos árboles más viejos del mundo”, están dentro de las maravillas naturales del planeta que podrían desaparecer a causa del cambio climático. Nosotros hemos podido conocer como son estos gigantes verdes repletos de vida salvaje, en uno más de nuestros viajes de ensueño a la comuna de Puerto Montt, provincia de Llanquihue en el sur de Chile, región X de Los Lagos.
Chile (unos 17.000.000 de habitantes en 2010), tiene una extensión territorial de 755.838 km2 (que aumenta en 1.250.000 km2 si incluimos el territorio Antártico Chileno) comprende una larga y estrecha franja con más de 4.300 Km. de longitud entre Perú, al norte y el Paso Drake o mar de Hoces al sur (equivaldría cruzar Europa desde el extremo norte de Noruega hasta África); bañada en toda su longitud oeste por el Océano Pacífico, y compartiendo al este frontera con Bolivia y Argentina mediante la grandiosa división natural que supone la Cordillera de los Andes, con una anchura promedio entre ambos límites de 180 km..
No tratamos de abordar la geografía de Chile, solo resaltar que es una tierra de contrastes extremos, no solo geográficos, si no también paisajísticos, culturales y sobre todo climáticos, exceptuando el tropical húmedo, disfruta de todos los climas del planeta. Desde el punto de vista del viajero cuenta con las más diversas infraestructuras y posibilidades de alojamiento y comida. En Chile puedes elegir entre desiertos, lagos, pampas, islas subtropicales, montañas, selvas o bosques siempre verdes. Pasar desde territorios cálidos a fiordos, glaciares y campos de hielos eternos. Establecerte en grandes centros urbanos o perderte en su variada y verdadera naturaleza virgen.
El hecho de elegir Puerto Montt (a 1044 Kms. al sur de Santiago) en el 2010, casualmente el bicentenario de la independencia de Chile, celebrado el 18 de septiembre, se basó exclusivamente en poder conocer “in situ” el alerce, contando con sus servicios y seguridad al estar situado muy cerca de dos Parques Nacionales, uno en Chile y otro en Argentina, prácticamente unidos, con la misma denominación de “P.N. Los Alerces”. Siendo conscientes de que no estamos en la zona exclusiva del hábitat de esta maravilla de la naturaleza, ya que el bosque valdiviano, también llamado selva valdiviana, es una eco-región del sur de Chile y reductos fronterizos al sudoeste de Argentina, que abarca una superficie de unos 250.000 km2 entre el paralelo 37º S y el 48º S, aunque no existe acuerdo sobre sus límites, que varían según los criterios de los diferentes autores, unos, la mayoría, los reducen a las extensiones arbóreas con predominio de angiospermas siempre verdes de hojas anchas y brillantes. Y otros, incluyen también los bosques caducifolios de clima mediterráneo y los bosques de coníferas, ampliándose sus extensiones.
Para acceder al parque desde nuestra ubicación en la ciudad de Puerto Montt, podremos elegir: Su entrada norte, mediante el camino público V-65, que une Puerto Montt – Correntoso – Lago Chapo, en un recorrido de 46 km.; o hacía el sur por la carretera Austral que bordea el Seno de Reloncaví, hasta la localidad de Lenca situada a unos 40 km., donde arranca un camino de penetración que se interna en el
Parque por el Valle del Río Chaicas, hacia la Laguna Chaiquenes, en una distancia de 15 km.. Existe también un camino ripiado (afirmado con tierra y piedra menuda de la zona) de 36 km. que une Puerto Montt y Lenca, transitable todo el año. Evidentemente los caminos hacía el Parque son ascendentes, la diferencia de altitud más significativa va desde el nivel del mar en la lobería del Estuario del Reloncaví, hasta los 1.558 m. sobre el nivel del mar en el cerro Cuadrado. Merece la pena destacar para apreciar su belleza, dos de sus miradores: uno en Correntoso y otro en el sendero que nos conduce al Lago Sargazo. Continuamente podremos apreciar áreas de bosques siempre verdes en sus hoyas hidrográficas y agrupaciones significativas de alerces, entre las que destaca la existente en el camino del Lago Sargazo a Laguna Fría indicado con un cartel específico; uno de los lugares más atractivos por ofrecernos los alerces de mayor tamaño y antigüedad con un par de miles de años y alturas de hasta cincuenta metros; sus troncos de color rojizo y hasta cuatro metros de diámetro destacan incluso en la oscuridad del bosque, siempre rodeados de las especies menores de un verde muy marcado y que ya hemos mencionado.El Parque Nacional Alerce Andino, que visitamos en Chile, funciona como tal desde 1982, formando parte de la Reserva de la Biosfera Bosques Templados Lluviosos de Los Andes Australes y comprende una extensión total de 39.255 hectáreas de las que, unas veinte mil son de bosques de alerces, y otras especies típicas del Bosque Siempre Verde (coihues, tepas, tineos, lengas, mañíos, canelos, principalmente). Entre estas masas arbóreas y la montaña, existen numerosos lagos, destacando: Sargazo, Chaiquenes, Triángulo, Fría y Pangal y ríos como: Pangal, Petrohue, Chaicas, Lenca. Fuera de sus límites nos sorprenden por su belleza: el Lago Chapo, el estuario de Reloncaví, o la propia Reserva Natural Llanquihue, el lago de mismo nombre y el de Todos los Santos. Con refugios y senderos para adentrarse en dichos parajes, incluyendo sus lugares más salvajes.
