Poema, para mí, «es una geografía apasionante donde se puede transitar por los caminos desconocidos e inesperados».
Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe, llamado San Genaro Norte, Argentina, y actualmente reside en Villa Carlos Paz, de la misma provincia .Autora de tres libros, Después de mí, Celebración de un Legado y Cuentos de Travesía. En su modo de escribir hace pensar al lector llevándole en volandas por la riqueza literaria de la lengua cervantina. Frede con su poesía sensible a l naturaleza y a veces con un toque de cierto erotismo nos ofrece para la ALCAZABA, dos de sus poemas.
ASONANCIA PARA UNA BIOGRAFÍA
Asonancia para una biografía
En la estructura universal del tiempo
la entidad germinal que soy yo mismo,
absorbe la pasión rubia del trigo
en el surco grillado del labriego.
Pues, yo, troté peldaños con el viento
para seguir las huellas del camino
y en él, poder seguir a los molinos
hasta encontrar las voces del silencio.
En las alforjas llevo mi quijote
con la estricta inquietud de una quimera,
en la mochila el paso de la noche
con las horas oscuras de una ausencia.
Allá, en el tiempo quedará su nombre
con vocablos escritos en la arena.
ODA AL AIRE
Te busco en el asombro
que me permite cada centímetro del día
cuando intento quedarme
reflejada de tiempo.
Te buscan desmayados silencios
en el espejismo
que me muestra la luna
y un recodo de viento
acerca un murmullo
para jugar con el espacio
que trae la memoria.
Te busco en el regocijo
que me muestra el misterio
junto a las sombras quietas
que dejan mis mañanas
y entonces
acaricio el perfume de una flor
que se quedó en el álbum
junto a las fantasías
que me dieron los tiempos.
Una brisa de asombro
onduló mi universo
al deslizar mis manos el lino de la noche
y quedar suspendida
entre los pliegues exactos del recuerdo.
Oda al aire
El aire con sus alas etéreas
me muestra su estructura
y en una sucesión de instantes
acerca la transparencia
para trasgredir
la entidad universal.
Como una figura de cristal
desliza su mirada
en un azul de brisa,
acaricia mi sombra
en la piel de la noche
y me deja la exacta
medida de su tiempo.
Habita la irradiación
de un palpable misterio,
y entre sus pliegues
se manifiesta el infinito.
Su extensa vaguedad
traza los umbrales de la esfera
y gira sin girar
en la cósmica morada de la nada.
Entre rostros vacíos
un lujo de moléculas
ondula los perfiles del aire.