Cuando comencé a interesarme por la literatura sólo llegaron a mis manos autores que no escribían en mi lengua, y si lo hacían, dibujaban paisajes o guerras intocables, irreconocibles. Estos escritores de fuera no conocían, no pudieron conocer Yucatán, Mérida, el calor negro que nos somete constantemente, que no nos permite levantar la cabeza. (A veces creo que todos los yucatecos tuvimos que ser verdaderos demonios en otras vidas para que nos haya tocado nacer en nuestro infierno peninsular). Así los años, poco a poco coincidí con los suplementos y las revistas culturales que circulaban en Yucatán, las antologías y los rostros, esos poetas que formaban parte del Centro Yucateco de Escritores.
Estos encuentros se dieron en el 2003, y a la par, con varios compañeros jóvenes, (camaradas de la preparatoria) coordinados por el poeta Adán Echeverría, nos dimos a la tarea de formar un taller literario independiente a todos los círculos existentes en nuestra región. Empezamos a reunirnos todos los viernes, leíamos a nuestros autores favoritos, leíamos poetas desconocidos, intercambiábamos libros, perdíamos para siempre libros amados, ganamos grandes lecturas, escribíamos, y nos criticábamos arduamente. Cada sesión era un ejercicio crítico constante que duraba horas y se alargaba hasta más no poder con la ventaja que nos permitía la Biblioteca Pública Central, donde nos abrían las puertas. Años después, ya en la ciudad de México, conocí muchos talleres literarios, pero ninguno logró enseñarme tanto como aquel primero, de donde surgió: la Catarsis Literaria el Drenaje.
El ahora de la Catarsis es muy rico. Nuestros proyectos han evolucionado y se han diversificado, algunos son internacionales, como el pasquín literario Grietas, otros nacionales como el Mapa Poético de México, y otros estatales, como Inamovibles Sueños. Actualmente contamos con una enorme gama de talleres de Creación Literaria que van desde la iniciación a la escritura creativa (narrativa y poesía), hasta tocar temas específicos como el erotismo literario, la Biblia y la literatura, el ensayo y las melodías del verso libre. La Catarsis Literaria el Drenaje se convirtió, al menos para sus actuales integrantes[1], en un proyecto de vida. Es por eso que el pasado mes de Agosto, el director Adán Echeverría, y su servidora, integrante del grupo desde su fundación, presentamos la revista digital Esta Humanidad tan Llena de Grietas y los diversos proyectos de la Catarsis, en el Primer Encuentro de Revistas Culturales en la ciudad de Querétaro. Encuentro que es necesario reconocer por sus alcances y logros.
Para algunos editores mantener viva una revista es una hermosa terquedad, para otros un eterno fracaso del que se está muy feliz, lo cierto es que, a pesar de todas las trabas que significa contar con una publicación cultural periódica en México, las revistas culturales en nuestro país han aglutinado durante décadas a grandes pensadores y escritores, han servido como semillero de voces, como movimientos de vanguardia, como representantes de generaciones o corrientes, como punto de partida y lo más importante, han impactado, mucho o poco, en el fomento a la lectura, en la divulgación cultural y en la creación de espacios, andamios por los cuáles los artistas de diversas disciplinas caminan hacia la difusión de sus obras.
Hay que celebrar este encuentro, comentó el escritor Carlos Martínez Rentaría al inicio de su ponencia en la mesa llamada “Riesgos de las publicaciones culturales”, y es que este encuentro logró reunir a revistas con una amplia trayectoria lo mismo que a proyectos recién nacidos de todo el país, de tal manera que convivieron revistas ya cimentadas como Tierra Adentro, El Búho, Blanco Móvil, Paso de Gato, Generación, Acequias, así como las recientes revistas; Metrópolis, Va de nuez, Clarimonda, y la propia Grietas.
Algunas revistas aquí mencionadas, tienen propósitos muy arriesgados, como la revista Generación, pero bueno, piensa su director Martínez Rentaría, de qué sirve hacer una revista cultural si no vamos a arriesgarnos. En este sentido esta revista, que lleva trabajando ya 22 años, plantea la propuesta de la despenalización de las drogas, han dedicado ya tres números a la marihuana, y todos los ejemplares se han agotado, incluso, comenta su director entre risas, hasta las hojas de las revistas se las fumaron unos jovencitos. Lo cierto es que cada publicación cultural surge con propósitos muy claros, con metas que buscan abrir una ventana más en el muro de nuestra civilización, y hay que lidiar con los problemas conocidos de publicidad o financiamiento, o arriesgar también por la independencia total, por el placer de hacer lo que uno desee con su trabajo sin líneas a seguir, sin colores establecidos.
