ISLA DE ALHUCEMAS
Luis Manuel Moll

bañan la costa
de tu isla pirata
Alhucemas…
Más que una isla, Alhucemas, “ese pedazo de historia de España” es un peñón anclado en el Mare Nostrum, está situado frente a la playa marroquí de Sfiha en las costas de la enigmática África. Tiene una altitud sobre el nivel del mar de 27 metros, 170 metros de lago y 86 de ancho, casi toda ella está rodeada de un acantilado haciéndola creer que es inexpugnable , sus

habitantes son militares españoles del Regimiento de Artillería Mixto número 32 de Melilla. Sobresale un faro que a los restos de antiguas fortificaciones y viejas baterías, además de algunos edificios de diferentes épocas, un pequeño muelle, un iglesia y unos almacenes, hay que sumar un viejo y vigilante cementerio situado sobre un diminuto islote llamado “La Pulpera” unido al islote principal por un puente y acceder al lugar donde se encuentran enterrados unos 60 españoles entre civiles y militares. Hay un aljibe que se llena periódicamente con agua traída de la península española y a través de una pequeña desalinizadora que tiene el peñón. Alhucemas, es un punto de amarre de cables submarinos unidos a Melilla, Ceuta y las Península Ibérica. El islote está circunvalado por una calle que adquiere diferentes nombres -del Carmen, Taquillas, Pulpera…- y en donde se

conservan las antiguas viviendas de la población civil, así como muchas otras dependencias fuera de uso, en parte excavadas en la misma roca, que debieron ser los temibles calabozos de un antiguo presido de políticos y desterrados, donde en 1838, metidos el siglo de la ilustración, los condenados se sublevaron. Pero el lugar más importante es el callejón de El Fuelle, que une dos tramos de la calle circular y desde el que se veía el orificio por donde respiraba la isla y salía el aire comprimido por la acción de las olas sobre el cascabel. Se trata de un enorme peñasco suelto que el aire provocado por los temporales levanta y al golpear los cimientos de la isla la hace trepidar.


En Alhucemas el líder marroquí “Abd el Krim” aprendió a leer y escribir, siendo el emplazamiento clave en el desembarco más famoso de la guerra del Rif.
Decenios atrás en el Peñón de Alhucemas llegaron a vivir hasta 350 personas que ejercían el comercio con la cercana cábila de Beni Urriaguel y con Gibraltar. Más tarde se convirtió en un penal de presos comunes, políticos y desterrados.Ya no hay civiles que pueblen la isla y tan solo es visitad ocasionalmente por pescadores que buscan refugio de los temporales que azotan el estrecho o recurren a la ayuda de los militares que en ellas se encuentran destinados. Pero en otros tiempos gozaron de una relevancia muy superior a la que por su extensión se pudiera presumir y tuvieron una población estable.
,
Las islas pertenecen a la Corona española desde 1560, cundo éstas fueron cedidas por el sultán Muley Abdalá al rey español Felipe II, a cambio de una protección contras las constantes invasiones otomanas.

Alhucemas, fue ocupado definitivamente en tiempos de Carlos II, el 28 de agosto de 1673, por una flota comandada por el príncipe de Montesacro, Andrés Dávalos, a su vez General de Armada y que la rebautizó con el nombre de “San Agustín y San Carlos de Alhucemas” en honor los barcos que lo llevaron a esta tierra con el fin de combatir a las constantes incursiones de los corsarios otomanos.
En 1902 Francia reconoció la soberanía española del Peñón. En 1921 sufrió un ataque por parte de los hombres de Abd el-Krim durante la Guerra del Rif. En 1922 las baterías cabileñas hundieron el vapor Juan de Juanes, que ejercía las funciones de correo con Melilla. Está situado todavía hoy a unos 150 m al norte de la isla. En 1925 participó en el desembarco de Alhucemas como posición avanzada de combate, ya que tenía 24 piezas de artillería con obuses de 155 y cañones de 7’5 protegiendo las operaciones llevadas en dicho desembarco.

Este lugar nunca se integró en el que, desde 1912, fuera el Protectorado Español de Marruecos. Por ello, cuando en 1956 se constituyó el Reino Independiente de Marruecos, este territorio permaneció, al igual que los últimos cuatro siglos, como plaza de soberanía española dependiente de las de Ceuta y Melilla, separada por el mar de Alborán de las costas peninsulares.

Alhucemas es un lugar donde el reloj se ha detenido,es, en todo caso, un lugar nada remoto desde el punto de vista geográfico, pero sí inaccesible por su actual función estratégica y constituye una prolongación natural del territorio español nada menos que desde el siglo XVII.
Todos los que pisan esta tierra, son conscientes que pisan un trozo de la historia de España

LA ALCAZABA 60
En 1994 tuve la fortuna de pasar poco mas de un mes allí , como médico de reemplazo y ha sido una de esas experiencias vitales que han dejado huella en mi.