Su clima es de tendencia oceánica, húmedo templado. En invierno, las nieves comienzan desde los 700 a 800 m. sobre el nivel del mar. La precipitación media anual varía entre los 3.300 y 4.500 mm. La temperatura media mensual va de 7°C en julio a 15°C en enero, alcanzando una máxima media en este mes de 20°C. Conviene tener previsto viajar con ropa que nos permita abrigarnos y resguardarnos de la lluvia adecuadamente, siendo la mejor época desde Octubre a marzo y sin olvidar que la temperatura disminuye y aumentan las lluvias en sus zonas de montaña a partir de los 200 m.s.n.m.
Es interesante conocer, al estar pegada al norte del parque: La Reserva Nacional Llanquihue, tan próxima que solo se encuentran separados ambos territorios protegidos por el Lago Chapo. Tiene una superficie de 33.972 has., funcionando como tal desde 1912. Se accede a sus instalaciones oficiales y entrada, por el camino de Puerto Montt a Lago Chapo, a unos 40 km de distancia y a 8 km del poblado de Correntoso. En su interior destaca como punto más alto el volcán Calbuco de 2015 metros, con un sendero de ascenso al mismo que a los 8 km. dispone de un refugio rústico, continuando hasta un mirador desde donde se disfruta visualmente de gran parte del valle. Esta excursión tiene cierta dificultad por la presencia de abundante humedad, barro y en invierno nieve. Chile se encuentra dentro de una región volcánica y sísmica perteneciente al Cinturón de fuego del Pacífico, siendo frecuentes los volcanes. En la zona que nos encontramos, nos centramos por esa proximidad, en el Volcán Calbuco, cubierto de nieve todo el año, cuya ladera sur pertenece a la comuna de Puerto Montt, y su ladera Norte a la de Puerto Varas, ciudad situada a orillas del mayor lago de la zona: El lago Llanquihue. Los geólogos consideran este volcán peligroso. En 1893 una fuerte y prolongada erupción destruyó la parte superior de su cono, dejando la silueta «mocha» que mantiene hasta hoy, y aunque no produjo víctimas humanas, tuvo dimensiones catastróficas, modificando la geografía al formarse nuevas quebradas y alterándose el curso del río Hueñu-Hueñu. La última erupción data de 1961. En 1996 se registraron fumarolas de gases.
Pero no podemos alejarnos del núcleo del trabajo que no es otro que el alerce y el peligro que corre en nuestros tiempos. En los archivos del Ayuntamiento de Puerto Montt, se conserva un libro impreso en 1872: “ESPLORACION DEL SENO DE RELONCAVI, LAGO DE LLANQUIHUE I RIO PUELO (Bajo la dirección de D. Francisco Vidal Gormaz, capitán graduado de corbeta)” de 179 páginas. Realmente es un diario de los trabajos realizados en la zona en que nos encontramos por orden del Gobierno de la época, y que hace continúas alusiones a las actividades de los pobladores con los alerces, tanto de la parte continental como de las diferentes islas: “… se dedican a la agricultura y a la labranza de la madera que la tienen en el continente… i consiste en el alerce de los bosques de LLanquihué i del pié del volcán Calbuco… Algunos labran también el alerce en el estero de Reloncaví; pero no pasan de LLaguepe…”. “… En el verano los padres de familia, en su mayor parte madereros, se van a las cordilleras con sus hijos varones para que los ayuden en sus operaciones del corte i acarreo del alerce”. Por toda la región existían en esa época numerosos astilleros nombre con el que se alude a las zonas donde explotan o ejercen la labranza del alerce, solo en la entrada de Reloncaví cita el autor los de “Llaguepe, Chaparano, Cuitúe, el Cajón, Chilco i Llecumó…” E incluso aluden a su sobreexplotación y eliminación en ciertos lugares donde sus pobladores: “se centran en la explotación de el mañin, el arrayan, el tique, el muermo, el temiu i la luma…”“… el ciprés i el alerce, que existieron en abundancia en épocas anteriores se han agotado o se encuentran tan lejos que no les hace cuenta su explotación…” .
Y aún en nuestros días, pese al interés en su protección de las autoridades chilenas: Instituto de Investigación Forestal (INFOR) de la Universidad Austral de Chile y Corporación Nacional Forestal (Conaf) e instituciones internacionales como TNC (The Nature Conservancy) y WWF (World Wildlife Fund); sigue habiendo sobreexplotación del alerce, motivada en el considerable valor económico de su madera, considerada la madera más noble de Chile por su hermoso tono rojizo y sus extraordinarias cualidades: liviana, resistente e inmune a su putrefacción. En la historia del sur de Chile su uso es generalizado: muebles, se dice que tener un mueble de alerce es como tener una mesa hecha con piedras de las pirámides egipcias; torres de enfriamiento; moldes de fundición, tonelería, instrumentos musicales, barcos; pero sobre todo para la construcción de edificios, siendo el mejor ejemplo en esta zona que nos encontramos la catedral de Puerto Montt de 1856, curiosamente inspirada en el Partenón de Atenas; sobre todo utilizada en la fabricación de tejuelas que recubren sus muros exteriores e interiores, tejados, puertas, ventanas, persianas. La solución al problema estará en la consecución de un equilibrio entre los intereses económicos de su madera, el respeto a la legislación y acciones para su protección y el interés ecológico de preservar sus efectos beneficiosos para la naturaleza global.