La Revista El Buho, es una hermosa terquedad para promover la lectura y el afecto por la cultura, dijo René Avilés Fabila, director de esta revista, durante el encuentro, en la mesa titulada “El periodismo cultural hoy”. Si se juntan los doce años que tiene la revista como proyecto independiente con los 12-13 años que tuvo como suplemento cultural del periódico Excélsior, hablamos de casi 25 años de trabajo, un cuarto de siglo. Es una revista gratuita y además, todos los números se encuentran en línea. Gracias a su página en Internet se mantienen en contacto con los lectores, personas interesadas en la lectura o en la cultura en general, que dejan sus comentarios o incluso, mandan colaboraciones. Avilés Fabila piensa en el origen de esta revista y dice: Cuando yo era joven, adolescente, me acerqué a muchos escritores y todos me ayudaron, me acerqué a todo tipo de publicaciones importantes y en todas fui aceptado, entonces quiero de alguna manera corresponder en gratitud a todos esos escritores que cuando yo tenía dieciocho años o diecinueve me abrieron las puertas.[2]
Sí, una correspondencia que implica una enorme voluntad, pues en general, no pensamos todo lo que está detrás de una publicación periódica, quiénes son las personas que hacen las correcciones, el diseño, el que medita y planea la distribución, y el cómo se les paga a todas estas personas, en verdad se necesita amar los procesos culturales para emprender, progresar y sobrevivir a la travesía de una revista cultural en México.
La revista Tierra Adentro es un ejemplo de perseverancia. Lleva ya 35 años de existencia como un espacio para los jóvenes creadores menores de treinta y cinco años. Una de las grandes etapas de Tierra Adentro se dio a partir del número 47, hace 20 años, con los escritores José María Espinasa y Jorge Ruiz Dueñas, personajes que participaron en este encuentro tan importante de la ciudad de Querétaro.
Muchas veces, reflexionaba en su ponencia José María Espinasa, una revista es un proyecto frustrado. Sin embargo, a pesar del carácter pesimista de Espinasa, Tierra Adentro ha logrado convertirse en lo que para el propio José María es una revista ideal; una novela por entregas, donde los lectores esperan con avidez cada número, conocen ya quiénes son los protagonistas, los villanos y el contexto donde se desenvuelve la historia.
Algo muy interesante que señaló Jorge Ruiz Dueñas, al hablar de esta época de Tierra Adentro, es que uno de los propósitos vitales de la revista era excluir a los jóvenes creadores del área metropolitana, esto dijo, fue una decisión de equilibrio, pues ellos tenían, y yo diría, pues ellos tienen, todas las posibilidades de salir adelante con sus propuestas. Otro de los puntos importantes fue el puente de comunicación que se consiguió establecer entre las distintas disciplinas artísticas de las regiones del país así como la creación de un fondo editorial. También en esta época fue importante, como lo sigue siendo, el apoyo a las revistas literarias independientes.
Mónica Nepote llega a la dirección de Tierra Adentro en el 2007. Con ella, esta revista elimina el esquema monotemático. El propósito de Nepote es establecer un diálogo con sus contemporáneos, jóvenes artistas que día a día surgen con propuestas arriesgadas.. Justo a petición de los jóvenes artistas del Distrito Federal y del área Metropolitana se les otorgó un espacio en Tierra Adentro, pues alegaron que su juventud los equiparaba con el resto de los creadores del país. Ahora se está cumpliendo un año con un nuevo diseño que entre otras cosas, es más pequeño, no sólo con el propósito de no desperdiciar tanto papel, sino también con fines prácticos.
Para la Catarsis Literaria El drenaje el proyecto de una revista, el proyecto de Grietas, no es sólo una material que se edita y se distribuye, sino una herramienta para cambiar el presente. Esperamos que se sumen al pensamiento crítico. Sí, nuestro propósito es hacer del panfleto arte, por eso nuestros artículos, los poemas que publicamos y las obras plásticas que ilustran la portada en cada número, buscan ser críticos. ¿Críticos de qué? De todo. No sólo del gobierno, del sistema y lo establecido, sino también de los usos y costumbres, de lo políticamente correcto, de lo que algunos han osado en llamar mafias culturales o literarias y sus fantasmas, pero también de la educación, la alimentación, los avances científicos, en fin, de toda la multitud de manifestaciones de la sociedad. Porque una revista, ¿por qué no?, también puede ser una forma de mandar al diablo todo aquello con lo que no estamos de acuerdo y hacerlo, de manera literaria.
[1] Integrantes de la Catarsis Literaria el Drenaje: Mario Pineda, Jorge Manzanilla, Adán Echeverría e Ileana Garma.
[2] Fragmento de la entrevista realizada a René Avilés Fabila por la autora de este texto, durante el Primer Encuentro de Revistas Culturales llevado a cabo en la ciudad de Querétaro del 17 al 19 de agosto de 2011.