Vista de Yecla, foto: José Casielles: http://www.casielles.es/ |
Hace pocos días motivos de la palabra poética me acercaron a Yecla en un breve viaje y, por cuanto vi de la ciudad, comprobé que éste es un pueblo limpio, de calles rectas y bien trazadas. Largos trayectos se pueden recorrer sin cambiar de dirección ni de vía; acaso, en alguna ocasión, una calle peatonal que se cruza en el itinerario y que al llegar a ésta se debe retener la marcha por señalización de un “Ceda el paso”, incluso, si el caso lo requiere, un Stop. No hay duda que los ayuntamientos del pasado, alcaldes o concejales de urbanismo, tuvieron una acertada visión en el planteamiento futurista. Una fuente verbal me informa de que estas ideas urbanísticas parece ser que parten mediado el siglo XIX, y que el casco antiguo es otra cosa.
Yecla (Murcia) es un pueblo con historia, un pueblo grande, 35.000 habitantes, centenares arriba, centenares abajo. Y, sobre todo, es un pueblo con inquietudes en el amplio abanico que éstas pueden ofrecer, aunque sé que algunos de sus vecinos y vecinas añoran la actividad de épocas anteriores como cierta marca de progreso. Pero el espíritu y la constante poética jorgemanriqueña de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”, perdura en algunos vecinos, y, aún cuando el avance del realismo social tenga su mayor positivismo en el último tercio del pasado siglo XX y principios de éste, el planteamiento existió siempre y continuará existiendo.
Una amistad me acercaría a Yecla y mis versos me llevaron hasta su Casa de Cultura. Pero esto es adyacente, incluso ubicativo, si alguien lo prefiere. Lo que me retiene aquí y ahora, lo que pretendo referir en este comentario, es una breve síntesis del Museo de Replicas del Greco, emplazado en la parte alta de este cultural edificio.
El Museo de Réplicas del Greco, se debe íntegramente a la obra pictórica del artista local Juan Albert Roses, y reúne unas sesenta obras, copias todas ellas perfectas, de originales que fueran pintados hace cinco siglos por la mano inmortal de Doménikos Theotokopoulos. Tan perfectas son estas copias, que el cicerone que nos las explicaba refería cómo el Marqués de Lozoya, don Juan de Contreras y López de Ayala, en su calidad de técnico y Director de la Real Academia de Bellas Artes, aseguraba que sólo un perito muy experto podría distinguir cual es la del Greco y cual la de Roses.
He definido anteriormente a Juan Albert Roses como artista local, porque así me pareció requerirlo el momento estilístico de mi exigencia narrativa. Pero este Museo de Replicas y su obra en general rompen con cualquier interpretación localista. Roses nace, sí, en Yecla, pero es que hay que nacer en algún lugar del mundo, y a Juan Albert, para honor de la ciudad, lo nacieron (1898) allí. Tras estudiar Magisterio, y vivir un tiempo en Alicante, sus primeros maestros en arte serían Pericat y Sorolla. Luego, tras su matrimonio, trasladaría su residencia a Méjico, donde decoró el Salón de Embajadores del Palacio de las Naciones en la capital azteca, y le fuera cedido por Augusto Figueroa su estudio de Tampico, realizando viajes temporales a Nueva York y otros estados americanos, para regresar finalmente a Madrid, donde le llegaría la muerte el año 1977.
Juan Albert Roses |
Roses, copiando en todo momento estas Réplicas desde los originales del pintor cretense, iniciaría su especial obra en 1933, llevándole ésta 20 años de su labor. El mismo 1953, en que Roses diera por terminada la colección, ésta sería expuesta en el Capitolio de la Habana, pasando posteriormente a Santo Domingo y Panamá; a pesar de ello la obra no llegó a Madrid, a la provincia de la capital de España, hasta pasados ocho años, cuando el 1962 sería expuesta en los graneros de la Casa Grade de Torrejón de Ardoz.
Décadas estas, cincuenta y sesenta del pasado siglo, que la colección tendrían un positivismo pleno con su recorrido, pues pudo verse en lugares como el Palacio de Zappión de Atenas y el de Benacazón en Toledo, así como en Valladolid y Alicante, entre otros lugares, al tiempo que buena parte de la misma sería utilizada para filmar la película “El Greco”, que interpreta Mel Ferrer. Años más tarde (1974), la exposición total se expondría en Yecla, siendo adquirida por su Ayuntamiento en el 1979, para quedar instalada de manera permanente (1983), en el lugar que hoy ocupa en la Casa Municipal de Cultura.
Ocupa la Colección un amplio espacio aguardillado y de iluminación lograda, donde con estudiado modo se mezclan la luz natural con la artificial en acierto técnico, para que el más de medio centenar de copias puedan admirarse en el pequeño/gran Museo como si fueran aquellas originales que plasmara en sus lienzos el pintor cretense. El Entierro del Conde de Orgaz, Expolio, la Asunción, la Inmaculada, Cardenal Tavera, la Trinidad, la Virgen con el Niño, Vista de Toledo… Museo de Réplicas, que nacidas de la mano de un pintor del siglo XX (Juan Albert Roses), su perfección nos hace regresar a la clásica culminación que la genialidad de Doménikos Theotokopoulos, como si renovado el tiempo de los genios se estableciera entre nosotros con un modo actual y permanente.
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felicidades por la gran información de esta entrada.
Gracias por dedicar estas lineas a esta ciudad.
Y gracias tambien por responder tan rapidamente…..lo que necesites solo tienes que pedirlo
Saludos y nuevamente gracias